El mundo del tenis parecía que tenía un nuevo orden. La supremacía de Novak Djokovic junto a la consolidación de Andy Murray parecía que se iban a tomar del todo los grandes torneos y que la pelea por los títulos estaría enfrascada solo en ellos dos.
Sin embargo, en el primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia, las tempranas eliminaciones de Djokovic y Murray dejaron al descubierto que no son invencibles, pero también, que los ‘vieja guardia’ como Roger Federer y Rafael Nadal siguen vigentes.
Este jueves, ‘Su Majestad’, ‘El Maestro’, el hombre que rompió todos los récords y se ganó el máximo respeto en el circuito venció a su compatriota el suizo Stanislas Wawrinka en cinco sets y clasificó a la final del primer grande del año.
Tras el anuncio del año pasado, al finalizar Wimbledon, que no jugaría más por el resto del año, se abrieron todo tipo de especulaciones. Se habló de que estaba cansado, que se iba a retirar definitivamente, que a sus 35 años no soportaba el ritmo impuesto por el circuito.
Los números respaldaban esas teorías. Ninguna final en los torneos Grand Slam, ni Másters 1000, hablaban de un desgaste del suizo. Además, renunciar a la medalla olímpica también se presumía como un serio indicio para su retiro.
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Pero nada de eso demuestra hoy Federer en la cancha. El ritmo impuesto en tierras australianas ha sido imponente. Venció a Tomas Berdych, número 10 del mundo, a Key Nishikori, número 5, a Wawrinka, número 3 y ahora irá por su título de grand slam 18.
Allí, en su final de Grand Slam 29 y primera en Australia desde hace siete años, el mundo del tenis espera que Federer se cita con Nadal, que juega en la madrugada del viernes, y revivir el clásico de hace algunos años que dominó el planeta.
¡Hola, Su Majestad!, el gran Federer está de regreso y cuando muchos lo daban por muerto, vuelve a imponerse como en los viejos tiempos.
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