El proyecto del hotel multipropiedad de Trump SoHo cojeó desde que abrió sus puertas en 2010. Y eso pese a tener una localización envidiable, en el barrio más exclusivo, Manhattan. La firma de inversión inmobiliaria californiana CIM Group, que tiene en propiedad el rascacielos, ha anunciado que rompe con la organización Trump, en un intento desesperado por reconducir el negocio.
El contrato se extingue en diciembre y el nombre Trump dejará de lucir en la fachada del edificio. CIM Group adquirió el inmueble en 2014, en una subasta por desahucio. La empresa que gestiona los activos del presidente de Estados Unidos se encargó de llevar las operaciones diarias de este híbrido entre hotel y apartamentos de lujo. Los dueños pueden usar sus viviendas 120 días al año.
El resto del tiempo se ofrecen como habitaciones. Este modelo de hotel es muy popular en destinos de vacaciones como en Florida, y Trump intentó replicarlo en Nueva York mirando a potenciales compradores extranjeros. Pero el proyecto nació en pleno golpe de la crisis financiera.
Su bar y su restaurante llegaron a ser muy populares en la escena social neoyorquina. Pero las habitaciones del hotel dejaron de llenarse, y gestionarlo se hizo costoso. Hace un año, tras la victoria electoral de Trump, la estrella del baloncesto LeBron James se negó a quedarse en el edificio y este verano el restaurante Koi tuvo que cerrar sus puertas.
Por si no fuera suficiente, la tocada imagen de la propiedad se vio salpicada por la controversia que rodea al presidente Trump por la trama rusa. Uno de los que hizo posible el proyecto fue Felix Sater, un exconvicto ruso. Y los nombres de sus hijos Ivanka y Donald Jr. emergieron en octubre en una investigación por la manera engañosa con la que publicitan la propiedad a futuros compradores.