El viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao, adelantó los detalles de la nueva normativa que están ultimando los reguladores.
El límite máximo del capital en manos de accionistas extranjeros en compañías de seguros de vida y gestoras de valores, fondos y futuros pasará del 49 por ciento actual al 51. A los tres años (cinco en el caso de las aseguradoras), la restricción se eliminará por completo.
También se levantarán las restricciones a la participación extranjera en los bancos locales, aunque no está claro cuándo entrará en vigor la medida.
Actualmente, un inversionista foráneo puede hacerse como máximo con el 20 por ciento del capital de una entidad china, y a la vez ese banco no puede tener más del 25 de su accionariado en manos extranjeras.
“El sector de los servicios financieros en China estará abierto a los actores extranjeros casi en su totalidad en los próximos cinco años”, aseguró Zhu, citado por la prensa local. El alto cargo señaló que es “el momento adecuado” para llevar a cabo una reforma de tal calibre en un sector que ha sido de los más protegidos por el Gobierno chino, con numerosas barreras de entrada que impedían, según han denunciado repetidamente las entidades extranjeras, competir de igual a igual con los rivales locales. “Esta apertura es decisiva, y sus efectos tendrán un gran alcance”, dijo. La cuota de mercado actual de los bancos extranjeros en China no llega al 2 por ciento.
El anuncio se ha producido un día después de que el presidente Donald Trump pidiera a su homólogo chino, Xi Jinping, un mayor acceso para las empresas de su país al mercado chino.
El viceministro Zhu compareció el viernes para hablar de los resultados de la visita de Estado de Trump y aseguró que la parte china informó de la medida durante sus conversaciones con Estados Unidos, pero no relacionó directamente un hecho con el otro.
Varios altos cargos en Pekín, como el gobernador del Banco Central, Zhou Xiaochuan, habían sugerido desde hace meses una apertura del sector para hacerlo más competitivo.
La decisión, que a falta de ver cómo y cuándo se implementa ha sido considerada por varios analistas un “hito” en el proceso de apertura china, se conoce semanas después de la celebración del XIX Congreso del Partido Comunista, durante el cual el presidente Xi salió reforzado y convertido en el líder con más poder en el país desde los tiempos de Mao Tse Tung.
Luego de un primer quinquenio en el cual sus promesas de reforma económica no se han cumplido, los analistas ven posible una segunda parte de mandato más proactiva. “Sus pensamientos, incluidas sus políticas económicas, han quedado consagradas en los estatutos del partido”, explica Andrew Polk, socio de la consultora Trivium.
Aparte del tiempo que tarden las autoridades en implementar estas medidas (en China estos procesos son muy meditados y se dan de forma progresiva), está por ver hasta qué punto los inversionistas extranjeros decidirán entrar o subir su presencia en un sector en crecimiento pero en manos de gigantes estatales.
“Los bancos y otras instituciones financieras en China son tan grandes que la propiedad extranjera de algunas compañías no amenazará la cuota de mercado de los grandes”, dicen desde Trivium.
La apertura del sector financiero también puede ser una estrategia de los reguladores para atraer nuevos flujos de inversión extranjera, partida que se ha estancado en los últimos años.
XAVIER FONTDEGLÒRIA
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