La inflación en agosto en Colombia confirma que los altos niveles de los últimos meses respondían, en mayor proporción, a desequilibrios de oferta, más que a excesos de demanda.
En agosto la inflación mensual fue negativa (-0.32%). Los alimentos fueron los que determinaron la reducción de la inflación al registrar un descenso del (-1.54%) con una participación dentro de la canasta familiar del 28.2%. El segundo, lugar con decrecimiento lo ocupó diversión (-0.09%); y, por último, comunicaciones (-0.06%). A pesar de este descenso, los rubros con más alta inflación anual siguen siendo los alimentos (13.06%), salud (8.2%), diversión (6.5%) y educación (6.46%).
En lo corrido del año el índice de precios al consumidor es 5.31%, esto significa que el salario real de los colombianos se redujo en 5.31%, es decir, el salario perdió capacidad adquisitiva en 5.31% durante los primeros ocho meses del año. Si Yayita Mendieta firmó un contrato laboral en enero de 2016 con un salario mensual de $1´000.000, en agosto de 2016 Yayita recibió el mismo $1´000.000 de salario, pero su capacidad real de compra disminuyó a $947.000=, por lo tanto, el salario real de Yayita se redujo en $53.000=.
Sin embargo, los datos de inflación de agosto indican una reducción que se debe principalmente a que los efectos de choque transitorios de oferta, como lo indica el Banco de la República, se han apaciguado gracias a la finalización del Fenómeno de El Niño y al freno en la tendencia al alza del dólar.
Aunque el indicador mensual (-0.32%) señala un incremento en el salario real de Yayita de tan sólo $3.200 con respecto al mes anterior, los colombianos celebramos con gran regocijo el cambio de tendencia en el nivel de precios de la economía. A pesar de que el alivio financiero no lo percibamos significativamente aún en los hogares, las expectativas cambiaron y seguramente la especulación en los mercados de alimentos se reducirá de manera significativa.
Tanto las expectativas como la especulación en los mercados son variables fundamentales causantes de variaciones en la inflación en toda economía. Por esta razón, el Banco de la República elevó tasas de interés hasta llegar a 7.75% con el fin de restringir la demanda de dinero y, por ende, la demanda de bienes y servicios.
La autoridad monetaria se la jugó para salir de una gran encrucijada en la que debía enviar señales al mercado con medidas para frenar la inflación, teniendo muy claro que esas medidas reprimen la demanda y la inversión, por lo tanto, el crecimiento económico.
Situación difícil en un escenario en el que el Gobierno debe reducir el gasto público, en el que el déficit comercial se encuentra en niveles altos de riesgo, en el que esperamos una reforma tributaria que exige mayores impuestos a los colombianos, en el que se perfila una reforma pensional que afectará aún más el bolsillo de todos aquellos que cotizamos con esfuerzo y, además, en el que el entorno internacional se encuentra debilitado.
Parece ser que, aunque las causas del incremento de la inflación de los últimos meses responden principalmente a desequilibrios de oferta y a pesar de que las expectativas sobre la dinámica de la demanda no son nada alentadoras, el Banco de la República se la jugó aplicando medidas que frenan la demanda, dándole prioridad a las expectativas sobre inflación y a la preservación de la credibilidad en la autoridad monetaria en el país.
ANA MARÍA OLAYA
DIRECTORA DEL PROGRAMA DE ECONOMÍA Y FINANZAS PERSONALES
UNIVERSIDAD DE LA SABANA