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Economía

Así fue la caída del poderoso Grupo Saludcoop

Medimás es la EPS más grande del país y ya ha recibido múltiples quejas por su deficiente servicio.

Medimás es la EPS más grande del país y ya ha recibido múltiples quejas por su deficiente servicio.

Foto:Esneyder Gutiérrez / Para EL TIEMPO

Desde la década pasada, las movidas del holding dueño de 41 empresas empezaron a ser cuestionadas.

Diez meses después de la aprobación de la ley 100, que transformó el modelo de prestación del servicio de salud en el país, nació la EPS Saludcoop, que muy rápido se convirtió en la más grande de ese sector. Pero así como pronto se volvió un poderoso conglomerado de empresas también fue su estruendosa caída, que puso en crisis todo el sistema.
Solo año y medio después de haber visto la luz, en octubre de 1994, esta cooperativa empezó su expansión. En menos de un lustro tenía presencia en Bogotá y 27 departamentos. Llegó a sumar más de 5 millones de afiliados.
Su acelerado crecimiento la convirtió en un holding dueño de 41 firmas, entre ellas tres EPS (Saludcoop, Cafesalud y Cruz Blanca), varias clínicas y centros médicos, droguerías, una empresa de construcciones arquitectónicas, un club deportivo y cuatro firmas domiciliadas fuera del país, entre ellas la filial de Saludcoop en México y una empresa de medicina prepagada en Chile.
Esa gran variedad de empresas de naturaleza jurídica diferentes (cooperativas, anónimas, limitadas, comanditas, S.A.S. y extranjeras) no solo le permitió al grupo tercerizar servicios en las áreas administrativas y financieras con sus propias firmas sino que, según la Contraloría General, se “configuró en una forma de limitar el control” fiscal y el control ciudadano.
Los problemas para este emporio construido desde el principio por su presidente y representante legal, Carlos Palacino (capturado en marzo de 2018 por el presunto delito de peculado por apropiación a favor de terceros), comenzaron a finales de la década pasada.
Apenas había alcanzado 16 años de vida cuando el poderoso grupo fue señalado de haber utilizado dineros del sistema general de seguridad social en salud -que son de uso exclusivo en la atención de los usuarios- en la compra de bienes, infraestructura y otras operaciones –como giros y pagos sin soportes a empresas del mismo holding- que nada tenían que ver con la prestación de los servicios a sus afiliados.
Los recursos desviados le habían sido girados entre 2004 y 2008 y fueron tasados en ese momento por la CGR en 627.000 millones de pesos. Esto llevó a la Superintendencia Nacional de Salud (SNS) a ordenarle, en 2010, restituir los dineros utilizados en actividades diferentes a la prestación del servicio de salud a sus afiliados.

Cadena de intervenciones

Un año más tarde, sin que se hubiera cumplido la orden de devolver esos recursos, se vino la primera de una cadena de intervenciones y su manejo administrativo quedó en manos de agentes designados por la Supersalud, entre ellos el cuestionado exinterventor Guillermo Grosso (capturado en octubre del 2018, acusado de conformar una red que utilizaba información para favorecer a varias EPS).
Si bien el objetivo de dicha intervención en principio buscaba garantizar la adecuada prestación de los servicios de salud de los afiliados y corregir los manejos irregulares de los recursos del sistema, las causas que originaron dicha decisión no fueron subsanadas. Por el contrario, su situación se agravó.
En total fueron 10 órdenes de intervención, la última de ellas se inició el 24 noviembre de 2015 y significó la suspensión de toda su operación en salud y el inicio de su liquidación. Esta última medida se prorrogó durante tres años, y la última tuvo lugar en 2018 y fijó como plazo máximo el 24 de junio pasado.
En efecto, Baker Tilly Colombia, que había sido revisor fiscal y luego fue designado contralor para la intervención forzosa administrativa de la EPS, advirtió que por su situación financiera la “capacidad para seguir funcionando es remota”.
Así mismo, la Superintendencia Delegada para la Supervisión de Riesgo, adscrita a la Supersalud, instó a este organismo a liquidar la EPS argumentando el deterioro de sus indicadores financieros y el riesgo que representaba para todo el sistema de salud. El concepto indicaba que tenía un patrimonio negativo de 2,88 billones de pesos, un capital de trabajo negativo de 1,77 billones y un endeudamiento del 350,11 por ciento.
Con base en esos conceptos, el 24 de noviembre de 2015, cinco años después de la primera intervención administrativa, se ordenó su liquidación, con lo que empezó la desaparición de la más grande Empresa Promotora de Salud del país.
Al cierre de la vigencia del 2015, de acuerdo con la Contraloría, la todo poderosa Saludcoop en sus estados financieros reflejaba “un pasivo exigible” por 4,11 billones de pesos. Doce meses después, mientras corría el primero de los dos años dados para la liquidación, esa cifra había ascendido a 4,23 billones de pesos.

