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La historia del joven emprendedor que quiere eliminar las filas

Foto:iStock

Mateo Bolívar creó en su primer semestre E-line, una aplicación que ayuda a evitar las filas.

Simón Granja
En la primera semana del primer semestre, Mateo fue al banco para abrir su primera cuenta de ahorros. Sus papás no vivían en ese entonces en Colombia, así que esa era la forma que tenían para enviarle dinero. Pasaron 15 minutos, 30, 40 y hasta 50, cuando el joven estudiante decidió que no iba a esperar más y que abriría la cuenta en un banco donde no le hicieran perder el tiempo. Sin embargo, más allá de que eso representó para el banco la pérdida de un cliente, para Mateo significó un antes y un después.
“Encontré una necesidad y una solución”, explica el joven de 20 años que en este momento está en Suiza disfrutando de una beca de Star Global, una aceleradora que ayuda a jóvenes emprendedores de otros países a sacar adelante sus proyectos productivos.
De esa fila insoportable que soportó Mateo hace tres años surgió su idea de crear E-line, una aplicación que elimina las filas. “Conectamos al local o empresa con el cliente para hacer más eficientes esos tiempos que resultan generalmente en una pérdida para todos”, explica.
Mateo estudia Administración de Negocios Internacionales en la Universidad de La Sabana. Ha tenido que aplazar varias veces los semestres porque su emprendimiento despegó y luego se le ocurrieron otros, y además se ganó esta beca, y participó en Shark Tank, y son muchas cosas las que hace y las que quiere hacer que el tiempo casi que no le alcanza. Menos mal se encontró con People Building Future, una aceleradora de emprendimientos colombiana que le ha ayudado a andar con más firmeza por el camino del emprendimiento. Pero, sin duda, su mayor impulsora ha sido su mamá, Marta Sierra, quien incluso hoy en día es representante legal de sus emprendimientos y la directora comercial.
Esta es una de las tantas historias de jóvenes emprendedores colombianos.

E-line lo que busca es hacer más eficientes los procesos de espera por producto, que la gente no haga fila, no tenga que estar en salas de espera

¿Cuál es la historia de E- line?

Yo tenía esas ganas de emprender que tiene prácticamente cualquier persona que entra a estudiar administración. Pero más allá de eso, no tenía nada. Un día me encontré con la necesidad y el problema y decidí hacer algo al respecto. E-line lo que busca es hacer más eficientes los procesos de espera por producto, que la gente no haga fila, no tenga que estar en salas de espera. Lo único que hice fue conectar dos puntos... Si van a ser dos horas y media de espera, no pasa nada siempre y cuando yo pueda esperar desde mi casa y que me avisen cuándo va a ser mi turno para llegar en el momento preciso...

¿Cómo surgió la alianza con People Building Future?

Empecé con E-line en el primer semestre de la universidad, tenía 17 años. Inicié como cualquier emprendedor: sacar un prototipo, fallar, quebrarse, buscar plata... Aprendí mucho en esos primeros años. La idea funcionaba muy bien en el papel, pero no tenía la forma de escalarla. Necesitaba de alguien que me guiara, que se pusiera la camiseta y me ayudara a construir de cara al futuro. Me encontré ahí con People Building Future, y me ayudaron a darle todo lo que yo no le podía dar a E-line y ahora estamos en ese camino juntos.

¿Qué hace su plataforma hoy en día?

Es un sistema de reservas, de control de aforos, de turnos remotos para que en cualquier lugar donde toque esperar un producto o un servicio lo pueda utilizar en otras cosas. Hemos hablado con aeropuertos para hacer pilotos de abordaje en salas de espera, con notarías, con restaurantes, secretarías de transporte; les apuntamos a bancos, centros de servicio al cliente como Claro, Movistar; barberías, talleres de revisión técnico-mecánica, consultorios médicos... la lista de lo que puede hacer esta aplicación es infinita.

¿En qué momento se materializó la aplicación?

Fueron distintas etapas las que se empezaron a vivir con el proyecto. Primero intenté sacar un prototipo de lo que me imaginaba podía ser una buena funcionalidad... no fue tan claro como me lo imaginaba en la cabeza al principio, pero me sirvió para validar, empezamos a usarlo en universidades... Empezamos a hablarlo con potenciales clientes. Me decían: ‘Listo, chévere pero necesita esto, y esto...’. Levantamos inversión, fuimos a Shark Tank y empezamos a construir el producto de manera más robusta. Y el impacto que hemos empezado a tener curiosamente ha sido en este tiempo de pandemia, cuando ha cogido más fuerza y cuando ha dejado de ser un emprendimiento y una idea buena de un universitario para coger toda la forma de empresa con impacto.

Desde el principio es un camino muy incierto, pero cuando uno tiene ya el círculo de personas con experiencia que lo pueden guiar, ya es muy distinto

Usted, administrador, no desarrollador, ¿cómo fue crear la aplicación?

Sí, no tenía sentido volverme experto en algo que no era mi fuerte, sino más bien centrarme en la conceptualización. Después empecé a trabajar con una empresa llamada Pop Corn, que acompaña a emprendedores de etapa temprana para construir productos escalables; y lo que hacen, a su vez, es tercerizar el desarrollo. Yo les decía lo que necesitaba en español y ellos lo pasaban a lenguaje de código, y con eso lo empezamos a construir para que fuera mucho más escalable. Hace poco nos dimos cuenta de que fue una etapa que funcionó bastante bien, pero que ya es hora de ir cerrando y se dará el paso de construir nuestro propio equipo tecnológico para poder tener todos los recursos en casa.

¿Cómo fue la implementación en la Universidad de La Sabana?

Desde un principio tenía claro que mi prueba piloto sería en los restaurantes de la universidad. Cuando solo era una idea, me escucharon y me dieron mucho apoyo sin esperar nada a cambio. La Sabana siempre tiene las puertas abiertas para sus estudiantes. La implementación será progresiva, y empezaremos con Punto Sándwich.

¿Qué ha aprendido de las caídas que ha tenido?

Es un camino constante de caída tras caída, pero, pues, la gracia es no volver a caer en el mismo hueco. Desde el principio es un camino muy incierto, pero cuando uno tiene ya el círculo de personas con experiencia que lo pueden guiar, ya es muy distinto. Creo que el aprendizaje principal ha sido el de aprender a hacer las cosas simples y validar rápido y centrar todo en los clientes.

¿Cuál es su ambición?

Lo que veo para mi vida es estar todo el tiempo involucrado en emprendimientos. No necesariamente en los mismos, sino también poder hacer lo que otras personas han hecho por mí hasta el día de hoy, y es que se involucran, están pendientes de los otros negocios, son ángeles inversionistas, están apoyando, tienen experiencia, pueden ser mentores y apoyan a esos que están comenzando su camino para que sea mucho más fácil. Quiero poder ayudar a la mayor cantidad de emprendedores que pueda, porque hay muchísimo potencial que se desperdicia porque no reciben apoyo.
SIMÓN GRANJA
REDACCIÓN DOMINGO
Simón Granja
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