A la par de los fuertes ajustes que han tenido que hacer en los últimos dos años las petroleras, grandes y pequeñas, para adaptarse al nuevo entorno de precios internacionales del petróleo, y pese a que la búsqueda de nuevos recursos se contrajo casi en su totalidad, la industria de la exploración en el mar (offshore) no se quedó quieta y ya muestra avances importantes, en medio la actual coyuntura.
Con la posibilidad de ser la nueva frontera que en el mediano plazo permita recuperar las reservas probadas de crudo, que el año pasado bajaron hasta los 2.002 millones de barriles (autosuficiencia de 5,5 años), y el abastecimiento de gas a precios competitivos, las autoridades y las empresas tienen logros por mostrar en cuanto a la adecuación de la regulación y en nuevos proyectos para buscar hidrocarburos.
La cabeza de la Dirección General Marítima (Dimar), vicealmirante Pablo Emilio Romero, indicó que la entidad a su cargo está atendiendo los trámites de perforaciones adicionales por parte de Anadarko, firma estadounidense que a mediados del 2015 confirmó, con el pozo Kronos-1, la presencia de hidrocarburos en el bloque Fuerte Sur (a 53 kilómetros de la costa de Córdoba y Antioquia), que comparte con Ecopetrol. (Lea también: Precios del petróleo pasan de nuevo la barrera de US$ 50)
Y es que luego del anuncio del Ministerio de Minas y Energía de la aprobación de las primeras tres zonas francas, que beneficiarán a firmas como Anadarko, Ecopetrol, Petrobrás, Repsol, Shell, ExxonMobil y la noruega Statoil, que podrán acceder a beneficios en el impuesto de renta, IVA y aranceles, las empresas están reactivando o incrementando sus actividades.
El presidente de Anadarko en Colombia, Alberto Gamboa, reiteró que para final de año está prevista la perforación de un pozo en el bloque Purple Angel, localizado en aguas profundas frente a las costas de Córdoba y Sucre, y cuyo objetivo es probar objetivos similares al gas que se encontró con el pozo Kronos-1 el año pasado.
Asimismo, la Dimar también está revisando nuevas solicitudes por parte de la holandesa Shell y de la brasileña Petrobras, para hacer nuevas actividades de sísmica en bloques ubicados también en el mar Caribe.
Igualmente, teniendo en cuenta que empresarios del sector naviero e industrial les están apostando a nuevos negocios como proveedores de la industria, la ciudad de Barranquilla, que tiene gran interés en ser el centro de operaciones para apoyo de exploración y explotación de hidrocarburos en el mar, está a punto de firmar un acuerdo con la ciudad de Aberdeen (Escocia), uno de los grandes centros del Reino Unido líderes en este campo.
“Con las zonas francas estas actividades ya pueden comenzar a beneficiarse, pero el impacto se verá cuando comience la producción de hidrocarburos”, explicó Romero. (Además: Noruega abre nuevas zonas de exploración petrolera en el Ártico)
El objetivo es que esta ciudad sea el clúster o centro de desarrollo de esta actividad de manera competitiva, ya que la capital del Atlántico no solo tiene la ventaja de estar en la mitad del litoral, sino que adicionalmente está en la desembocadura del río Magdalena.
Los primeros pasosRepresentantes del sector y las autoridades coinciden en afirmar que en esta nueva frontera, Colombia apenas está aprendiendo a gatear y se requiere mantener un trabajo conjunto, con el apoyo de los expertos mundiales (Noruega y Reino Unido principalmente) para lograr un esquema que haga viable que los recursos de inversión continúen llegando en los próximos años.
El presidente de Shell en Colombia, Eduardo Rodríguez, recalca que las zonas francas eran un paso necesario para hacer los proyectos viables, y toda la industria está buscando la manera de llegar a un esquema ganar ganar, en el que todos los grupos de interés resulten beneficiados.
“Contamos con que va a seguir esta tendencia, pero hace falta mucho. El mercado está extremadamente competitivo, y solo aquellos países que tengan los términos correctos serán los que traigan los capitales y, más aún, en off shore, que es una cuenca frontera”, indicó el directivo.
En este sentido, Alberto Gamboa, presidente de Anadarko, indica que uno de los temas en los que se debe avanzar más rápido es en la creación de una ventanilla única donde confluya la atención de las entidades que tienen que ver con el sector, pues en países como Noruega solo son dos instituciones las que se encargan de toda la regulación.
“Una de las falencias del sistema colombiano es que hay muchos trámites, pero hay que ser positivos y mirar el lado proactivo, y creo que la principal conclusión es que el Gobierno y la industria deben ayudar a que haya esa ventanilla única para el sector”, agregó.
Al respecto, el director de la Dimar, Pablo Emilio Romero, señala que por las circunstancias, la entidad ha asumido la centralización de los trámites, y las entidades involucradas han logrado ser eficientes, pero se requiere un acuerdo normativo para que haya procedimientos claros y no se trate de “un acuerdo de compadres”.
8 años para tener producciónLa Asociación Colombiana del Petróleo estima que desde el 2024, (es decir, dentro de ocho años) se iniciaría la producción de un proyecto exitoso offshore de crudo, de 500 millones de barriles de reservas, que inicie su actividad exploratoria en el 2016 y permitiría producir 100 millones de barriles entre el 2024 y 2026, con un volumen de producción que aumentaría de 40.000 a 120.000 barriles diarios.
Pero ello requiere trabajar en cuatro frentes claros. En el campo fiscal, además de la aprobación de zonas francas, se necesitan menores tarifas de regalías o de impuesto de renta; ampliar plazos para la evaluación, introducir un periodo de retención para facilitar la viabilidad económica entre diferentes contratos; ajustar el reglamento técnico para las operaciones de exploración y producción en función de estos proyectos y mejorar regulación ambiental, es decir, tener claras las competencias de las autoridades, los términos de referencia de los estudios de impacto ambiental y los planes de contingencia.
El director de la Dimar, Pablo Emilio Romero, indica que también se requiere una gran infraestructura para el control de operaciones y atención de emergencias, así como generar programas para la capacitación y generación de empleo a personal colombiano.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Subeditor Economía y Negocios
En Twitter: @omarahu
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