La compañía aeroespacial canadiense Bombardier ya tiene la vía para esquivar el arancel especial que acaba de imponerle Estados Unidos a su nuevo avión comercial.
Cede el control del programa CSeries al consorcio europeo Airbus.
La operación permite crear, de paso, una alianza que tendrá importantes ramificaciones en la batalla que libra con Boeing por la supremacía global en la industria. El Departamento de Comercio decidió a finales de septiembre aplicar una tasa aduanera del 220 por ciento a las importaciones del CSeries al considerar que el bimotor estaba recibiendo ayudas públicas ilícitas.
El arancel se volvió a incrementar unos días después, hasta el 300 por ciento. La medida arancelaria excepcional, que se aplica a raíz de una denuncia de Boeing en abril, irritó profundamente al Gobierno de Canadá.
La operación cuenta, de hecho, con el visto bueno de Ottawa.
El acuerdo establece que Airbus adquiere el 50,01 por ciento del programa. Bombardier controlará el 31 por ciento, mientras que Investissement Québec tendrá el 19 por ciento restante.
A cambio, el fabricante canadiense tendrá acceso a toda la red de mercadotecnia, operaciones de venta, asistencia a las aerolíneas y cadena de suministro del consorcio.
La intención de Airbus es la de ampliar la fábrica que ya opera en Mobile (Alabama) y abrir así hueco para establecer una segunda línea de ensamblaje para el CSeries.
Si Boeing sigue con sus quejas, nos veremos obligados a cancelar la compra de 18 caza- bombarderos F-18 F/A Super Hornet: Justin Trudeau
Es en esa planta donde fabrica los modelos de pasillo único que se venden en Estados Unidos.
Al estar fabricado en suelo estadounidense, evitará en principio los aranceles para las entregas a clientes establecidos en el país, como la compañía Delta.
La familia CSeries, con capacidad para entre 100 y 150 pasajeros, cubre un segmento de mercado que Boeing abandonó hace años.
Este bimotor de pasillo único, sin embargo, es una alternativa en las rutas regionales para los modelos más pequeños del B737.
Delta ya dijo la semana pasada que no iba a pagar el arancel.
El gravamen irritó también al Reino Unido, porque las alas se fabrican en Irlanda del Norte.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, abordó la cuestión recientemente en una conversación telefónica con el presidente Donald Trump.
Es más, llegó a advertir que si Boeing seguía adelante con sus quejas, se vería obligado a cancelar la compra de 18 cazabombarderos F-18 F/A Super Hornet, por 5.200 millones de dólares.
Es un valor equivalente al contrato de Delta con Bombardier.
El dictamen final de la Comisión de Comercio Internacional sobre los aranceles se conocerá en febrero.
El choque pone en evidencia la tensión que hay entre Estados Unidos y Canadá en plena negociación de la revisión del acuerdo de libre cambio, que está totalmente estancado.
La operación entre Bombardier y Airbus se lleva fraguando desde agosto. Ya intentaron una alianza similar hace dos años.
Los primeros aviones del CSeries ya están volando en algunas aerolíneas europeas desde hace un año, con una respuesta muy positiva de los pasajeros. Delta recibirá sus aviones a lo largo del 2018.
El acuerdo contempla la posibilidad de ceder el control por completo del programa a Airbus en 2023. Boeing responde poniendo en duda la verdadera intencionalidad de la operación.
Ediciones EL PAÍS, SL 2017.
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