El paso que quiere dar la multinacional Philip Morris de dejar de producir cigarrillos en 10 o 15 años implica una transformación del negocio en la que ya han invertido 9.000 millones de dólares en los últimos seis años, y conseguir normas en diferentes países acordes con esa transición.
Por ese motivo, el vicepresidente Global de Asuntos Externos de la multinacional, Gregoire Verdeaux, se reunió con varios miembros de las campañas a la presidencia y otros dirigentes políticos, en encuentros en los que expresó los puntos de vista de la empresa relacionados con las normas sobre el consumo de tabaco.
Según Verdeaux, no están funcionando los esfuerzos contra el consumo de cigarrillos mediante la prevención, los productos farmacéuticos para dejar el hábito o los aumentos de impuestos.
Específicamente sobre los impuestos, señala que en la medida en que hacen subir el costo de los productos legales, estimulan el contrabando.
Por eso, su empresa plantea que a las personas que intentan dejar el cigarrillo pero no lo logran se les puede ofrecer alternativas de productos menos nocivos, que han sido reconocidos así por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
Dentro de esos productos, Philip Morris ha venido introduciendo en varios países productos que calientan el tabaco, pero no lo queman, lo que disminuye la cantidad de químicos nocivos que consume la persona.
Los productos sin combustión ya representan cerca del 30 por ciento de las ganancias de la compañía, dice Verdeaux.
En Colombia, señala, dentro de los consumidores de nicotina hasta el momento el 2 por ciento ya usan productos de tabaco calentado.

Gregoire Verdeaux, vicepresidente Global de Asuntos Externos de Philip Morris
Philip Morris
Advierte, además, que este tipo de productos no tienen el objetivo de que las personas se inicien en el consumo del tabaco sino dar a los fumadores adultos que intentan dejar el cigarrillo pero no lo han logrado, una posibilidad de consumo menos nociva.
Comenta que la empresa ha estado en contacto con los gobiernos de varios países, y en ellos plantean que las políticas de salud pública contra el cigarrillo vayan de la mano de alternativas menos tóxicas a las que se les apliquen impuestos distintos y, también, normas de comunicación de otra índole.
Si la alternativa vale lo mismo o, incluso, más que los cigarrillos se dificultaría un posible cambio entre los consumidores de cigarrillo que no logren dejar el hábito, dice el vicepresidente de Philip Morris.
Entre tanto, cambios en las normas de comunicación facilitarían a las personas el saber de la existencia de productos menos nocivos.
De acuerdo con el ejecutivo, Nueva Zelanda estableció el propósito de ser en el año 2025 el primer país del mundo en donde los fumadores sean menos del 5 por ciento de la población.
Entre tanto, en el Reino Unido, en menos de diez años los fumadores han disminuido del 30 al 12 por ciento de la población. Otro caso es Suecia, en donde el consumo de cigarrillo se limita al seis por ciento, y entre personas de 18 a 25 años de edad es el 3 por ciento. Asegura que esos resultados han sido logrados por la presencia de otras alternativas.