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Así fue la vida de Pedro Gómez, 'el papá de los centros comerciales' del país

Hoy, Pedro Gómez Barrero aprecia en el espejo retrovisor las actividades sociales, de las cuales aún tiene grandes aportes por medio de la Fundación Compartir.

Hoy, Pedro Gómez Barrero aprecia en el espejo retrovisor las actividades sociales, de las cuales aún tiene grandes aportes por medio de la Fundación Compartir.

Foto:Claudia Rubio EL TIEMPO

El constructor falleció a sus 94 años. Unicentro, en Bogotá, es su obra más reconocida.

Laura Lesmes Díaz
Pedro Gómez Barrero, considerado el 'padre' de los centros comerciales en Colombia falleció en la tarde de ayer a sus 94 años. Fue el cerebro de Unicentro, en Bogotá, y de otros 23 centros comerciales en el país, así como de un sinnúmero de urbanizaciones, como Metrópolis, Calatrava, Sindamanoy y La Felicidad, en la capital del país.
Gómez, quien además implementó en el país el concepto de parques temáticos educativos como Divercity en 2006 y que llegó a extenderse a Perú, tuvo sus inicios como un constructor independiente.
En 1968, desarrolló proyectos en el sur de Bogotá para clase media y popular, y luego sí se enfocó en los de niveles medios y altos, que en gran parte le darían su gran prestigio como constructor.
Nació en 1929, en el municipio de Cucunubá (Cundinamarca). Estudió Derecho y se graduó de abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
Fue juez civil municipal y de circuito en Bogotá y Facatativá, director del Departamento de Valorización de Bogotá y fundador y gerente de su propia empresa, Pedro Gómez y Compañía.
Como juez conoció al entonces alcalde de Bogotá, Fernando Mazuera. Habiendo salido los dos de la administración pública, Mazuera le pidió a Gómez que fuera parte de la empresa de urbanismo que estaba montando: Urrea y Mazuera, hoy Fernando Mazuera y Compañía. Y posteriormente, en el mismo sector, fue gerente de Currea Aya y Uribe Holguín.
De ahí, dio el salto a tener su propia empresa en 1968.
De su famosa constructora, fue el gerente hasta el año 2009, aunque seguía vinculado en calidad de miembro de la junta directiva y socio.
El año pasado tras culminar el proceso de reorganización de la compañía, la misma firma avanzó en el trámite de liquidación judicial ante la Superintendencia de Sociedades.
Esa no fue la única crisis que enfrentó: a finales de los noventa, la debacle inmobiliaria afectó a muchos empresarios del sector, y él no fue la excepción. De 180 empleados, la compañía pasó a 7 y de la misma forma tuvo que deshacerse de su avión privado, de su negocio hotelero y de invaluables obras de arte, para citar solo algunas cosas.
En su última etapa, se dedicó a la Fundación Compartir, la cual creó a finales de los 70 para ayudar a personas de bajos recursos, en vivienda, educación y preparación para una vida como micro y pequeños empresarios.
En el 2013, Gómez Barrero fue reconocido con el premio Portafolio a la Vida y Obra Empresarial.
Ocupó un puesto en el Consejo Directivo de la Universidad de los Andes y otro en el Instituto Ser de Investigación, además fue embajador de Colombia en Venezuela entre 1987 y 1989, durante el gobierno de Virgilio Barco.
Sobre esto último se destaca su labor en el llamado Acuerdo de Caracas, que fue muy importante para el futuro de la Comisión Permanente de Conciliación, determinante cuando Colombia y el gobierno del entonces presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, estuvieron ad portas de un conflicto armado por la presencia del ARC corbeta Caldas en aguas que estaban en discusión.
Al respecto, Gómez explicaba que en el trabajo realizado “se identificó cómo debían ser los límites. Otra cosa fue que el presidente Chávez no llevó el acuerdo al parlamento venezolano para convertirlo en mandato, y, por su parte, el presidente Uribe tampoco lo pudo hacer. Actualmente, ese acuerdo está ahí”, explicaba el empresario.
Inauguración de Unicentro: Virgilio Barco Vargas, Pedro Gómez Barrero, Alfonso Palacio Rudas y Hernando Casas, entre otros, en 1976.

