La Superintendencia Financiera reveló datos del saldo de la cartera vencida y una de las que más aumentó, en septiembre pasado, fue la de vivienda, después de la comercial: sumó 1,87 billones de pesos, lo que representó un crecimiento real anual del 31,5 por ciento frente al mismo periodo del 2016.
Esto significa, por lo tanto, que hay más gente incumpliendo sus obligaciones crediticias. Sin embargo, para Juan Sebastián Pardo, presidente de la entidad financiadora de vivienda Credifamilia, hay acciones que se deben tener en cuenta con el fin de impedir que el problema y, claro, la deuda, sigan aumentando.
Según el directivo, mucha gente deja de pagar, no porque quiera sino porque está atravesando diferentes situaciones; por ejemplo, hay personas que perdieron el empleo o están pasando una calamidad. Por eso, Pardo da algunas recomendaciones. Lo primero –anota el directivo– es acercarse al banco y hablar con quien corresponda para evaluar las opciones de refinanciación o reestructuración de la obligación.
“Al tener problemas para cumplir con los créditos, lo peor que se puede hacer es ‘perdérsele’ a la entidad; es mucho mejor dar la cara y encontrar una solución para las partes (deudor y entidad”, señala el Presidente de Credifamilia.
En la reunión con el representante del banco se pueden encontrar alternativas, entre ellas, extender el plazo del crédito, cambiarlo de Unidad de Valor Real (UVR) a pesos, o alargar el plazo para pagar el monto en mora.
A las personas que tienen uno de los subsidios a la tasa que gestiona el Gobierno, Pardo les recomienda “acercarse a la entidad pronto, ya que al llegar a la tercera cuota en mora (90 días) se pierde el beneficio y quedará aún más difícil terminar de pagar el crédito”.
Otra recomendación es ser muy prudente con el uso del cupo de las tarjetas de crédito, ya que al entrar en mora lo mejor es bajar o, en lo posible, cortar de raíz esas obligaciones.
“Son créditos de corto plazo con tasas de interés altas que se pueden volver difíciles de pagar si crecen por encima de nuestras posibilidades”, explica el directivo, quien agrega que esto es especialmente importante si uno ya tiene otros créditos, entre ellos el hipotecario. Más aún si el usuario prevé un riesgo de mora o si, por el contrario, ha empezado a incumplir.
Otra fórmula que recomienda Pardo, a quienes ya tienen un inmueble que no está hipotecado al banco, es hipotecarlo a la entidad. “De esta forma podría tomar un crédito de mejoramiento de vivienda con la ventaja de contar con un plazo más largo, una tasa de interés menor a la de los créditos de consumo y, de esa forma, descontar los intereses del crédito hipotecario de su declaración de renta”.
Finalmente, para poder calcular los ingresos del hogar, el Presidente de Credifamilia sugiere sumar lo que gana cada persona que lo compone y que aporta ingresos.
Es muy importante, por lo tanto, que antes de endeudarse se entienda qué parte del ingreso queda al final del mes para ahorro o para darse gustos; es decir, cuánto sobra después de pagar gastos fijos como el mercado, las obligaciones relacionadas con la educación y el transporte, entre otras. A esto hay que agregarle que, de todas formas, las cuotas de los créditos nunca deben exceder esa porción que sobra a fin de mes.
A propósito de financiación, la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) dio a conocer un estudio, tras realizar 519 encuestas en salas de venta de Bogotá y Soacha (321) y Cundinamarca (198).
Este ejercicio permitió concluir, por ejemplo, que más del 80 por ciento opta por un crédito en alguna entidad financiera; incluso, llama la atención que el leasing habitacional gana terreno. A esto hay que sumarle el informe del Dane sobre financiación de vivienda, que da cuenta de una dinámica importante.
Allí, destaca que en el tercer trimestre del año se desembolsaron créditos por 2,7 billones de pesos para adquirir vivienda, de los cuales 1,4 billones se destinaron para comprar oferta nueva y el resto, para usada. Además, agregó que ese valor representó un incremento de 17,5 por ciento, frente al mismo trimestre del 2016, mientras que el número de inmuebles financiados también aumentó 1,1 por ciento. Es decir, la gente sí quiere crédito.
EL TIEMPO
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