Seis años después de llegar a un acuerdo con el Grupo Sura, al que le vendió su negocio de seguros y pensiones en Latinoamérica por 3.854 millones de dólares de la época, el holandés ING Bank regresar al país, esta vez, en busca de espacio en un sector que, aunque tiene grandes, no ha despegado con la fuerza que muchos esperaban y el país requiere: infraestructura.
Su representante en Colombia, Andrea Puerto Mejía, dice que tienen listos 2.000 millones de dólares –unos 6 billones de pesos mal contados– para apostarles a los distintos proyectos, entre estos, los de infraestructura que hay en Latinoamérica, incluido los que desarrolla Colombia, donde ya hay comprometidos 100 millones de dólares.
Pueden ser más, dice, todo depende de la oportunidad y celeridad con que se agote ese primer ‘plante’ que el banco trae y que espera colocar a través de su nueva oficina de presentación, la cual presentaron el martes a sus clientes.
El ING Bank no es la única entidad financiera en regresar al país. El reenfoque del negocio, el bajo margen de rentabilidad, las dificultades de los mercados y de la economía se cuentan entre las razones que han llevado a varias a salir de Colombia para luego volver.
El español Banco Santander es el caso más reciente. Apenas unos pocos meses después de que vendiera su filial en Colombia al grupo Corpbanca de Chile, en diciembre del 2012, anunció que volvía con una entidad enfocada en el mercado corporativo.
Fue así como, en enero del 2014, el Banco Santander de Negocios Colombia inició operaciones atraído por el buen momento económico del país y los agresivos planes de expansión internacional de varias empresas a las que buscaba llegarles con financiación.
Un camino que también recorrió el Banco de Crédito de Perú (BCP) con su filial Credicorp, en su momento dueña del Banco Tequendama, el cual vendió a la familia Gilinski por 32 millones de dólares en octubre del 2004. Hoy hace parte del GNB Sudameris.
Así concluyó el paso de los inversionistas peruanos por la banca colombiana. Lo que no imaginaron en ese momento es que siete años más tarde (2011) estrecharían la mano de sus nuevos socios en Colombia, los accionistas de la otrora Comisionista Correval.
Pagaron 76 millones de dólares por su control (51 por ciento) y hoy, bajo la sombrilla de Credicorp Capital, son uno de los actores claves del Mercado Integrado de Latinoamérica (Mila), del que hacen parte Colombia, Chile, Perú, México y pronto Panamá.
La historia de AIG Seguros es más particular. Luego de la crisis financiera de Estados Unidos (2008), que la llevó casi a la quiebra, al punto de que el gobierno de ese país tuvo que rescatarla, sus directivas decidieron cambiar la razón social en Colombia por Chartis Seguros, para no afectar el negocio en el país. Superada la crisis, a finales del 2012, la multinacional volvió a sus orígenes de AIG Seguros Colombia.
Pero, al igual que en otras épocas, la nueva apuesta de ING Bank es por el largo plazo. Hay razones suficientes para saber que será así, pues el país ofrece grandes oportunidades de negocios para pensar que estarán acá por mucho tiempo, al decir de Puerto Mejía. “Nuestro interés es crecer fuerte en Colombia, aunque el foco del banco está puesto en toda Latinoamérica”.
La banquera agrega que ya hay compromisos adquiridos de largo plazo y que la oportunidad de volver a estar en el país es algo que no van a desaprovechar y más con el enfoque global y el empuje que ING le está dando a Latinoamérica.
Isabel Fernández, jefe global de la banca mayorista y miembro del consejo direc- tivo de ING Bank, le dijo a EL TIEMPO, a su paso por Colombia, que, pese a la coyuntura petrolera, cree que en el futuro el país tendrá un crecimiento importante y en ello serán claves el apoyo del Gobierno y la participación de varias industrias.
En esa coyuntura, agregó, es donde la llegada de una entidad como ING Bank resulta valiosa en la medida en que los inversionistas, varios de los cuales atien den en Colombia y en el exterior, requieren de una entidad que les ofrece una red global de servicios para desarrollar sus negocios.
“Estamos orgullosos de tener una licencia para operar (en Colombia) con una oficina de representación, ahí es donde vamos a comenzar y con base en lo que nuestros clientes quieren podremos aumentar esa posición”, dijo Fernández.
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