La prematura eliminación del serbio Novak Djokovic en la segunda ronda del Abierto de Australia alteró todos los vaticinios que se habían hecho antes del inicio del primer grand slam del año. ¿Se levantó con el pie izquierdo en un día en que no le salió nada o será que pasa por un bajón anímico que da para preocupar al mundo del tenis?
Solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que cuando se esperaba que Djokovic mostrara su talento en busca de recuperar el trono de número uno del mundo, nos encontramos con un jugador disminuido, que salió entre lágrimas y desencajado de la Rod Laver Arena, la misma pista en la que ya había levantado seis trofeos como ganador, los cinco últimos de manera consecutiva.
El actual campeón se fue caminando, dejando un rastro de amargura frente al enorme bullicio con el que celebraba el uzbeko Denis Istomin, 117 del escalafón mundial, después de una prolongada batalla que bordeó las cinco horas. Al final, el 7-6, 5-7, 2-6, 7-6 y 6-4 apartó al serbio del camino y causó la primera gran sorpresa en el torneo australiano. El inesperado tropiezo llega en un momento clave en la trayectoria de Nole. Sin embargo, muchos de los especialistas que lo siguen y están de lleno en el mundo del tenis catalogan que el serbio ya no es el soberbio, contundente y liquidador jugador de hace apena seis meses. Desde 2008, cuando fue eliminado en la segunda ronda de Wimbledon por el ruso Marat Safin, no caía tan pronto en un torneo grande.
Sin ambición
Y eso es cierto, o por lo menos los resultados lo avalan. Desde mediados del año pasado, cuando conquistó finalmente Roland Garros, el último grand slam que le faltaba en su colección de títulos, Novak parece haber perdido parte de su ambición, algo que identifica a los número uno de cualquier deporte.
Para Pablo González, exjugador y actual capitán del equipo colombiano de Copa Davis, el bajón del serbio obedece a una serie de variantes que han afectado el equilibrio mental.
“El haber sido destronado de la cima del tenis mundial, el tener un pequeño hijo y su esposa que lo esperan en la casa, y quizá también la búsqueda de un equilibrio espiritual, se han convertido en presiones para el jugador; le sucede a todos, a Nadal, a Murray, en fin, pero es un bache que debe superar con ayuda de su equipo de trabajo, liderado por el entrenador Marian Vajda”, contó el extenista profesional.
“También hay que decir que Djokovic, quien cerró el año pasado con una mala secuencia de resultados, cometió un total de 72 errores no forzados, mientras que Istomin jugó el partido de su vida. En algunos momentos del juego se le vio perdido, sin aliento y con poca capacidad de respuesta, pero creo que esto lo superará, es cuestión de tiempo para que recupere su confianza”, explicó González.
Djokovic fue número uno del tenis durante 223 semanas, hasta que el británico Andy Murray le quitó la corona a finales del 2016, en un declive que comenzó tras conquistar el Abierto de Francia y completar el llamado grand slam en su carrera (ganar los cuatro grandes torneos del calendario).
Después se vio afectado por problemas físicos en la final del Abierto de Estados, que perdió en cuatro sets con el suizo Stan Wawrinka. Cerró el 2016 con una derrota y sin ser el número uno del mundo frente a Murray en noviembre. Claro que este año se impuso en el torneo de Doha, en el cual venció en la final a Murray.
“Djokovic no es el mismo que vimos hace un año en este lugar, el que estaba en el mejor momento de su carrera. Estoy seguro de que es un problema mental. Hizo tanto y trabajó tanto para conquistar sus cuatro grand slams que simplemente perdió la frescura, su tranquilidad”, consideró por su parte el australiano Pat Cash, extenista y doble finalista en Australia.
“Es decepcionante, pero al final solo me queda aceptarlo. Istomin jugó por encima de su nivel. Yo no encontré ritmo. Así es el deporte, ahora solo quiero irme a casa y estar con mi familia, sin dramas”, dijo Nole.
¿Ahora qué pasará con el número 2 del mundo? Por lo pronto, perderá muchos puntos en el escalafón, ya que era el campeón defensor. Y el abanico de posibilidades se abre para Istomin y los otros tenistas que vienen empujando con fuerza.
JAVIER ARANA
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @Arana_Javier