Con el voto a favor del brexit lo que significó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, las perspectivas sobre el crecimiento económico mundial se deterioraron aún más. Los pronósticos de las distintas autoridades presentaron revisiones hacia la baja. Por su parte el Fondo Monetario Internacional – FMI, el mes pasado anunció su proyección sobre el crecimiento de la economía mundial del 3,1% para este año y 3,4% para el 2017 (con una revisión a la baja de 0,1%).
Estas expectativas responden en primer lugar, a los riesgos derivados de la incertidumbre generada por el anuncio del brexit, el cual aumentó la volatilidad y tensión en los mercados financieros y por ende, el nivel de aversión al riesgo de los inversionistas; en segundo lugar, el deterioro de los bancos en Italia y Portugal como consecuencia de la crisis financiera del 2008, no superado aún después de 8 años; en tercer lugar, las divisiones políticas en algunos países desarrollados que pueden desviar el esfuerzo hacia las reformas para contrarrestar la desaceleración económica; en cuarto lugar, las tensiones sociales y políticas en distintas regiones que han motivado propuestas hacia el proteccionismo; y por último, el terrorismo en Oriente Medio. De esta manera, se espera que las condiciones financieras a nivel internacional sean más restrictivas y la confianza en general disminuya.
Así mismo, el FMI prevé el crecimiento de Japón en 0,3% para este año y 0,1% para el 2017; la zona del euro crecerá 1,6% y 1,4%; Estados Unidos 2,2% y 2,5%; China 6,6% y 6,2%, respectivamente –aunque el deterioro de la comunidad europea podría afectar significativamente la economía del gigante asiático–.
Por su parte, la Cepal proyecta un decrecimiento de los países de América Latina y el Caribe del -0,8% para el 2016, mayor al registrado en el 2015 (-0,5%). Las naciones con contracción económica y bajo crecimiento serán Venezuela (-8,0%), Suriname (-4,0%), Brasil (-3,5%), Trinidad y Tabago (-2,5%), Ecuador (-2,5%), Argentina (-1,5%), Colombia (2,7%), Paraguay (2,8%) y Chile (1,6%), Uruguay (0,5%). Sin embargo, se espera una dinámica positiva en la región, que provendría de República Dominicana (6,0%), Panamá (5,9%), Nicaragua y Bolivia (4,5%), y Costa Rica (4,3%) y Perú (3,9%).
En este escenario, las recomendaciones de la Cepal se inclinan hacia políticas que incentiven la inversión: “La capacidad de los países para acelerar el crecimiento económico depende de los espacios para adoptar políticas que apoyen la inversión. Estas deben acompañarse con esfuerzos para cambiar la conversación entre el sector público y las empresas privadas. Aumentar la productividad es también un desafío clave para avanzar en una senda de crecimiento dinámico y estable”. Así mismo, el FMI aconseja establecer medidas que impulsen la demanda, siempre y cuando no se presenten presiones inflacionarias.
El reto es grande para el gobierno colombiano. ¿Qué hacer cuando se requiere un impulso a la demanda, especialmente a la inversión y un aumento de la productividad, mientras que, los indicadores macroeconómicos han motivado a las autoridades a aplicar medidas contractivas?
En primer lugar, el alto déficit fiscal exige una contracción del gasto público y una reforma tributaria con aumento de impuestos; en segundo lugar, los bajos precios internacionales de los productos básicos contribuyen al aumento cada vez más del déficit comercial; en tercer lugar, se encuentra el alto nivel de inflación que motivó al Banco de la República a aumentar las tasas de interés desde septiembre del año anterior; en cuarto lugar, Moddys modificó la perspectiva de la calificación para la banca colombiana de estable a negativa; y por último, la lenta dinámica del comercio internacional y la desaceleración mundial.
No podemos seguir esperando jalonamientos del exterior, la tarea del Gobierno es encontrar medidas internas que se enfoquen en incentivar el crecimiento económico, enfrentando las turbulencias de los mercados financieros y la inestabilidad mundial. Requerimos inversión para el sector agrícola y el sector industrial, y medidas que fortalezcan el sistema financiero para soportar los coletazos de los mercados internacionales.
ANA MARÍA OLAYA
DIRECTORA DE ECONOMÍA Y FINANZAS INTERNACIONALES
UNIVERSIDAD DE LA SABANA