Aunque en el tercer trimestre se contrajo en un 10 por ciento, al bajar de 2.185 millones de dólares a 1.966 millones de dólares, la venta de casi el ciento por ciento de las acciones de Isagén –que estaban en manos de la Nación y otros inversionistas– le sigue suministrando energía suficiente a la inversión extranjera directa (IED) para crecer.
La balanza de pagos que reveló ayer el Banco de la República indica que en los 9 primeros meses sumó 10.217 millones de dólares, con un crecimiento del 6,9 por ciento respecto a igual periodo del 2015, cuando totalizó 9.556 millones de dólares.
El Emisor agregó que se distribuyó en un 34,3 por ciento en el sector de electricidad y agua, 15,7 en la industria manufacturera, 14,9 en petróleo, 12,2 en servicios financieros, 8,7 en transporte-comunicaciones, 5,9 en comercio-hoteles, 4,7 por ciento en construcción, 2 en servicios comunales y 1,6 en agricultura.
También se observó que la IED en petróleo, pese a caer 46,1 por ciento, a 1.525 millones de dólares en los 9 primeros meses, no bajó tanto como la de minas y canteras (incluido carbón). En efecto, esta bajó de 628 millones de dólares, a –55 millones de dólares–. Es decir que las desinversiones superaron los flujos de inversión.
La destorcida de la IED en petróleo y carbón se explica por la caída en los precios internacionales y la producción de tales materias primas.
El incremento de la IED en electricidad y aguas, que fue superior al 500 por ciento, como ha venido informando EL TIEMPO, se explica en buena parte por la venta de Isagén, que se hizo en varias ofertas públicas de adquisición (OPA) que, sumadas, contabilizaron 11,2 billones de pesos (3.733 millones de dólares). De este monto, el 57 por ciento (2.128 millones de dólares) correspondió a la participación de la Nación en la generadora y el resto, a otros inversionistas.
Cabe recordar que el comprador fue el fondo de capital Brookfield, de Canadá, aunque el Banrepública no revela los nombres de los inversionistas.
De mantenerse la tendencia, a diciembre la IED podría superar los 11.732 millones de dólares del 2015, cuando se contrajo el 27,4 por ciento.
No obstante, la cifra aún distaría de los 16.211 millones del 2013, cuando hubo récord, o los 16.164 millones de dólares del 2014.
Polo para la inversión
En medio de estas cifras, Colombia se mantiene como uno de los mercados más atractivos para la IED en Latinoamérica, pues entre 1994 y el 2016 el inventario da cuenta de flujos que, sumados, contabilizan 162.288 millones de dólares, que en cerca de un 42 por ciento llegaron a los sectores de petróleo y minas.
Los analistas dicen que entre las razones fundamentales para explicarlo están la estabilidad jurídica y política, los incentivos tributarios a actividades como hoteles y zonas francas, los tratados de libre comercio (TLC), el tamaño del mercado con una clase media en alza, y una economía creciendo. Y aunque la desaceleración mundial ha afectado el país, a septiembre la IED se mantuvo en un nivel equivalente a 5,1 por ciento del PIB.
Igualmente, salvo contadas excepciones, el PIB de Colombia ha sido positivo en las últimas décadas y cuenta con la tercera población de la región (49 millones). Además, según ProColombia, en los últimos años surgieron variables como la posibilidad que tienen otros países de convertir a Colombia en plataforma exportadora y aprovechar los beneficios arancelarios y logísticos para acceder, por ejemplo, a un mercado de 300 millones de habitantes como Estados Unidos.
La cifra de la balanza de pagos, que es la definitiva para determinar la IED, difirió a septiembre 2.372 millones de dólares de la de la balanza de pagos. Es así como sumó 6.677 millones de dólares, con una disminución de 26,2 por ciento frente a igual periodo del 2015, cuando sumó 9.049 millones de dólares. Pero son mediciones distintas, pues mientras esta última calcula transacciones de divisas por llegada de capitales, la de pagos incluye, entre otros aspectos, efectivo y aportes en activos.
ROLANDO LOZANO GARZÓN
Redacción Economía y Negocios
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