Las grandes obras de infraestructura que adelanta el Estado son la nueva apuesta del leasing, mecanismo de financiación que por más de 30 años ha servido a cientos de empresas en sus procesos de reconversión.
La figura ya prueba suerte en la modernización del aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla, que demanda inversiones por 345.000 millones de pesos, pero vienen otros proyectos en los que las entidades que ofrecen este tipo de financiación comienzan a participar, dice Beatriz Eugenia Morales Vélez, presidenta de Fedeleasing.
De hecho, este será uno de los temas por debatir durante el Congreso Nacional del Leasing que se llevará a cabo el jueves y viernes de esta semana en Bogotá.
Y es que pese a que los incentivos tributarios para quienes se financian a través del leasing llegaron a su fin en el 2012, este mecanismo sigue muy demandado por los empresarios y prueba de esto fue el crecimiento de 3,35 por ciento real anual registrado en 2016 por la cartera de las 10 entidades que operan este mercado, frente al repunte de 1,85 por ciento real de toda la cartera del sistema.
Hasta el 2012 este mecanismo creció a tasas del 29,1 por ciento. A partir de entonces, la dinámica se redujo a un promedio del 16 por ciento. El saldo de los recursos prestados a través del leasing se acercó a los 40 billones de pesos.
“El 99 por ciento de las tractomulas, los buses intermunicipales y el transporte masivo que ruedan por las vías del país se financian con leasing”, advierte la directiva.
El 99 por ciento de las tractomulas, los buses intermunicipales y el transporte masivo que ruedan por las vías del país se financian con leasing
Sin embargo, este no es el principal activo que adquieren los empresarios con este mecanismo. Cifras del sector indican que tanto empresas como personas compran desde ganado y vivienda hasta barcos, trenes y aviones.
Inmuebles, maquinaria y equipo y vehículos son, en su orden, tres de los principales activos que más adquieren los empresarios colombianos, aunque no todas las veces estos ejercen la opción de compra del bien financiado, lo cual determina el tipo de contrato pactado (leasing financiero u operativo).
Morales Vélez explica que el primero se comporta como una cartera y al final es el empresario quien decide si se queda o no con el activo, mientras en el operativo sin opción de compra, el bien lo compra la financiera y se lo arrienda a una empresa.
Quienes están en este mercado sostienen que el leasing es más que el incentivo tributario de otros años y la prueba es la misma dinámica que mantiene la figura, pese a que el número de actores no es ni la mitad de la que existió en la década de los años 90, cuando alcanzaron a operar cerca de 25 compañías.
La crisis de finales de esa década dejó por fuera a buena parte de entidades que operaban este mercado, muchas de las cuales fueron vendidas, fusionadas o liquidadas.
Hoy, la norma permite que las leasing sean incorporadas a sus matrices, como sucedió hace unos meses con Leasing Bancolombia, lo que redujo este nicho a dos firmas: Corficolombiana y Bancóldex.
La ventaja de esta figura, dice la presidenta de Fedeleasing, es que les permite a los empresarios, sobre todo a los pequeños y medianos, adquirir e importar maquinaria para mejorar sus procesos sin que tengan que preocuparse por contratar un agente aduanero que haga esos trámites que muchas veces resultan engorrosos.
La persona solo tiene que indicar el equipo que requiere y la entidad se encarga de comprarlo, traerlo y entregárselo para su operación, y como este queda en poder de la financiera no hay mayor deterioro de la cartera, pues el empresario cumple con su obligación para no perder el bien.
De hecho, la morosidad de la cartera de estas firmas ronda el 5 %.
Para Morales Vélez, si bien la crisis por el desplome en los precios del petróleo golpeó a varios proveedores de este sector, al punto de que no había una leasing que no tuviera un taladro o equipo de perforación entre sus daciones en pago, la cartera se mantiene sana, pues estos equipos se han recolocado o vendido de nuevo.
Las cifras del gremio muestran que el leasing habitacional es, de lejos, el de mejor dinámica. En el último año creció 10,5 por ciento real anual, frente a un 3,2 del financiero y una tasa negativa del 9,8 por ciento del operativo. Al cierre del año pasado, cerca de 78.300 personas habían comprado un inmueble por leasing a un costo promedio de 158 millones de pesos.
“Colombia es un referente a nivel latinoamericano en la industria del leasing, sobre todo en el tema habitacional, modelo que países como Chile quieren adoptar. Nuestro propósito es seguir siendo ese faro para la región, pero, más importante aún, seguir aportando a los empresarios y al país todo el apoyo que requieran para su crecimiento. Le estamos dando un impulso adicional a la figura en términos de costos y alternativas”, dijo la directiva.
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