Las otras EPS

La misma suerte de la casa matriz, Saludcoop, la correría Cafesalud, otra EPS del grupo. Desde 2012 esta entidad fue declarada en vigilancia especial, una decisión que se prorrogó en siete ocasiones, hasta 2017.
El motivo de la primera intervención fue presentar un patrimonio negativo de 51.452,1 millones de pesos y un margen de solvencia negativo de 71.119,2 millones, cifras que nunca logró mejorar. Por el contrario, con los meses empeoraron.
De hecho, un informe de auditoría de la CGR, realizado a la vigencia 2015, estableció 18 hallazgos, diez de los cuales tenían alcance disciplinario y dos más alcance fiscal por un monto de 5.106 millones de pesos.
Y a pesar de la situación financiera, basados en un acuerdo de cumplimiento, a esta EPS le transfirieron los 5,2 millones de afiliados que tenía Saludcoop, eso era, según el organismo de control fiscal, seis veces los que tenía en ese momento.
Pero previo a llegar a su fin, Guillermo Grosso, el cuestionado interventor de Saludcoop, se convirtió en su presidente. Y aunque estuvo en ese cargo unos pocos meses (entre el 2016 y el 2017) no se salvó de que su administración también fuera cuestionada.
Durante el cumplimiento de la medida cautelar, Cafesalud terminó padeciendo los mismos males de su casa matriz. Una auditoría reveló desde pagos de obligaciones y giros sin soportes a la IPS Saludccop (entidad del mismo holding) hasta compra de equipos y pago de publicidad, tiquetes aéreos, asesorías y honorarios con recursos del sistema de.
Finalmente, en julio de 2017, cinco años después de la primera medida en su contra, la operación, activos, pasivos y contratos de Cafesalud pasaron a la recién creada Medimás, otra EPS que tampoco salió bien librada de los cuestionamientos.
Medimás, que había adquirido la operación de Cafesalud por cerca de un billón de pesos, pronto terminó corriendo la misma suerte de la poderosa Saludcoop y su filial. En menos de dos años fue intervenida por la Supersalud y con una orden judicial de revocarle la licencia de funcionamiento.
Las auditorías de la Contraloría realizadas a Saludcoop y Cafesalud en los años 2008 a 2011 y 2015 a 2016 estiman que por cuenta de los manejos irregulares en esas entidades promotoras de salud hubo un detrimento de 2,6 billones de pesos, recursos que les fueron girados del sistema general de salud.
Pero ahí no paró el descalabro del poderoso holding Saludcoop. Los mismos vicios que sufrieron la casa matriz y Cafesalud fueron detectados en Cruz Blanca, la tercera Entidad Promotora de Salud del grupo. Una auditoría realizada entre 2008 y 2011 halló “algunas inversiones y compras de equipos médicos” con recursos de la unidad de pago por capitación, UPC (lo que el sistema gira a cada EPS por un usuario), con lo cual, según el organismo de control, se incumplió la prohibición de destinar recursos de instituciones de seguridad social para fines diferentes a ellas.
Pero más allá de las prolongadas intervenciones a Saludcoop y Cafesalud y si estas cumplieron o no con el objetivo inicial, hoy por hoy hace trámite en los tribunales de justicia una millonaria demanda contra las decisiones y la orden de liquidación de Saludcoop.
Los propietarios y extrabajadores del holding (calculados en cerca de 28.000) estiman que dichas decisiones y los malos manejos que se dieron durante las intervenciones llevaron a la liquidación del gigantesco grupo, con lo que les causaron perjuicios del orden de 500.000 millones de pesos.
El estudio de esta acción, presentada ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, fue apelado por la Supersalud, organismo que ahora espera que sea el Consejo de Estado el que defina si la demanda cumple no con los requisitos para continuar su trámite.
Pero no solo los propietarios y exempleados han cuestionado los resultados de las intervenciones a Saludcoop y Cafesalud. Ya la Contraloría General había calificado de “ineficaz” el papel realizado por la Supersalud en cumplimiento de sus funciones de inspección, control y vigilancia de las empresas promotoras del sistema de salud.
De hecho, en el mismo documento el organismo de control fiscal considera a Saludcoop y Cafesalud, junto a otras EPS como Caprecom y Manexka, como “casos emblemáticos en los que la medida especial (de intervención) –con vocación transitoria- se convirtió en permanente (…) hasta llegar a la aparentemente inevitable liquidación de las entidades”.
El informe agrega que ante la “inocuidad de las medidas o acciones tomadas, sin que se enerven las causas que condujeron a las situaciones críticas de operación”, las medidas especiales de carácter transitorio se volvieron permanentes, lo que en últimas terminó afectando el derecho fundamental a la salud de los usuarios del sistema.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Redacción EL TIEMPO
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