Inauguración de Unicentro: Virgilio Barco Vargas, Pedro Gómez Barrero, Alfonso Palacio Rudas y Hernando Casas, entre otros, en 1976.

Foto:cortesía Villegas Editores

A Gómez le sobreviven Pedro, Luisa y María Fernanda, de su primer matrimonio con María Teresa, y María, hija de la arquitecta Piedad Gómez.
El legado que dejó para la familia y el que le hereda al sector ha sido tal que fue reconocido en vida, por su experiencia y visión para el futuro de Colombia.
También por el liderazgo, la visión optimista y emprendedora, la calidad de sus proyectos inmobiliarios y desarrollo.
Diversos empresarios y colegas manifestaron ayer sus condolencias a la familia de Gómez, en tanto que la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol, dijo que Gómez Barrero fue ejemplo del sector constructor en Colombia.

Su legado 

Con motivo de los 90 años de Pedro Gómez, varios de sus allegados y personajes claves del sector hablaron de sus vivencias con EL TIEMPO.
“Ese es su talante”, comentó Roberto Moreno, presidente de la constructora Amarilo, quien recuerda cómo después de la crisis de finales de los noventa, y con el fin de unificar gastos, compartió oficina con Gómez. “Fui testigo de cómo, a pesar de las dificultades, él puso la cara y a todo el mundo le cumplió. Hoy, solo puedo definirlo como una persona honorable a quien aprecio como ser humano y visionario”.
De hecho, Moreno recuerda que fueron tiempos “para reestructurar algunos proyectos inmobiliarios frenados; incluso, participamos en la gestión de las ciclovías en Bogotá y en la transformación de las oficinas de Pedro Gómez y Cía. en Unicentro, que se convirtieron en la actual plaza de comidas”.
El presidente de Amarilo también destaca cómo en esa época, cuando decidió incursionar en el negocio de centros comerciales con Palatino y Unicentro de Occidente, la experiencia y su tesón y caballerosidad, siempre con una frase de aliento para no desfallecer, fueron determinantes e inspiradores”.
En esa oportunidad Andrés Arango, expresidente de Ospinas & Cía., habló del ser humano que era Gómez con “el lenguaje siempre firme pero afectuoso”.
“Él ha sido un colega y, sobre todo, un amigo con el talante y la seriedad de un líder, y la sencillez de un gran ser humano que ha tenido la capacidad de entregar obras que vinculan emocionalmente su nombre con la marca, y que ha asumido innumerables retos”, expuso.
Otro de sus aspectos menos conocidos se dio durante el Gobierno de Andrés Pastrana, cuando Gómez participó como negociador del gobierno en el fallido proceso de paz en el Caguán.
Durante la semblanza por su cumpleaños recordaba que un día se acercó a Manuel Marulanda ‘Tirofijo’ y le dijo: “Yo sé que nuestro Partido Liberal no se ha portado tan bien, y en eso nos identificamos”.
“Recuerdo que se iluminó al escuchar eso, pero no pasó más. Creo que no se trataron a fondo los verdaderos problemas y al no haber propuestas específicas me retiré, con la sorpresa de que las Farc organizaron un almuerzo de despedida”, dijo Gómez.
Además al poco tiempo, meses después, tras una charla sobre guerra y paz que dictó en la Universidad del Rosario, recibió una invitación para que se vieran; “claro, le dije al Presidente. Fui, y Marulanda me dijo: ‘Dr. Gómez, aspiramos que haya normas que impidan que tanta gente corrupta sea parlamentaria’”, contaba el empresario.
La expresidenta del gremio Camacol, Sandra Forero, señaló que “él siempre ha tenido una visión optimista y emprendedora frente a la realidad de Colombia y así logró proyectar el sector de la construcción hacia nuevas oportunidades y fronteras. Él fue uno de los primeros empresarios en fomentar la internacionalización del gremio gracias a su liderazgo, comprensión del negocio edificador y obras de gran envergadura”, anotó la directiva.
En tiempos en que otros pensaban en desarrollos inmobiliarios, el vislumbró las oportunidades de los centros comerciales y también en desarrollo de viviendas cercadas.
Los proyectos pensados en la facilidad y cercanía como los centros comerciales Mi Centro que se desplegaron después por todo el país como su sello.

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Laura Lesmes Díaz
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