Cuatro de cada 10 fraudes que se cometen en el sector financiero colombiano se hacen a través de canales digitales, siendo la banca móvil el punto que concentra la mayoría de las reclamaciones de los clientes con más del 49,8 por ciento.
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Además, la modalidad de robo que más utilizan los delincuentes es la ingeniería social por teléfono (78,05 por ciento), mecanismo a través del cual los defraudadores buscan apropiarse de la información financiera sensible de las personas para luego apropiarse de sus recursos.
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Estas prácticas delictivas van en aumento, según lo manifestó Hernando José Gómez, presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras (Asobancaria), quien atribuyó parte de este fenómeno al hecho de que hoy en día las personas utilizan más los canales digitales para hacer sus transacciones y consultas bancarias que los físicos, comportamiento que también es percibido por los ciberdelincuentes, que comienzan a migrar sus actos al mundo financiero digital.
Solo el año pasado se presentaron más de 40.700 denuncias relacionadas con ese tipo de delitos, esto es más de 111 cada día y cerca de 5 por hora.
Sin embargo, solo se realizaron 1.130 capturas relacionadas con delitos informáticos, de las cuales 349 correspondieron a hurto por medios electrónicos, precisó.
No son las únicas cifras que muestran esa tendencia. Un reciente estudio de la central de riesgo TransUnion reveló que el 30 por ciento de los consumidores colombianos han sido blanco de fraude digital, nueve puntos porcentuales por encima del registro del 2020, siendo Bogotá, Pereira y Cúcuta las ciudades con mayores ataques fraudulentos.
El mismo análisis indica que por grupos generacionales, el más afectado con este fenómeno digital en tiempos de pandemia es la generación X (nacida entre 1965 y 1979) con 35 por ciento; seguido por los millennials (nacidos entre 1980 y 1994), al que se han dirigido el 32 por ciento de los ataques, precisa TransUnion.
La Asobancaria no tiene una cifra consolidada de cuánto dinero han perdido las personas y las propias entidades en el último año por cuenta del accionar de los ciberdelincuentes, pero sí advierte que por cada 100.000 pesos transados en el sistema financiero en general, 4,9 pesos fueron reclamaciones por fraude en el 2020, indicador que fue de 4,3 en el 2019.
Solo en los canales digitales, ese indicador pasó, en el mismo periodo, de 2,7 a 3,5 pesos por cada 100.000 pesos transados, precisó Gómez, quien manifestó que esos datos son positivos, pues indican que las pérdidas no son muy elevadas, teniendo en cuenta el volumen de operaciones y de recursos que se transan hoy por los canales digitales.
Según datos de la Superintendencia Financiera, a través de los canales digitales (internet, banca móvil, corresponsales bancarios y datáfonos) los colombianos movieron cerca de 4.000 billones de pesos solo el año pasado.
Las mismas estadísticas muestran que la banca móvil, el canal preferido por los delincuentes para defraudar a las personas, es el de mayor crecimiento en el último año en todas las operaciones (monetarias y no monetarias), seguido por internet. Este último es el de mayor volumen de operaciones realizadas, con el 52,8 por ciento realizadas en el 2020.

El 25 por ciento de los fraudes (cuatro de cada 10) que se comenten en el sector financiero se hacen a través de canales digitales.
EL TIEMPO
Durante su intervención en el XXXVI Congreso Latinoamericano de Seguridad Bancaria, organizado por la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Jorge Castaño Gutiérrez, superintendente financiero, dijo que las entidades reciben millones de ataques cibernéticos cada trimestre, mientras que el phishing y el smishing siguen poniendo en riesgo la información financiera de los clientes.
Y advirtió, además, que las denuncias por delitos informáticos se han disparado en un 67 por ciento, que la suplantación de sitios web lo ha hecho a un ritmo del 402 por ciento, mientras que la transferencia no autorizada de activos y el daño informático crecieron un 92 por ciento.
“La mayor digitalización de la industria y la proliferación de cibereventos resaltan la necesidad de seguir fortaleciendo la gestión de riesgos financieros y no financieros”, precisó el funcionario.
Según Gómez, de la Asobancaria, las entidades han entendido bien esta coyuntura, por eso los recursos invertidos en tecnología también han venido creciendo (64 por ciento), así como se han reforzado las estrategias para detectar todo tipo de amenazas que atenten contra los clientes, sus recursos y los propios establecimientos.
En efecto, de los 192.000 millones destinados en 2019 al desarrollo de aplicaciones y herramientas tecnológicas orientadas a la prevención, detección, gestión de fraudes y ciberamenazas se pasó, un año después, a 315.000 millones.
Estos recursos fueron invertidos principalmente en el robustecimiento de las plataformas y medios tecnológicos de las entidades (45,95 por ciento) y en el pago de servicios especializados de soporte y gestión de seguridad (31,73 por ciento), indicó la agremiación.
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Mayor seguridadCastaño Gutiérrez indica que desde hace varios años el Gobierno, el regulador y el supervisor han venido preparando al sistema financiero para que la transformación digital de este sistema no solo sea ordenada sino segura, para lo cual se ha expedido una serie de normativas en esa misma dirección.
De hecho, el pasado 1.° de julio entró en vigencia la Circular Externa 029 del 2019, a través de la cual la Superfinanciera les exige a sus vigilados, entre otras medidas, la adopción y puesta en marcha de mecanismos de seguridad de última generación, como la biometría.
“Aunque no podemos desconocer los avances, la sofisticación de delitos e incremento de ataques exigen respuestas dinámicas para gestionar los riesgos cibernéticos”, insistió el supervisor, quien hizo un llamado para que las entidades incorporen a sus estrategias los ciberseguros, como una herramienta de gestión de riesgos.
Para los banqueros, esta es una tarea que también exige de la participación de los clientes, quienes bajo ninguna circunstancia deben bajar la guardia en materia de prevención y cuidado a la hora de realizar sus operaciones, menos aún cuando estas implican el movimiento de recursos de sus productos.
Y si bien contar con una póliza que los cubra ante un siniestro cibernético no está de más, insisten en que nunca será suficiente prevención.
En Colombia, siete compañías ofrecen ciberseguros desde hace más de tres años. No obstante, su penetración en el mercado aún es mínima, a pesar de que ofrecen coberturas por ataques cibernéticos que involucren pérdida de dinero, pago de rescate por extorsión cibernética, reclamaciones de terceros por protección de datos e interrupción forense.
Luisa Senior, vicepresidenta técnica y de Producto de HDI Seguros, dice que ante el mayor uso de las herramientas digitales debido a la pandemia diseñaron el Seguro Cyber Personas.
“Desde junio del 2021, el producto se encuentra en el mercado a un precio asequible, y para julio tendremos más de 300 hogares cubiertos, lo que equivale en promedio a 1.200 clientes con acceso a una completa suite de seguridad que incluye protección en la compra y venta en línea, robo de identidad, recuperación de datos y, sin duda, una problemática actual muy fuerte entre los jóvenes: el 'ciberbullying' ”, explicó.
Otras aseguradoras que ofrecen este tipo de pólizas son Chubb, Sura, Zurich, Liberty, Mapfre y Berkley, cuyas primas emitidas en 2019 representaban alrededor del 2 por ciento del total emitido por el ramo de responsabilidad civil, según cifras de esta industria.