Las manecillas del reloj marcaban las 11 de la mañana exactas. Ni un segundo más ni un segundo menos. De repente una gritería acompañada con el ruido del sonido del recinto hacía retumbar esta parte de Bogotá. Con una camiseta verte tipo polo y un pantalón color mostaza, apareció Roger Federer con los brazos arriba, saludando a sus fans. Se sentó en el sofá que tenían listo para él. "¡Gracias, Bogotá!", exclamó.
Era poco el público en el Movistar Arena, lugar en el que en unas cuantas horas las personas explotarán en un grito sostenido pidiendo la atención de Roger.
No más de 400 personas estuvieron en este conversatorio, pero hacían más ruido que en un partido en Wimbledon, en el All England Club. Quizá esta oportunidad no se volvería a repetir y querían, por lo menos, tener un contacto visual con el suizo.
"Estar en Latinoamérica y Colombia es muy emocionante. La altitud hará difícil el juego, pero daremos lo mejor para pasarla bien. Espero no quedarme sin aliento", comentó el suizo.
Aparece Roger Federer y los pocos asistentes en el Movistar Arena explotan en un solo coro: ¡Roger, Roger! Él solo les dice: GRACIAS, BOGOTÁ! pic.twitter.com/CfGFS02YxK
— Felipe Villamizar M. (@FelipeVilla4) November 22, 2019
Pero este evento no era para hablar de su venida al país, la idea era entregarle un poco de la pasión y el constante trabajo de Roger a la gente. Él, luego de una carrera de más de 20 años siempre entregó una palabra inteligente, un consejo apropiado, una idea clara.
"Siempre me ha gustado aprender de la historia del tenis y de cómo se construyó. El juego siempre va a ser más grande que cualquier jugador", comentó al tiempo que aseguraba que para esto había que tener respeto por el juego, estar preparado, trabajando.
Quizá el momento en que más aplausos recibió fue cuando habló del trabajo que hace con su fundación. Aseguró ser un filántropo, que quiere ayudar a la sociedad, en especial a las de África.
"Me gusta escuchar a los chicos, a los padres, madres. No quiero ser un filántropo que viaja de Suiza y les dice cómo hacer las cosas, sino que ellos se empoderen y puedan resolver de alguna manera los problemas para salir adelante. Yo soy un puente", comentó.
Quizás una de las preguntas que más le hacen a Roger es cuándo será su retiro y no porque quieran, sino porque se resignan a que se vaya y fueron los interrogantes que le hicieron. Él fue claro.
"Siempre a final de cada año me lo preguntan y soy claro: disfruto jugar al tenis y no tengo por qué retirarme aún. Trabajo juicioso, me cuido, tengo un grupo que me motiva, mi familia me acompaña así que encuentro la motivación para seguir", respondió.
Y cuando todos disfrutaban con una enorme sonrisa, Roger se puso de pie y les pidió disfrutar en partido de esta noche. Agradeció en español varias veces y tomó rumbo a la clínica en la que compartirá con niños y jóvenes
FELIPE VILLAMIZAR
Redactor de EL TIEMPO
FelipeVilla4