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¿La industria del cannabis medicinal ya rompió la estigmatización?

Federico Cock-Correa es el presidente para Colombia de la empresa PharmaCielo.

Federico Cock-Correa es el presidente para Colombia de la empresa PharmaCielo.

Foto:Cortesía PharmaCielo

Federico Cock-Correa señala que la regulación colombiana en este tema es de las más exigentes.

María Isabel Rueda
Uno de los cultivadores pioneros en la industria del cannabis medicinal, Federico Cock-Correa, dice que la ley colombiana que la regula es una de las más exigentes del mundo.
‘Necesitamos que el Gobierno crea en esta industria para que acabe de soltar las amarras legales y nos faciliten los permisos que requerimos’, dice.
Estudios recientes, calculando el tremendo potencial que tiene la industria del cannabis medicinal en Colombia, dicen que podría aportar entre 1,02 billones y 3,5 billones en impuesto a la renta, la mitad de la reforma tributaria…
En principio creo que casi todos los datos son un poquito de especulación. Este es un muy buen informe, pero viene otro en 15 días, cuya presentación la hará el director de Fedesarrollo en el foro de cannabis. Es un estudio de toda la industria y, probablemente, corroborará cifras como las que usted menciona.
También se dice que esta industria podría llegar a generar 100.000 empleos. ¿Eso es realista?
Nuestro cálculo es que, entre directos e indirectos, se generan más o menos unos 20 empleos por hectárea. La capacidad de producción del país, de acuerdo con el mercado, podrían ser mil o dos mil hectáreas. Entonces yo diría que el multiplicador inicialmente pueden ser entre 20.000 y 40.000 empleos, pero si logramos tener el 40,50 % de la demanda mundial para ofertar nuestro producto colombiano, pues podemos llegar de pronto a 50.000, 60.000 empleos, entre 5 y 7 años. Eso requiere un componente de credibilidad nacional; necesitamos que el Gobierno crea en esta industria para que acabe de soltar las amarras legales y nos faciliten los permisos que requerimos.
El presidente Duque, en el foro de Analdex, fue muy claro en que él no está en contra del cannabis medicinal. No quiere proliferación de industrias de garaje, sino empresas farmacéuticas con estándares internacionales...
Totalmente de acuerdo con la posición del Presidente. Nos brinda un gran apoyo con esa intervención tan clara. Era lo que esperábamos como inversionistas y a nivel del gremio para cambiar la mala reputación que hemos tenido por años.
Vamos al punto de la credibilidad, porque, para ser sinceros, a muchas personas de este país les da pena que Colombia vaya a convertir la marihuana, así sea medicinal, en uno de sus orgullosos modelos de exportación agropecuaria. ¿Esto es tan legítimo como exportar flores?
Nosotros en esta industria no hablamos de marihuana y tratamos de referirnos al cannabis medicinal, siempre enfocados en que ese sería el producto. Fue lo que definimos hace casi seis años, cuando comenzamos a hablar con el gobierno Santos.

Con el ICA registramos como 186 variedades, de las cuales ya hay legalizadas y certificadas 30

