El fabricante japonés de componentes para automóvil Takata se declaró en bancarrota al no poder hacer frente a la enorme deuda contraída en los últimos años, unas obligaciones derivadas de la sustitución de millones de 'airbags' defectuosos en todo el mundo.
El mal funcionamiento de algunos dispositivos ocasionó una quincena de muertes en la carretera y decenas de heridos porque, en el momento de la colisión, las bolsas de aire explotaron y arrojaron trozos de metal procedentes del encapsulado hacia el conductor.
El Consejo de Administración de Takata hizo pública la decisión de someterse bajo tutela judicial con el objetivo de reestructurar su deuda, que supera los 8.000 millones de euros, informó la agencia japonesa 'Kyodo'. La medida afecta también a la subsidiaria del grupo en EE. UU., TK Holdings.