Ante el fuerte impacto laboral de la pandemia del covid-19 en América Latina, que disparó los indicadores de desempleo y de informalidad, uno de los efectos principales derivados de esta situación ha sido el incremento del trabajo en plataformas digitales, tanto para tareas locales como globales.
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Así lo señalaron en un informe conjunto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entidades que, en medio de una contracción del PIB en la región del 7,1 por ciento en 2020 y una tasa de desocupación que llegó al 10,5 por ciento, mostraron que la suspensión del trabajo presencial y las restricciones de circulación dieron paso a la proliferación del teletrabajo junto con el empleo en plataformas digitales de servicios y de bienes.
“Las condiciones de estos trabajos son heterogéneas; sin embargo, generalmente presentan ciertos rasgos que no cumplen con los criterios de un trabajo decente y se caracterizan por relaciones laborales que se diferencian tanto del trabajo asalariado como del trabajo por cuenta propia y en la mayoría de los casos no están cubiertos por la legislación laboral”, recalca el documento.
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Y destaca que en países con una migración laboral reciente significativa se observa entre los trabajadores de plataformas de ejecución local una elevada proporción de inmigrantes.
En Argentina, entre un 66 por ciento y un 84 por ciento de los trabajadores de plataformas de reparto son inmigrantes recientes, mientras que entre los conductores de vehículos vinculados a plataformas digitales solo entre un 5 y 15 por ciento lo son.
En el caso de Colombia, Costa Rica y la República Dominicana, países que en los años recientes han registrado grandes números de población inmigrante, sobre todo procedente de Venezuela, el 17 por ciento, el 11 por ciento y el 15 por ciento de los trabajadores de plataformas de ejecución local, respectivamente, son inmigrantes.
Es decir, en Colombia, una de cada seis personas que trabajan en plataformas ejecutando tareas asignadas a individuos es inmigrante. El porcentaje suele ser más alto en los casos de plataformas con menores barreras de acceso, como las de reparto, mientras que entre los trabajadores de plataformas como las de transporte de personas, la proporción es menor.
Las entidades alertaron porque en la pandemia, los trabajos por plataformas aumentaron a causa de la necesidad de reducir el contacto personal y mantener el reparto de bienes esenciales en las cuarentenas, pero “la evidencia sugiere que existe una alta precarización de esta modalidad de trabajo, caracterizada por la inestabilidad, largas jornadas de trabajo, ausencia de protección sociolaboral y la falta de opciones de diálogo y representación”.
Y destaca la necesidad de diseñar marcos regulatorios adecuados para establecer y proteger los derechos laborales de estos trabajadores.
Por ejemplo, en plataformas locales y globales, las personas tienen que aportar tiempo no remunerado para acceder a las tareas pagadas. En las primeras, esto implica tener un tiempo de espera hasta la asignación de una tarea, mientras que en plataformas de tareas de ejecución global puede tratarse de la preparación de una propuesta sobre la forma de enfocar una tarea. Y en ciertos trabajos, varias personas presentan propuestas, pero solo se contrata a una, de manera que las otras realizan una labor que finalmente no conduce a un trabajo pagado.
El documento agrega que a raíz del impacto de la crisis de 2020 y la lenta recuperación de los niveles de actividad económica, en 2021 los países de América Latina convivirán con tasas de desocupación más altas que las observadas antes del inicio de la pandemia, así como con la generación mayoritaria de empleos informales.
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