Aún con la expectativa de que habrá “alguna expansión de la inversión” en lo que queda del 2017, debido en parte a la urgencia por ejecutar el presupuesto antes de que termine el año, el Banco de la República sorprendió al anunciar en su informe de inflación, presentado el viernes pasado, que reduce todavía más su pronóstico de crecimiento de la economía, de 1,8 a 1,6 por ciento.
De por sí, ya el 1,8 por ciento que tenía hace unos meses era considerado pobre y, para pasarlo ahora a 1,6 por ciento, el Emisor argumenta que la recuperación durante el segundo semestre del año será modesta, a causa de que la demanda interna seguiría débil y el escaso crecimiento estaría liderado principalmente por la inversión en obras civiles, sostuvo Juan José Echavarría, gerente del Emisor, en el prólogo del informe.
“El índice de confianza del consumidor y las ventas al por menor apuntan hacia un consumo que crece a tasas históricamente bajas”, destaca el informe.
La inflación alta que tuvo el país contribuyó a ponerle freno a la economía, lo que tradicionalmente hace más difícil lograr el equilibrio entre el manejo de la política monetaria y la económica. De hecho, Echavarría dice que al banco le preocupan tanto la inflación como el crecimiento de la economía del país. Por ello, y a raíz de las medidas que se han adoptado, algunos analistas no se explican por qué, con un crecimiento económico sin mucho dinamismo, de 1,2 por ciento en el primer semestre, no haya descendido más rápido la inflación.
Hay que recordar que el Emisor, con la venia de la junta directiva del Banco, en la cual tiene asiento el Ministerio de Hacienda, ha hecho varias reducciones de las tasas de interés, logrando bajar 225 puntos básicos. Ahora, para Echavarría, ya hay poco margen para seguir bajando más.
No obstante, hay que destacar que con las medidas aplicadas, “en junio de 2017 la inflación anual al consumidor completó once meses consecutivos de descenso y se situó en 3,99 por ciento”, es decir, ligeramente por debajo del rango meta (2-4 %).
La preocupación en el segundo semestre, para el Emisor, continúa porque la incertidumbre está presente. “Es probable que la demanda externa y los términos de intercambio del país se sigan recuperando, en un entorno de comercio mundial más dinámico, pero la incertidumbre es alta”, dice el informe.
Lo cierto es que, pese a que en varias oportunidades se ha hablado de que la situación de desaceleración de la economía colombiana ya tocó fondo, del informe del Banco de la República se desprende que continúa ajustándose a los fuertes choques registrados desde 2014.
“La dinámica del producto ha sido más débil que la proyectada. La reversión de la inflación básica ha sido más lenta que la total, pues ha estado afectada por los mayores impuestos, los mecanismos de indexación y el incremento de la persistencia inflacionaria”, señala el informe.
Así las cosas, además de la reducción del pronóstico de crecimiento, en el informe se destaca que, en materia de tasas de interés “reducciones adicionales tendrán en cuenta el balance de riesgos entre una convergencia lenta de la inflación al 3 por ciento y una mayor desaceleración de la actividad económica frente a lo previsto”.
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