¿Cómo fue ese comienzo de lanzarse a romper prejuicios frente a un producto tan estigmatizado?
Sí, es un producto estigmatizado que comenzará a industrializar un país igualmente estigmatizado. PharmaCielo es la historia de un floricultor colombiano y un empresario canadiense, los cofundadores de la compañía, quienes arrancamos pensando en alternativas de dignificar y salvar la floricultura en ese momento de gran dificultad; cómo será que la llamábamos la ‘dificultura’, cuando el 60% de la industria estaba quebrada por efecto del dólar.
Comenzaron a buscar alternativas de diversificación…
Sí, investigamos en floricultura, en el tema de plantas medicinales, aromáticas, y dentro de la línea de plantas medicinales. Y una de las posibilidades que encontramos a nivel internacional fue esta del cannabis medicinal, que ya contaba con aprobación legal en Canadá y en varios estados norteamericanos. Así surgió la idea. Tratando de defendernos de la mala racha de la industria de las flores.
¿Qué tan comprobado está el efecto medicinal del cannabis en temas como el dolor, la artritis, la epilepsia, las molestias posoperatorias?
Lo primero que hicimos fue un diagnóstico de qué tan verdadero era el tema medicinal para aplicarlo acá. Soy floricultor hace 34 años, pero además cuento con la experiencia de una compañía que monté, Ecoflora, dedicada a la producción y procesamiento de plantas medicinales y aromáticas para la industria farmacéutica, alimenticia y agrícola, a fin de producir insecticidas botánicos y control de plagas y enfermedades. La tecnología en floricultura nos daba un punto de partida interesantísimo.
¿Ustedes, los socios, ya probaron los efectos de los productos que industrializarán?
A ver le digo. Hay una referenciación internacional con una validación científica desde hace muchos años, y muchos de los socios a los que fuimos invitando para invertir en la compañía que acabábamos de crear el socio canadiense y yo eran expertos en el tema medicinal, doctores, abogados, que ayudaron a crear la ley en Estados Unidos y Canadá. Durante dos años, nos reunimos para verificar si esto sí era tan medicinal o no. Hicimos una validación con productos, con productores, con procesadores y farmacéuticas americanas y canadienses que estaban vendiendo los productos, y la hicimos allá porque aquí no podíamos tener preexistencia ni validación de productos.
¿Qué tan difícil es la autorización para producir los derivados del cannabis medicinal?
Ante el Ministerio de Justicia hay que sacar licencias que diferencian entre el cultivo psicoactivo y no psicoactivo; las licencias de procesamiento son con el Ministerio de Salud, y de ahí siguen las licencias de registro de semillas e investigación, que son a través del Ministerio de Agricultura y se hacen con el ICA.
Los productores de marihuana medicinal locales están buscando estrategias que les permitan ingresar a mercados de Europa y Norteamérica.

Los productores de marihuana medicinal locales están buscando estrategias que les permitan ingresar a mercados de Europa y Norteamérica.

Foto:AFP

¿Cuántas variedades hay permitidas?
Con el ICA registramos como 186 variedades, de las cuales ya hay legalizadas y certificadas 30, con las que ya se nos da la autorización y el cupo para sembrar las plantas madres y comenzar ya el cultivo.
¿O sea, las variedades de cannabis que ustedes siembran no son psicoactivas? ¿Cómo se diferencian de las que sí?
Son dos líneas, dos familias: cannabis que está en la misma familia de cannabis sativa o índica y ahí se viene la psicoactividad o la no psicoactividad. ¿Cómo se identifica esto? A través de un proceso de analítica, con cromatografía, para mirar los perfiles del comportamiento de cada planta y ver qué componentes de cannabinoides tiene. Hacemos todo este proceso de caracterización y con eso ya sabemos cuáles tienen psicoactividad y cuáles no.
¿Cómo le va con los bancos? ¿Aflojan fácil la plata si la inversión va para el cultivo de cannabis o aún tienen ciertas reticencias?
Los primeros tres o cuatro años nos ayudaron, pero de un momento a otro recibieron una carta de advertencia del gobierno de Estados Unidos y pararon todas las operaciones, porque el Citibank, Wachovia, los bancos americanos, no permitieron la monetización. El único que tomó la decisión de ayudar fue el BBVA, que está apoyando la industria, y hay una aprobación por parte del Gobierno, desde el año pasado, de que el Banco Agrario autorice el manejo y la apertura de cuentas. Pero no tiene tan clara la monetización de inversionistas del extranjero para traer dineros acá. O sea que por ese lado estamos aún bloqueados.
Podemos decir que a pesar de todos estos obstáculos lógicos, tratándose de una industria nueva, que está siendo inventada, incluso en sus conceptos de tolerancia moral, cultural y ética, la del cannabis medicinal va bien...
Totalmente. No fue fácil el proceso con el gobierno anterior, lo convencimos. Hemos venido liderando esto con la asociación Asocolcanna, que creamos hace casi dos años. Viene el gobierno nuevo y, obviamente, tiene sus dudas, por lo que tuvimos que iniciar un proceso de sensibilización, de evangelizar al nuevo gobierno, lo llamamos así, y ha sido un proceso un poco largo, pero yo diría que se requería.

