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Empresas

La fusión bancaria que creó una larga disputa empresarial

Los términos del arreglo del 2010 entre los Gilinski y el GEA son hoy el secreto mejor guardado.

Los términos del arreglo del 2010 entre los Gilinski y el GEA son hoy el secreto mejor guardado.

Foto:Guillermo Herrera. Archivo EL TIEMPO

Los Gilinski y las directivas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) vuelven a medir fuerzas.

Hace 11 años –finales de junio del 2010– la familia Gilinski, protagonista hoy de las opas de Sura y Nutresa que tienen alborotado el mercado financiero y al sector empresarial, anunciaron sin mayores detalles que habían llegado a un acuerdo con las directivas del Grupo Bancolombia, para ponerle punto final a más de una década de disputas judiciales en Colombia y Estados Unidos.
Habían llegado hasta esas instancias en medio de diferencias abismales en torno a las condiciones en que se dio la compra del entonces Banco de Colombia, propiedad de los inversionistas vallecaucanos, por el Banco Industrial Colombiano (BIC), del llamado Sindicato Antioqueño, como hoy se conoce al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).
Los ecos de esa vieja batalla judicial, que involucró a los dos poderosos grupos empresariales y a más de una docena de prestigiosos abogados y exmagistrados, vuelven a escucharse por estos días en medio de una nueva disputa que amenaza con cambiar la legendaria estructura accionaria del GEA, pero que algunos creen que gira alrededor de una de las mayores joyas de este conglomerado: el Grupo Bancolombia.
Y es que a medida que avanza el interés de la familia Gilinski por tomar el control de otras grandes compañías del GEA –los grupos Sura, Nutresa y, muy probablemente, Grupo Argos–, en el mercado cobra fuerza la idea de que el propósito de la familia vallecaucana, con su estrategia, tiene un objetivo claro: el control del preciado banco del GEA.
Pero ¿de qué se trata esa vieja disputa entre los dos poderosos grupos que muchos recuerdan, pero de la cual poco saben los nacidos en las últimas dos décadas?
En 1997, los Gilinski tenían el 70 por ciento del Banco de Colombia y vendieron al BIC el 51 por ciento de su participación. El convenio que se firmó tenía en su momento un valor estimado de unos 420 millones de dólares de la época.

El origen

Dos años después, el acuerdo comenzó a transitar un camino tortuoso de demandas y contrademandas en Colombia y Estados Unidos.
La disputa se inició cuando, en 1999, los nuevos dueños de la mayoría controlante del Banco de Colombia decidieron fusionar ambas entidades para dar paso a lo que hoy se conoce como Bancolombia, uno de los establecimientos financieros más grandes del país y que se ha expandido en Centroamérica.
Los primeros roces entre Gilinski y sus nuevos socios se empezaron a dar en las asambleas de accionistas de principios de 1999. Para marzo de ese año ya era evidente la existencia de profundas diferencias.
El 24 de ese mes, Jaime Gilinski decidió enviar a Estados Unidos a uno de sus abogados para que instaurara una demanda en la Corte de Distrito Sureste de Nueva York, la más importante en materia bursátil de la ciudad, en contra de la entidad financiera y contra siete de sus directivos, miembros, a su vez, del Sindicato Antioqueño.
En su momento, los Gilinski se sintieron afectados por la fusión e iniciaron procesos jurídicos, que tuvieron varios episodios y en los que no solo estuvieron involucrados los directivos de las entidades financieras, sino también las autoridades de control y el Banco de la República.
En esa época, los Gilinski expresaron su inconformismo por la fusión y señalaron que habían sido engañados, haciendo acusaciones que iban desde autopréstamos, pasando por falsedad en documento, hasta evasión de obligaciones.
Los empresarios vallecaucanos buscaban una indemnización por más de 70 millones de dólares por los perjuicios causados por “una serie de actos que permitieron que el BIC se enriqueciera a costa de los accionistas minoritarios del Banco de Colombia y del BIC”.
A su turno, en Bancolombia les exigían a los Gilinski el pago de 45.000 millones de pesos que se habían dado como contingencia a los nuevos accionistas del banco, en caso de que su contabilidad no reflejara la verdadera situación financiera de este, para lo cual convocaron un tribunal de arbitramento, a través de la Cámara de Comercio de Bogotá.
El Sindicato Antioqueño argumentaba, en su momento, que los Gilinski les habían entregado créditos mal calificados que causaron pérdidas a Bancolombia, y que sus contendores iniciaron el pleito cuando se les reclamó reajustar el monto de las garantías reales que respaldaban la fusión, al tiempo que insistieron durante los 11 años del pleito en que toda la transacción se hizo de forma legal.
Las pullas y las acusaciones iban de un lado a otro, pero los dos poderosos grupos (los Gilinski también poseen bancos y negocios en otros sectores) pusieron fin a sus diferencias a mediados del año 2010.
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