"Soy trabajador y obsesivo, me gusta navegar bien y cuando no lo consigo, me enojo con todos", la frase de Santiago Lange, de 54 años, resume lo que siente por su gran pasión: navegar. Lo hizo desde chico y lo profundizó cuando se separó de su mujer: sin dinero y sin tener a dónde ir, un amigo le "prestó" su barco para dormir y desde allí, el agua fue su casa.
Lange, ingeniero naval y diseñador de Optimist, logró algo histórico este martes al conseguir el oro en Río 2016 junto a Cecilia Carranza, su compañera. Fue la primera vez en la historia que un competidor en vela gana esta medalla. Él mismo, junto a Camau Espínola, había ganado dos de bronce tiempo atrás.
Su preparación para los Juegos fue perfecta. A tal punto que decidió instalarse en Río de Janeiro seis meses antes de que arranque la competencia. En el mes de noviembre de 2015 le dieron el alta por el cáncer de pulmón por el que lo habían operado dos meses antes. "Quiero recuperar el tiempo perdido", le dijo a su compañera y comenzaron la etapa final para el gran objetivo que lo desvelaba: ganar el oro.
Ni ellos mismos fueron conscientes de lo que habían conseguido. Al cruzar la meta en la medal race de ayer, cruzaron miradas. Ninguno de los dos se arriesgó a decir un resultado. Lange le preguntó a Carranza: "¿Cómo salímos?", y la respuesta de la rosarina no era la que quería: "Creo que plateada...".
La noticia llegó desde un lancha que se aproximaba a su embarcación. "Oro, oro", les gritaron desde allí. El resto es historia conocida: la emoción, sus hijos nadando hacia él y la coronación con lágrimas incluídas. El mejor capítulo de una historia con final feliz.
GDA/ LA NACIÓN (CANCHA LLENA) ARGENTINA