Todo cambia. Bogotá evoluciona, las localidades crecen, los barrios se renuevan, y, con esta dinámica, los centros comerciales no están exentos del cambio, pues son un actor fundamental en las comunidades. De hecho, tienen la capacidad de suplir las necesidades, brindar entretenimiento y ser parte de la vida de las personas.
En el siglo XXI, la renovación es pedida por los mismos clientes, informados y exigentes, lo que obliga a reinventar estos espacios para ser competitivos y atractivos a los distintos públicos, manteniendo vigente la oferta y demanda.
De esta manera, la renovación arquitectónica enfocada en el medio ambiente juega un papel fundamental para ofrecer al ciudadano más que una visita al centro comercial, una verdadera experiencia de compra. Hoy es necesario pensar en acciones responsables con el planeta, que aplicadas a la arquitectura son condensadas en unas instalaciones más amigables, donde prima la luz natural. Todo esto en armonía con el interiorismo en el que el color blanco, los tonos tierra y la decoración con plantas son fundamentales.
Y, claro, el aspecto exterior no se puede dejar de lado cuando se emprende un proceso tan ambicioso. Para esto es necesario buscar la integración de los conceptos exteriores e interiores, teniendo en cuenta el uso de nuevos materiales que permiten cambiar la presentación de las fachadas, sobre todo si las tendencias del pasado han evolucionado del ladrillo prensado, que era el estilo arquitectónico de hace más de veinte años. Por ejemplo, ahora se puede pensar en recubrimientos modernos como el
Trespa que evocan la madera natural.
Incluso, más allá de la acertada elección del diseño y los acabados, estos procesos obligan a superar otro reto: hacer la intervención, sin impactar el día a día del centro comercial. Para ello, se requiere planeación y un gran trabajo coordinado para remodelar en la noche y tener las puertas abiertas de día. En el caso de Salitre Plaza, que ya es una realidad, tomó tres años entre la etapa de diseño, ejecución de obra y terminación. Actualmente, los habitantes de Bogotá, vecinos, los 1,3 millones de visitantes mensuales y las distintas marcas que hacen parte del lugar pueden disfrutar de los resultados de un proceso que demandó una labor compleja para estar a tono con las nuevas tendencias.
REDACCIÓN VIVIENDA