La suerte de la reforma tributaria empieza a correr por cuenta de lo que suceda en el Congreso, donde el Gobierno tendrá que convencer sobre las bondades del proyecto que tiene opinando al país.
Una de las primeras críticas que le hacen es que solo quedan 8 semanas para aprobarla y, más aún si, para que se apruebe sin sesiones extras, las comisiones económicas legislativas tendrían que sacarla antes del 15 de noviembre, lo que de entrada es imposible.
La situación se complica más porque no será lo único que deberán debatir y aprobar estas comisiones.
Precisamente mañana se dará inicio al análisis del proyecto de presupuesto de regalías 2017-2018, que también tiene una alta dosis de controversia.
Desde que se conoció este proyecto, tiene nerviosos a los congresistas, sobre todo a los representantes de regiones productoras de petróleo y minerales, pues casi todas las partidas fueron recortadas.
La propuesta presupuestal, aforada en 11,8 billones de pesos, no solo llamó la atención porque la crisis petrolera aún no ha pasado, lo que implica que podría ser difícil lograr un recaudo por ese monto. También inquieta, y en particular a la Contraloría general, el hecho de que existan recursos por 11 billones de pesos en el FAE (Fondo de Ahorro y Estabilización) que son susceptibles de ser desahorrados, no obstante tratarse de un monto similar al que se tiene previsto para el presupuesto de los dos próximos años.
El riesgo, según el organismo de control, es que “el Congreso apruebe un desahorro extraordinario, como lo hizo en el presupuesto 2015-2016, lo cual es crítico y lleva a alertar sobre la conveniencia de una decisión así”.
En cuanto a la tributaria, que entraría en la agenda de los debates la primera semana de noviembre, llega con el antecedente del proyecto de presupuesto general del 2017, aprobado contra reloj y que no dio espacio para modificarlo.
El senador Bernabé Celis, de la comisión tercera, advierte que “el Gobierno demoró mucho en presentarla”.
Antonio Navarro, también de la comisión tercera de Senado, dijo que este equipo legislativo estará muy congestionado con ambos proyectos, pues son muy polémicos.
Para David Barguil, de la Cámara, “se ha paralizado la agenda de los demás proyectos de esta comisión”.
Y al senador Antonio Guerra le preocupa que la tributaria se tenga que aprobar contra reloj.
La ventaja es que en el país hay fiebre por estudiar la reforma. Cada sector busca su impacto. Las cooperativas, por medio del gremio Confecoop, aseguran que “no comparten la idea de que las cooperativas se puedan convertir en sociedades comerciales”, como lo señala el proyecto. Esto “es opuesto a sus principios".
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