Cada paciente es diferente, por su metabolismo, por su genética y su comportamiento, y reacciona diferente ante cada variedad de cannabis

¿Ha dicho ‘evangelizar’ al Gobierno?
Sí. Y no solo al Gobierno. A la comunidad médica, a la universidad. Esto tiene un componente científico que hemos venido trabajando muy de la mano con las universidades y haciendo un entrenamiento de cursos, de diplomados; con médicos tenemos un grupo grande a nivel nacional, muy entrenados en esto, preparándose para cuando llegue ya la aprobación por parte del Invima de las medicinas que entrarán al mercado colombiano.
¿A usted, personalmente, cuál de los productos que tiene el potencial de producir industrialmente le gusta más?
Unos aceites refinados. Ya vamos casi que en la tercera o cuarta exportación en este último mes. Ese es el producto que más me gusta, porque con él vamos a convencer al mundo de que Colombia realmente está validado como el gran productor de materia prima para el mercado.
Pero no me ha contestado. ¿Ya se lo ha untado para un dolorcito?, ¿le ha servido?
Desde que comenzamos a producir y a caracterizar las variedades, hemos venido evaluando los productos, ya los presentamos al Invima, ya hay cinco productos de nuestra compañía registrados, y hay diez productos ya prerregistrados, que entrarán al mercado, después de todas sus pruebas de estabilidad, dentro de unos cuatro a seis meses más o menos.
¿Usted aspiraría a que, en un tiempo no muy lejano, el uso del cannabis legal en Colombia se extienda al recreativo?
Realmente nuestro enfoque filosófico de la compañía va hacia la parte medicinal. Si lo otro se viene desde Estados Unidos, desde Canadá, desde todo el mundo, con una aprobación del mercado recreativo, o el ‘wellness’ que llaman, pues estaremos preparados para eso, pero no es nuestro objetivo. La cosa es que ese mercado de ‘wellness’, que es de bienestar, es para estrés, insomnio, pero mucha gente lo utiliza con doble propósito de hacerlo lúdico-recreativo. Pero eso no es para que cualquiera se fume cualquier tipo de marihuana o de cannabis, pues tiene el efecto según sea la persona. Cada paciente es diferente, por su metabolismo, por su genética y su comportamiento, y reacciona diferente ante cada variedad de cannabis. El día en que venga la aprobación del cannabis recreativo, estaremos preparados para sacar el mejor producto para ayudar a la gente en sus problemas de comportamiento o de metabolismo, porque eso le va a traer bienestar.
Finalmente, no me ha hablado de sus cultivos. ¿Qué extensión tienen?
Son 27 hectáreas que tenemos como área acá en el municipio de Rionegro (Antioquia), con 12 hectáreas ya cultivadas, con toda la transferencia de la cultivadora de flores. Estamos montando la planta de procesamiento, que va a tener una capacidad a mediano plazo para procesar de 800 a 1.000 hectáreas.
¿Con quiénes trabajan?
Nuestras bases son varias: la una son floricultores, con su experiencia que podremos ir reconvirtiendo poco a poco, a medida que vamos convenciendo mercados con credibilidad farmacéutica. Pero además por ley, el 10 % de los requerimientos de cada empresa deben ser abastecidos por pequeños y medianos productores, y tenemos una alianza con productores de un cannabis que se cultiva en una zona del norte del Cauca, zona un poco compleja, pero ya tienen licencia.
¿Cuál es más agradecida, una flor o una planta de cannabis medicinal?
Las flores han sido mi pasión, su hermosura me llena de satisfacción, y mantengo ese mercado en mi corazón. Ahora estamos en lo de generar bienestar. Vamos a pasar de ‘la mata que mata’, como se la apoda, a la mata que alivia, que cura, y eso filosóficamente para nosotros es muy importante.
¿Nada que ver con la marihuana ‘creepy’, no?
No, no. Es que la marihuana creepy está en el mercadeo de la ilegalidad. Son variedades demasiado potentes que sacaron básicamente para generar una psicoactividad extrema, y no es ni siquiera una variedad, son muchas de las más potentes, que traban diez veces más, por decir, que las tradicionales. Es en lo que se han especializado algunas zonas del país, a producir un producto para el narcotráfico. El nuestro es un producto estandarizado para producir medicina, que debe ser dosificada y no excederse en su uso.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
María Isabel Rueda
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