“Lo que es bueno para el café es bueno para Colombia”. Tres veces pronunció este miércoles esta frase el presidente Juan Manuel Santos durante el acto de instalación de la 83.ª edición de Congreso Cafetero que sesiona hasta mañana en Bogotá. (Lea también: El plan para asegurar la producción de café)
En su discurso, improvisado en su totalidad, el mandatario hizo un recuento de su trabajo como empleado de la Federación, en respuesta al reclamo de una joven campesina que intervino pidiendo atención al Gobierno.
Angie Pinto, de una familia caficultora del Cauca, reclamó al Gobierno y al gremio por el relevo generacional en el sector rural.
Ya en un tono menos anecdótico, les pidió a los cafeteros no dormirse en los laureles, prepararse para el futuro y aprovechar las épocas de las vacas gordas.
Esto, en relación con la alta producción cafetera de este año, la cual será superior a los 14 millones de sacos y de los 7 billones de pesos que costará la cosecha cafetera, sumados a un incremento de la productividad como resultado del programa de renovación de los cultivos.
Al cierre de este año se habrán renovado 600.000 hectáreas de las más de 900.000 sembradas con café, con lo que la productividad casi se duplicó en diez años, dijo el Presidente.
Además, hizo un recuento de las ayudas que el Gobierno le ha dado al sector, que en los últimos años suman 2,8 billones de pesos.
Del total, 2,2 billones fueron ayudas no reembolsables y casi 4 billones en créditos del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro) para más de 500.000 proyectos productivos.
En las cuentas del Presidente, resultan casi 1.000 millones de pesos diarios durante los últimos ocho años. Durante el evento, el Presidente recibió la medalla al Mérito Cafetero Manuel Mejía, en la categoría oro extraordinaria.
Por último, Santos reclamó a los cafeteros por la necesidad de utilizar instrumentos financieros para asegurarse un buen precio por sus cosechas.
Esto, en clara referencia a lo anunciado en el mismo escenario por el gerente del gremio, Roberto Vélez, quien dijo que ya está estructurado un fondo de estabilización de precios, al que solo le faltan 130 millones de dólares.
La idea fue concretada por un grupo de expertos economistas franceses.
El negocio financiero estructurado consiste en que los cafeteros adquieran opciones put (de venta de un activo, en este caso el café), con lo que se garantiza un precio, es decir, se pacta en la bolsa de valores un precio de mercado por el café para un momento futuro, teniendo en cuenta el análisis de mercado.
Si al momento de venderlo el café ha bajado de precio, gana el cafetero porque ya tiene un precio de venta asegurado; en caso contrario, puede deshacer el negocio (por eso se llama opción) y venderlo al mejor postor. Solo perdería lo que pagó por el put.
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