Hoy en día es, junto a Juan Sebastián Cabal, su amigo, compañero y hermano que le dio el tenis, número uno del escalafón de dobles de la ATP. El colombiano Robert Farah es uno de los mejores en esta modalidad, en la que ya conquistó los títulos de Wimbledon y US Open, luego de un gran 2019, en el que se mostró férreo en su juego de fondo y creó una gran sinergia con su pareja en estos dos grand slams y, en general, en toda la temporada.

Robert Farah.
EFE
Muchos han sido los aplausos que se ha llevado Farah en esta modalidad a la que llegó tras cosas y suerte de la vida. La grave lesión que sufrió Cabal en su rodilla, sumado a esa para que hizo Farah para ir estudiar a Estados Unidos y tomarse un pequeño descanso del estrés del tenis, derivó que el futuro de los colombianos dictara que debían armar un equipo para mantenerse en el circuito, pero esta vez en los dobles.
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Sin embargo, no muchos conocen su paso por el circuito de singles, en el que no le fue muy bien, aunque disputó varios torneos desde categoría challenger hasta cuadros clasificatorios a grand slam, pasando por ATP 250 y ATP 500. Alcanzó a estar 163 de la clasificación de sencillos.

Robert Farah, tenista colombiano en sus inicios.
Archivo EL TIEMPO
Pero quizá uno de los mejores recuerdos que puede contar Farah en sus miles de anécdotas como tenista profesional fue que un 26 de abril del 2012, se paró en el polvo de ladrillo del mítico torneo de Conde de Godó para enfrentar nada más ni nada menos que al rey de esta superficie, al español Rafael Nadal, en un encuentro que aunque terminó perdiendo, le dejó como experiencia haber chocado contra un titán de la historia de este deporte y le hizo esforzarse más de lo necesario en algunas bolas.
Desarrollo del partidoNadal, segundo del escalafón mundial en ese entonces, y primera cabeza de serie, derrotó a Farah con algo de tranquilidad y se clasificaba a los cuartos de final en el tradicional torneo Conde de Godó, en Barcelona, un torneo del que es majestad.
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Nadal se imponía a Farah, que esa semana había conseguido sus primeros dos triunfos en el circuito ATP, por 6-2, 6-3 en una hora y 26 minutos de juego.
Esa tarde, el colombiano, especialista en la modalidad de dobles, tuvo el honor de enfrentarse por primera vez al rey de la tierra batida, al que intentó poner en apuros con su potente servicio.
Nadal apenas le dio opción en el primer set, que ganó tras romperle el saque nada más empezar el partido. El balear empezó la segunda manga de idéntica forma, pero Farah logró devolverle el quiebre e incluso ponerse por delante con su saque (3-2). Fue entonces cuando el español encadenó cuatro juegos consecutivos para cerrar el partido.
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"Hoy no he jugado mi mejor partido. He estado sólido a ratos, he cometido algunos errores y he jugado un poco atrás", explicó sobre su partido contra Farah.
Y tuvo unos elogios para Farah: "Es un jugador que saca bien, tiene un buen revés, se mete dentro de la pista. Y si eliminó a Pablo Andújar, 38 del mundo, que viene de ganar Casablanca y es un buen jugador de tierra, será por algo".
“Los nervios muchas veces son producto de la ansiedad que da hacer una cosa u otra. Los míos, no eran más que esa sensación de saber que me enfrentaría, por primera vez en mi carrera, a una de las leyendas vivas de la historia del tenis: a Rafael Nadal.
Muchas cosas pasan por la cabeza cuando se sabe que se estará al frente de un tenista de la talla del español. Pero es gratificante saber que mi tenis da esta clase de resultados. No muchos se han dado ese gusto de enfrentarse con Nadal.
Lo había visto tantas veces por televisión que estar ahí frente a él, por primera vez, da esa cosa llamada orgullo propio. Antes del partido me preguntaban lo de siempre: que si podría dormir, que sí podría comer, que si podría pensar... Y la verdad es que sí puede.
La vida continúa. No podía quedarme pensando en si le iba a ganar, en si le iba a enviar esta bola allá o en intentar devolverle todo lo que me mandara antes de enfrentarlo.
Quería jugar y ya, divertirme y aprenderle todo lo que pudiera a un jugador como este; especialmente, su actitud y su fuerza mental, las mismas que lo han llevado a ser uno de los más grandes.
Cuando salió a cancha, no voy a negarlo, infundió respeto. Eso me sirvió de inspiración para empezar con mucha más energía, a pesar de que en las primeras bolas sé que no dejé la mejor impresión.

El recuerdo de Farah, tenista español.
AFP
Luego, poco a poco, me fui encontrando con mi tenis, pero ya era tarde. La ventaja era amplia (6-2, 6-3 perdí) y lo único que tenía que hacer era seguir explorando esta nueva experiencia en mi carrera deportiva.
Confieso que, en los cambios de lado, la curiosidad me ganó y miraba lo que hacía en el descanso. Y, la verdad, no es nada diferente a lo que hacemos todos. Pero eso, para qué, fue divertido.
Al término del juego me dio la mano y me dijo: "Buen torneo y suerte para el próximo". Yo respondí: "Gracias y suerte para lo que resta de este", y me marché aplaudido”.
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