Cuando el nombre de Rafael Mejía ya parecía sinónimo de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), surgió el anuncio, hecho este miércoles, de que este economista, que ha sido la voz de 47 gremios del agro, pasará a presidir la Bolsa Mercantil de Colombia, entidad mixta (sus accionistas son privados y el Estado tiene 12 por ciento de participación), especializada en negociación de productos agropecuarios, industriales, mineroenergéticos y otros.
Hace más de 15 años, un 15 de febrero del 2001, asumió el liderazgo de la SAC, que aunque es un gremio antiguo –fundado en 1871– estaba a punto de claudicar, con pérdidas de 1.204 millones de pesos en el 2000 y una escasa visibilidad. Al poco tiempo, Mejía recuperó la viabilidad económica del gremio y se volvió crítico y participativo de todos los procesos que han intentado buscar desarrollar al sector agropecuario.
¿Qué tan sorpresiva fue para usted su designación en este cargo?
Los últimos dos años fui presidente de la junta directiva de la Bolsa. Durante estos 15 años en la SAC, he tenido muchas ofertas de trabajo: formales, informales, unas públicas, otras privadas. Unas de las que ni siquiera me enteré de que existían, pero barajaban mi nombre. Me decidí por esta porque en ella confluyen cuatro aspectos: el saber para dónde se quiere llevar la Bolsa, tras presidir su junta por dos años. Segundo, en la Bolsa entran todas las posibilidades de comercialización del sector agropecuario. Tercero, porque la Bolsa va a ser fundamental para el posconflicto. Y, por último, para darle continuidad a la formación de precios de productos en el campo y, por esa vía, ayudar a aumentar la rentabilidad de los productores.
Su mayor reto en la SAC
Cuando entré a la SAC había una polarización muy grande. Una de mis primeras tareas fue ayudar a que la misma junta aprendiera a tener diferencias de opiniones en un sector tan complejo como el agro. Dentro de ese conglomerado de productos de la SAC, que representan casi 75 por ciento del PIB agropecuario formalizado, eran necesarias reglas para entendernos.
¿Cómo deja el gremio?
Dejo a un gremio consolidado, que ha sentado posiciones respetuosas y firmes pero técnicas, basadas en estudios y en la información de los gremios.
Nuestra búsqueda no era criticar, sino proponer. Desde esa perspectiva sugerimos, por ejemplo, cómo incrementar el crecimiento del sector, o cómo reducir la inflación.
¿Qué tanto avanzó la empresarización del campo, por la que aboga la SAC?
Mucho, si se entiende que un empresario puede ser pequeño, mediano o grande, y que hay grandes que no son empresarios y pequeños que lo son. El fin último de la empresarización es reducir la brecha entre pobreza y pobreza extrema del área rural frente a la urbana. Se ha mejorado, pero la brecha persiste.
La SAC fue parte clave en la negociación del acuerdo comercial con Estados Unidos. ¿Cuál fue el secreto para lograr cerrarlo?
Hubo un trato entre Luis Carlos Villegas (Andi) y Rafael Mejía (SAC), y fue que íbamos a presentar ante Estados Unidos una posición única y que aunque nos diéramos garrote y trompadas en privado, ni los medios ni los otros gremios se enterarían. Por eso se logró firmar el TLC.
El agro ha sido incluido como uno de los pilares para sustituir ingresos petroleros. ¿Cree que este sí será el año de la redención del sector?
Por ahora, aterra que el presupuesto del sector agrario se reduzca en 33 por ciento. Desmenuzando esa cifra, se ve que los gastos de funcionamiento cayeron en 5,5 por ciento, pero los de inversión lo hicieron en 41 por ciento.
Tratando de cuadrar las cuentas, hemos analizado que el Ministerio de Agricultura no va a ser ejecutor de las obras, sino que va a dictar la política agraria, por lo que su presupuesto se reduce en 51 por ciento. Pero al mismo tiempo se observa que al ICA lo reducen, mientras la Ministra de Comercio dice ‘exporten’, y el ICA es parte clave de la admisibilidad de los productos que van a los países donde tenemos TLC. Entonces, antes de irme, la SAC pide que haya coordinación del presupuesto, de manera que otros ministerios pongan algo para el desarrollo del agro.
La SAC, con Minagro, trabajan seis temas, y en ellos se ve la necesidad de coordinación. Aranceles, que depende de Mincomercio; agua, de Minambiente; laboral, con Mintrabajo; mecanización del agro, con industria; tributación, con Minhacienda y la Dian, y asistencia técnica y extensión rural, con Minagricultura. Siempre se le echa la culpa a un solo ministerio, pero todo depende de todo.
¿A quién sugeriría para presidir la SAC?
Esa es una decisión que tomará la junta directiva.
¿Hará cambios en la Bolsa?
En los dos últimos años, la Bolsa ha tenido una transformación. El anterior presidente, Francisco Estupiñán, venía haciendo una gran tarea. Participé en este cambio en la Bolsa desde la junta directiva, luego habrá continuidad, pero cada presidente tiene su propio estilo.
¿Qué hará a su llegada, el 1° de octubre?
Saludar a todos, porque una actividad como la de la Bolsa, en parte, depende del mercado, pero llegar a este depende de las personas. Buscaré fortalecer un área de investigaciones económicas en la Bolsa. Es algo indispensable, pues no podemos vivir de la coyuntura, hay que mirar qué va a pasar en 5, 10 y 20 años.
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