La desaceleración le sigue pasando cuenta de cobro al empleo en Latinoamérica y el Caribe.
El director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), José Manuel Salazar, le dijo a EL TIEMPO que en diciembre es probable que se supere el 6,4 por ciento promedio del mismo mes del 2015.
“En 2015 dijimos que era una desaceleración en cámara lenta, y la llamamos así porque se diferenciaba del 2008 y 2009, y en razón a que no fue abrupta y sincronizada. Ahora, hay velocidades distintas, porque mientras hay países creciendo al 5 por ciento, como Perú, Brasil y Venezuela están en recesión, y hay otras naciones con PIB de uno o dos por ciento”, explicó el directivo. (Lea también: El campo lidera la generación de trabajo en el país)
Por ello, agregó, la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en días pasados aumentó de dos a seis el número de naciones en contracción, respecto a lo que se preveía a inicios de año.
“Le puedo adelantar que hay más malas noticias porque la realidad es la misma y eso no es bueno para la tasa de desocupación, la informalidad, la reducción de la pobreza y el comportamiento de los salarios reales”, agregó. El directivo encabezó este jueves en Bogotá la presentación del informe ‘Trabajar en el campo en el siglo XXI’.
El estudio concluye, entre otros, que una de cada cinco personas en la región Caribe trabaja en el campo, en una tendencia a la baja por la creciente urbanización y las brechas económicas y sociales entre las zonas urbanas y rurales. Según el directivo, el campo no es lo que era 20 o 30 años atrás, porque además de transformaciones como la urbanización acelerada, hay menos jóvenes y más adultos mayores, una reducción del empleo agrícola y un aumento de las ocupaciones no agrícolas en la región. (Además: Se pierden puestos laborales en seis ramas de la economía del país)
“A pesar de los avances, persisten grandes brechas. El sector rural concentra el núcleo duro de la pobreza, la exclusión y la informalidad en la región”, agregó Salazar.
Por ello, piden a los gobiernos redoblar esfuerzos para la inclusión productiva y laboral de los emprendimientos en el campo.
El informe añade que aun así el desempleo en el campo es bajo. La tasa promedio regional de desocupación de 3,1 por ciento es menor a la urbana, de 6,9 por ciento. Sin embargo, esta situación está en parte explicada por la necesidad de trabajar ante las altas tasas de pobreza y el menor acceso a la educación. El directivo plantea que se debe profundizar la diversificación de las economías, así se reduzca a futuro el número de trabajadores en el campo, porque es posible elevar la productividad con la tecnología.
“La violencia ha afectado el empleo y el desarrollo rural en Colombia, y aunque se mantiene en el promedio de la región, tiene oportunidades en agroindustria y turismo si supera el conflicto interno”, concluyó Salazar para este diario.
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