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Tenis

Rafael Nadal reinó con todo su esplendor en Bogotá y venció a Ruud

Rafael Nadal y Casper Ruud juegan un partido de exhibición en Bogotá..

Rafael Nadal y Casper Ruud juegan un partido de exhibición en Bogotá..

Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO

Este martes tuvo un partido de exhibición contra Casper Ruud. 

Con una hora de retraso, pero sin decepción. Así fue el partido de exhibición de Rafael Nadal ante Casper Ruud en Bogotá, un juego que quizá tardó para que todos los asistentes pudieran presenciarlo, pues hasta que no arrancó el duelo estelar, el Coliseo Live no alcanzó su mayor aforo. Estaba claro, las únicas que pueden hacer esperar a una ciudad sin pausa son las leyendas. Y Nadal es una viviente.
Con escasos tintes de amistoso, Casper Ruud se fue arriba en los primeros dos games. La sutileza de su saque y la precisión de su revés se sobrepusieron de entrada a la potencia del español. Luego, en medio de los gritos incesantes del público, que no lograba salir del “Nadal te amo”, el español se creció.
Y lo hizo hasta remontar el set, no sin aplaudir cada gesto majestuoso de Ruud, que demostró que de los jóvenes es quien más conserva rasgos del ‘big three’. 7-5. 
En la segunda manga, Nadal se adueñó del juego. Los movimientos de Ruud empezaron a perder intensidad y ‘Rafa’, dosificando energías, llevó el ritmo del partido. La única pausa que hizo fue para levantar el dedo, luego de que una aficionada le gritara de cerca: “Rafa, como te enseñé”. En adelante, un huracán del español que se forjó en la imprecisión de Ruud. 6-4.
Al final, aunque el resultado era lo de menos, Nadal ganó. Como ordenaba el libreto.

Estrella en Bogotá

Rafael Nadal en Bogotá

Rafael Nadal en Bogotá

Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO

Rafael Nadal hizo suya Bogotá. El tenista más ganador de Grand Slams de la historia caminó en la capital colombiana al ritmo que impone su grandeza. No había siquiera empezado el primer encuentro con la prensa cuando decenas de fanáticos ya se habían adueñado de la entrada del lugar acordado para tratar de conseguir un saludo, un autógrafo o una fotografía.
“Rafa, la última foto, por favor”, exclamó Fabio, uno de los más emocionados. Benito Pérez, jefe de prensa del tenista, se quedó mirando al seguidor de unos 50 años y le dijo: “¿La última? No, amigo. Es la primera”. Y Rafael y Fabio, santo y feligrés, se fundieron en una sonrisa que tan solo puede provocar la presencia de una leyenda viviente.
Nadal llegó pasado el mediodía al Coliseo Live, al occidente de Bogotá y al menos 40 personas, dos horas antes de que autorizaran el ingreso para verlo en acción, ya esperaban por su arribo bajo el picante sol que a veces se postra sobre la ciudad.
Un par de horas después, el titán español hizo su aparición en escena. Y lo hizo para jugar con un par de niños que cumplían el sueño de compartir en persona con su superhéroe de verdad. Los ojos refulgentes de los menores, que trataban de seguir la pelota para no interrumpir el peloteo, iluminaron la pista dura que se ubicó en el centro del escenario.
Rafael Nadal con camiseta de Colombia.

Rafael Nadal con camiseta de Colombia.

Foto:EFE

El Rafael de 36 años, todavía “a meses” de los 37, como le recalcó a este diario en una charla, parecía un infante más. No se notaba en su rostro la preocupación que llegó a manifestar por jugar en la altura de Bogotá. En últimas, lo que predominaba era el encuentro de dos pasiones genuinas: la de unos pequeños que sueñan con ser tenistas y la de un hombre que puede decir que le cumplió a su niño.
Tras la irrupción en cancha de los tenistas colombianos, que se encargaron de ser los teloneros del show con un agradable partido de dobles mixtos, Nadal volvió a la pista. Y lo hizo junto al noruego Casper Ruud, quien se terminó de forjar en su academia y con quien ha compartido este año como nunca, desde aquella final de su último título, en Roland Garros, y hasta la gira de exhibición cuya última parada estaba presto a vivir en Bogotá.
Cada saque del español era sinónimo de vibración para el público. Cada esfuerzo de su cuerpo era el de los miles de espectadores. Al cierre de esta edición, se definía el marcador del juego. Pero eso no importaba. Fue Nadal en Bogotá. Fue el relanzamiento del tenis en la ciudad.
ANDRÉS FELIPE BALAGUERA
Redactor de EL TIEMPO

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