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Finanzas Personales

Cuentas de ahorro olvidadas suman 11 billones de pesos

La medida busca que se puedan embargar y vender los predios y utilizar los recursos para reparar a los afectados.

La medida busca que se puedan embargar y vender los predios y utilizar los recursos para reparar a los afectados.

Foto:Hernando Herrera / EL TIEMPO

Monto de recursos ‘quietos’ creció 114,3 % en 6 meses. Hoy inicia Convención Bancaria en Cartagena.

El más reciente informe que muestra qué tan bancarizados estamos los colombianos reveló un dato que pasó desapercibido para muchos y que algunos analistas consideran alarmante: las 41 millones de cuentas de ahorro, entre tradicionales y electrónicas, inactivas y abandonadas por sus titulares en las entidades financieras.
El dato cobra relevancia por el riesgo que implica no hacer un monitoreo constante de esos productos, algunos creados por el Gobierno para el pago de subsidios a la población más vulnerable, pero, además, porque en dichas cuentas hay más de 11 billones de pesos congelados.
Según conoció EL TIEMPO, a junio pasado unos 10,5 billones de pesos estaban quietos en cuentas de ahorro inactivas, es decir, aquellas que no registraban ningún movimiento en los últimos seis meses. Ese saldo creció 5,6 billones o 114,3 por ciento, frente al registro de diciembre del 2017, cuando había 4,9 billones.
Otros 770.000 millones de pesos están en cuentas abandonadas, que son las que no registran movimientos de sus titulares en más de tres años.
Los datos salen a colación en momentos en que los banqueros colombianos se reúnen, a partir de hoy y hasta mañana viernes, en Cartagena, en torno a la 53.ª Convención Bancaria, en la que temas como la educación financiera, las nuevas tecnologías y la reducción del uso del efectivo son parte clave dentro de la agenda académica del evento.
Se sabe que en las cuentas de ahorro electrónicas (CAE), las de trámite simplificado; en los depósitos electrónicos y los de trámite simplificado, también se presenta ese fenómeno. Hasta diciembre del año pasado, solo en las CAE inactivas había unos 67.500 millones de pesos congelados, según se deduce del informe elaborado por el programa Banca de las Oportunidades y la Superintendencia Financiera.
Juliana Álvarez, directora de dicho programa, dice que desde este se hace un seguimiento al uso de los productos financieros para identificar las causas que generan esa inactividad, hoy en un promedio del 56 por ciento.
“Trabajamos de la mano con el sector financiero para ofrecer a los consumidores bancarios productos que se adapten a sus necesidades y estimular su uso, lo que ha permitido pasar de un indicador de 61,8 por ciento de adultos con al menos un producto activo en 2014 a 68,6 por ciento en 2017”, explica.

