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Medidas que urgen para atajar la creciente pobreza que azota el país

Según el Banco Mundial, la pandemia puede llevar a la pobreza extrema a unas 100 millones de personas en todo el mundo.

Según el Banco Mundial, la pandemia puede llevar a la pobreza extrema a unas 100 millones de personas en todo el mundo.

Foto:Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO

A los 17,4 millones de personas en esta condición en 2019 se sumarán las que deje este año.

A las complicaciones económicas y sociales que vive el país debido a los graves efectos de la pandemia se sumaron esta semana tres graves datos, luego de que el Dane publicó las cifras de pobreza y desigualdad correspondientes al 2019.
Las primeras cifras fueron el aumento de un punto porcentual en la pobreza monetaria, que llegó al 35,7 por ciento en 2019, lo que implica que 17,4 millones de personas, antes del embate de la pandemia, estaban en esta condición y que, de estas, 4,7 millones estaban en pobreza extrema.
Según el Dane, mientras que 661.899 personas entraron en pobreza monetaria (sus ingresos mensuales están por debajo de 327.674 pesos), otras 728.955 agudizaron su situación y pasaron a la pobreza extrema, al tener ingresos inferiores a 137.350 pesos.
Pero el otro dato revelador, según Jairo Núñez, investigador del centro de estudios económicos Fedesarrollo y experto en temas de pobreza y desigualdad, es que con el cambio de metodología tras las recomendaciones de una comisión de expertos –y que sinceraron las cuentas–, entraron en pobreza 4 millones de personas más de las que se venían reportando desde agosto de 2011, cuando, en un cambio muy polémico, “bajaron la línea de pobreza a las malas”.
El año pasado la pobreza que informó el Dane para 2018 fue del 27 por ciento. “Llevamos 10 años haciendo la política social con datos equivocados o sin incluir a 4 millones de personas que no se consideraban pobres sino de clase media”, alertó.
Tanto para Núñez como para Jorge Iván González, docente de las universidades Nacional y Externado, el aumento de un punto en la pobreza mostró que las cosas no iban tan bien y que el alza del desempleo pasó la cuenta de cobro.
Y algo más delicado aún son las estimaciones que se hacen para el 2020, toda vez que, por el golpe de la pandemia al empleo y el ingreso de los hogares, Fedesarrollo calcula que la pobreza subirá al 49 por ciento, es decir que casi la mitad de la población estará en esta condición. “En pobreza extrema pasaremos al 14 por ciento, desde un nivel de 2019 de 9,6 por ciento, lo cual es una situación muy grave”, advierte Núñez.

¿Qué hacer y cómo?

Los analistas plantean una mezcla de diferentes ‘formas de lucha’ para corregir en el corto y mediano plazo esa fuerte estela de pobreza, enmarcada en una situación igual para toda América Latina y el Caribe, región para que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe prevé un aumento de 28 millones de nuevos pobres. “El panorama es absolutamente dramático”, agrega Gónzález.
En el corto plazo, Núñez propone no solo extender el ingreso solidario hasta diciembre de 2021 (por ahora va a hasta junio), sino aumentar la contribución por familia hasta los 330.000 pesos (actualmente son 160.000 pesos al mes) para regresar a niveles de pobreza monetaria del 36 por ciento.
“Hemos propuesto que entre el 40 y el 50 por ciento de todos los hogares deberían recibir esa suma, ya sea a través de Familias en Acción, Ingreso Solidario o con un paquete de programas que subsidien ese valor a este porcentaje de los hogares. Esto vale 2,5 por ciento del PIB”, explica el experto.
Y agrega que para comenzar el largo camino de la recuperación hay que iniciar por la reactivación del sector productivo y las empresas; luego, seguir con una política de empleo y tratar, al mismo tiempo, de subsidiar a las empresas que generen empleo, mientras que en paralelo se subsidian los hogares muy pobres e informales.
Entre tanto, el profesor Jorge Iván González considera que el punto de partida debe ser un fuerte impulso al gasto público (ver nota anexa) y a la obra pública. “Estoy de acuerdo con el préstamo del Banco de la República al Gobierno, no para entregarlo a las empresas como pide Bruce Mac Master (presidente de la Andi), sino para hacer obra pública que genere empleo ya”, indica.
El llamado es a utilizar estos recursos en sembrar árboles ya, hacer vías terciarias, arreglar aceras y construir colegios, entre otros. “Si usted le da plata a un zapatero del barrio Restrepo (en Bogotá), se la entrega al dueño del local con el que está peleando hace tres meses y ahí quedó la plata”, dijo.
Para Núñez, una parte del empeño será para enfrentar el aumento de la pobreza en zonas rurales observado en 2019, pero el mayor esfuerzo debe enfocarse para enfrentar la gran crisis que dejará en las grandes ciudades el coronavirus, y en ese sentido los alcaldes tienen una gran responsabilidad.

Un esfuerzo que se deberá pagar con más impuestos

Las fórmulas que plantean los dos analistas e implican un esfuerzo fiscal en consonancia con recomendaciones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) tendrán, en todo caso, que involucrar inevitablemente ajustes tributarios, dado el al nivel de gasto público y deuda que está asumiendo el país.
Para Jairo Núñez, investigador de Fedesarrollo, en esa reforma fiscal, que debería entrar a operar en 2022, con el IVA la propuesta es mantener la devolución que ya funciona a las familias más pobres y dejar una tarifa general que pague el resto de la población con mejores ingresos, mientras que para el impuesto de renta el planteamiento es que toda la población declare renta y que los más ricos paguen un impuesto alto; la clase media, una tarifa intermedia, y las clases bajas, un impuesto negativo, es decir, que reciban un subsidio.
“Hacia allá deberíamos avanzar, pero en el Congreso es difícil por el componente político que no deja que lo técnico avance por hacer populismos”, agregó.
Pero el catedrático Jorge Iván González cree que el camino es retornar a impuestos al patrimonio, a los dividendos, subir el rango superior del impuesto de renta y quitar exenciones. “Pero el Ministerio de Hacienda está pensando en forma diferente, y la clase media está reventada. Uno paga el 10 o 12 por ciento de tarifa efectiva, y Uribe paga el 3 por ciento”, agregó.
Esta semana, en un documento el FMI indicó que tras el esfuerzo hecho hasta ahora, los gobiernos deben asegurarse de no retirar el apoyo fiscal tan rápido, pero deben ser más selectivos y no ser un obstáculo en las reasignaciones sectoriales necesarias al reanudarse la actividad económica.
Y al señalar que las economías emergentes y de bajo ingreso con limitaciones de financiamiento tendrán que generar más con menos, reordenando las prioridades del gasto y mejorando su eficiencia, el organismo multilateral dio pautas en el frente tributario.
En la edición de octubre de la publicación Monitor Fiscal, esta semana el organismo indicó que los gobiernos deben tomar medidas para mejorar el cumplimiento tributario y evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables.
“Los ingresos resultantes contribuirían a pagar servicios críticos, como las redes de salud y de protección social, durante una crisis que ha afectado de manera desproporcionada a los segmentos más pobres”, dijo.
Y señaló que a medida que las economías comiencen a recuperarse, los gobiernos deben aprovechar este momento para tomar distancia del modelo de crecimiento previo a la crisis y acelerar la transición hacia una economía digital y con bajas emisiones de carbono, ya que la ‘tarificación’ del carbono alienta a las personas a reducir el uso de la energía y a optar por alternativas menos contaminantes
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Subeditor de Economía y Negocios
En Twitter: @omarahu
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