La creación de 'startups' (emprendimientos) está en alza en el país. Las estadísticas de Confecámaras señalan que en 2018 se constituyeron 258.954 negocios de personas naturales, con un aumento del 1,4 por ciento, frente al 2017, cuando se registraron 255.280.
“Todos los instrumentos de apoyo de la entidad están sobredemandados y el hecho de que el sector privado y casi todos los ministerios estén impulsando nuevos negocios permiten que surjan cada vez más”, dice el director de Innpulsa, Ignacio Gaitán Villegas. Mientras que Camilo Santana, de la facultad de Economía de la Universidad Nacional, afirma que el Plan Nacional de Desarrollo (PND) se queda corto porque para estimular el emprendimiento se requiere incluir elementos como incentivos a la creación o fortalecimiento de programas académicos de educación superior que aceleren el desarrollo de habilidades de negocios.
“Estamos de acuerdo con este juicio académico y consideramos que la iniciativa en emprendimiento inclusive se debe fomentar desde la primaria como lo hace Finlandia”, asegura Gaitán.
A su vez, el presidente del Grupo Nutresa, Carlos Ignacio Gallego, afirmó que Nutresa Ventures, que nació con 50 millones de dólares, amplía la mirada a las adquisiciones porque son empresas más pequeñas, a las que se puede hacer crecer muy rápido con las plataformas que el conglomerado tiene o porque cuentan con una capacidad que se puede aplicar en algunos mercados o geografías.
Aquí, cinco emprendimientos nacionales.
Es un emprendimiento de confecciones de ropa interior femenina.
La propuesta es usar materiales dentro del proceso de confección que no destruyan el medioambiente, como el algodón orgánico.
La marca se llama así en honor a Wangari Maathai, una activista política y ambientalista de Kenia que fue la primer mujer africana en recibir el Premio Nobel de Paz en 2004 por su contribución al desarrollo sostenible y ambiental.
Jessica Soto, cofundadora, dijo por su parte que uno de los principales problemas que tienen estos negocios a la hora de salir del país es la falta de conocimiento y estudio del mercado al que se quiere llegar, así como de la reglamentación que exigen los destinos para la entrada de sus productos.
“Al llegar al mercado deseado existen barreras como el idioma y la cultura, además de las leyes. Por ejemplo, nosotros nos encontramos con que en Alemania tú puedes devolver la ropa interior hasta 14 días después de la compra, algo que al principio fue muy duro de entender”, señaló Soto.
La plataforma fue creada hace un año por tres jóvenes para ofrecer productos y servicios enfocados en el cuidado de las mascotas.
Además, recibieron una inyección de capital de InQlab, fondo para emprendimiento digital del Grupo Santo Domingo. El producto que más comercializan es el alimento y los servicios con mayor demanda son el veterinario y baño a domicilio.
Igualmente, vieron una necesidad en el mercado porque en ningún sitio web existía toda la oferta para mascotas y mucho menos a domicilio. El hecho de que una
buena parte de los clientes potenciales trabaja y no tiene tiempo suficiente para desplazarse o llevar a su mascota al veterinario les permitió llenar el vacío.
A través de la firma Dorado Body, los emprendedores Roberto Cortés y Andrés Felipe Pardo quieren impulsar su marca de productos para la piel y el cabello Mae Selva, basada en productos naturales.
El primero que presentaron al mercado fue un exfoliante y después de un año de desarrollo, el portafolio se ha ampliado a una oferta que se basa en el aprovechamiento del café y la panela para fines cosméticos. La marca mercadea principalmente en comercio electrónico, también tiene presencia en algunas cadenas especializadas en cuidado personal, y espera hacer despachos a grandes cadenas. Los empresarios ven posibilidades de llevar sus productos a la industria hotelera y en centros de relajación o 'spas'.
Frubana es una empresa de tecnología que conecta a los agricultores con los restaurantes. La empresa busca hacer la comida más barata y que los cultivadores reciban mejores ingresos. ¿Cómo nació la idea? Los fundadores hallaron que un restaurante compra tres veces más caro el producto de lo que lo venden los agricultores. Por ejemplo, un cultivador mediano vende en mil pesos el kilo de limón y esos establecimientos los compran en tres mil pesos.
En cuanto al impacto social, el emprendimiento logró bajar la cifra de desperdicio de alimentos al 3 por ciento, en comparación con el 58 por ciento que se desperdicia actualmente desde la cosecha hasta la plaza de mercado y el consumidor final.
“Me di cuenta de que hay muchos camiones en las calles de Bogotá y era la oportunidad de conectar a los conductores con negocios que necesiten repartir sus productos”, dice Brian York.
Desde su creación, el crecimiento ha sido alto y tras un ronda de financiamiento por 14,3 millones de dólares el año pasado, se expandirán a países como Argentina y Costa Rica.
Actualmente operan en Colombia, México, Brasil, Ecuador y Chile, donde emplean a 250 personas y facturan un millón de dólares mensuales.
Entre las metas de la 'startup' se encuentra la expectativa es facturar 10 millones de dólares mensuales, y en el 2020 emplear 1.000 personas.
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