Producto estrella

Las cuentas de ahorro tradicionales siguen siendo la principal puerta de entrada de miles de colombianos al sistema financiero cada año (ocho de cada 10 lo hacen por esta vía), pero también es el producto que se abandona con mayor facilidad y las 2,4 millones declaradas inactivas solo en el 2017 son prueba de esto.
El año pasado, 1,6 millones de personas llegaron a la banca a través de ese producto, lo que elevó a más de 25,2 millones el número de adultos con al menos una cuenta de estas, mientras que el inventario del sistema acumuló cerca de 60 millones de cuentas de ahorro, cifra récord.
A ese volumen hay que sumarle otras 13,5 millones de cuentas de ahorro electrónicas y depósitos electrónicos creados para impulsar la bancarización de la población de más bajos recursos (Decreto 1349 de 2009).
Pero hoy más de la mitad de ese universo de cuentas (55 por ciento en promedio) está inactivo o, como advierte el ‘Reporte de inclusión financiera de 2017’, no registra ningún tipo de movimiento en los últimos seis meses.
Esa inactividad cobija a 33,4 millones de cuentas de ahorro tradicionales, de las 59,4 millones existentes. Pero también a 7,4 millones de esos productos electrónicos de reciente creación, señala el informe.
Analistas consultados sostienen que este fenómeno obedece, en gran medida, a que las cuentas de ahorro son usadas con distintos propósitos. Por ejemplo, cuando una persona ingresa a una empresa le preguntan si tiene cuenta para consignarle el salario; si tiene, a menudo sucede que su banco no coincide con el de la compañía, por lo que termina abriendo una nueva y la suya queda abandonada. También ocurre que las propias entidades, al hacer desembolsos de créditos a sus clientes, les abren una cuenta que a la larga termina sin uso una vez la persona dispone de los recursos prestados, dicen.
Factores como estos son los que contribuyen a elevar año a año el volumen de cuentas, pero al margen de esto, lo que se evidencia es la poca educación financiera de las personas frente a la importancia de mantener activos sus productos y la concientización de la obligación de cancelarlos si no se usan.
Jorge Castaño, superintendente financiero, reconoce que la tarea pendiente es el uso de las cuentas. Agrega que factores como el 4 x 1.000, los costos financieros y la ausencia de un adecuado ecosistema de pagos (preferencia por el efectivo) hacen que sea difícil incentivar el uso de las cuentas. 
“Es un problema que se presenta en otras economías emergentes. Por eso nuestra apuesta es que las sedpes, un producto transaccional, despegue cuanto antes: hay cinco autorizadas, pero el uso depende mucho de que el entorno facilite transacciones sencillas y baratas”, señala.

Rendimientos para estudios

Juan Pablo Granada, presidente de Customer Index Value (CIV), firma especializada en temas financieros, dice que el bajo rendimiento de estas cuentas y la constante transferencia han llevado al muy bajo uso de este producto. Como no tienen en su mayoría cuotas de manejo, los usuarios no las cancelan, sino que las dejan inactivas, creando ese alto cargo administrativo para los bancos.
Por eso, cree que la banca debería establecer un procedimiento, adecuadamente comunicado a los clientes, para cancelar las cuentas con más de un año de inactividad para depurar el sistema, pero teniendo cuidado en las condiciones de estas.
La inactividad y el abandono de esas cuentas motivaron, en parte, la expedición de la Ley 1777 en febrero de 2016, que ordena a las entidades que manejan cuentas de ahorro y corrientes del público a trasladarle al Icetex los saldos depositados de aquellas que no registren ningún movimiento en los últimos tres años.
A la fecha, cerca de un billón de pesos que estaban en estos productos hoy están en poder del Icetex, entidad que los administra a través de un fondo, cuyos rendimientos financian los estudios de especialización en el exterior de jóvenes de bajos recursos. Unos 50.000 millones de pesos ya han beneficiado a cerca de 6.500 jóvenes colombianos.
También han contribuido a financiar el programa Colombia Científica, que proyecta tener más de 200 beneficiarios en el exterior y promover la calidad (académica) en 32 universidades.
El origen de los primeros recursos que llegaron al Icetex para ser administrados fue: 87.522 millones de pesos (cerca del 11 por ciento), de cuentas corrientes privadas abandonadas; otros 35.546 millones (4,5 por ciento) de cuentas oficiales, mientras que 671.513 millones (84,5 por ciento) de cuentas de ahorro abandonadas por personas naturales, según datos de la Superfinanciera.

¿Pierdo la plata de una cuenta abandonada?

La Ley 1777 es clara al señalar que bajo ninguna circunstancia se pierde la titularidad sobre esos dineros. El Icetex es tan solo un administrador de estos y tiene la obligación de invertirlos para que el ciento por ciento de los rendimientos se destinen a la financiación de estudios de jóvenes de escasos recursos.
Si una persona desea recuperar el dinero que tiene en una cuenta abandonada, solo tiene que acercarse a su banco, demostrar que es titular de una cuenta y solicitar los recursos.
La entidad, por su parte, no debe tardar más de un día en verificar los datos y en devolver los recursos al cuentahabiente con los rendimientos pactados.
REDACCIÓN: CARLOS ARTURO GARCÍA M.
En Twitter: CarlosGarciaM66
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