El día ‘D’, el señalado, el que Catherine Ibargüen y su entrenador Ubaldo Duany habían tachado una vez se conoció el calendario del atletismo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro llegó. Ese esperado momento porque el que la mejor atleta nacional de la actualidad ha esperado durante 4 años se presenta este domingo en el estadio Olímpico, un escenario adecuado para las competencias del deporte rey y en el que la colombiana irá por la medalla que anhela, por el metal dorado que se ha sacrificado, por el que ha trabajado.
Han pasado muchas cosas desde aquél 5 de agosto de 2012 en los Olímpicos de Londres, cuando Ibargüen salió del estadio inglés con la sonrisa que siempre y celebrando la medalla de plata, tras caer con la kazaja Olga Rypakova.
Desde ese día la meta fue una sola, desde ese momento el oro fue su mayor ilusión y le ha llegado el momento de ir por él, de demostrar que sobre el trazado del salto triple ella es la mejor del planeta, que sus marcas son inigualables y que por algo ha dominado esta prueba durante los últimos 4 años.
Este sábado, no quiso esperar, no se arriesgó a saltar más veces y en el primer intentó pasó la barrera de los 14 metros 30 centímetros y con 14,52 metros se instaló en la final. Terminó la prueba, se puso la sudadera, se cambió los tenis y se fue con su DT a la pista de calentamiento, mientras sus rivales se quedaron buscando el registro para encontrarse con ella en la final. Será la única colombiana en competencia, porque Yosiry Urrutia quedó eliminada.
Los tres títulos de la Liga de Diamante (2013, 2014 y 2015), las dos medallas de oro en los Mundiales de 2013 y 2015 serán cosas del recuerdo si esta noche Ibargüen no consigue su meta, algo que para los expertos y para un país que se unirá en torno a su figura parece imposible que se pierda, pero en el deporte y en la vida todo puede pasar.
Es tan sólido su dominio en el salto triple del mundo, que Catherine no perdía desde esa final olímpica de 2012 hasta este año cuando en la válida de Birminghan (Inglaterra), Rypakova la derrotó y atrás quedaron 34 victorias consecutivas, que hacía a la atleta nacional de 32 casi que imbatible.
En Londres, Ibargüen perdió con un salto de 14 metros 80 centímetros, contra los 14 metros 98 centímetros de Rypakova. La barrera de los 15 metros siempre ha sido otro de los objetivos de la colombiana, no tanto el récord mundial. La mejor marca de Ibargüen es de 15 metros 31 centímetros, salto que realizó en la válida de la Liga de Diamante de Mónaco 2014.
Y este año, el registro más importante ha sido el de 14 metros 04 centímetros, que realizó en la Liga de Diamante de Doha.
Para Río de Janeiro, Catherine Ibargüen, su DT y su fisioterapeuta, Hárlyn Correa, se concentraron los últimos días en Sao Palo (Brasil), cerca de Río, con el fin de no perder tiempo y evitar el cansancio de la deportista.
No han dejado nada al azar, han sido meticulosos en la programación, han analizado cada zancada, la secuencia de los pasos, el primer salto, el cambio de pierna, el impulso antes de caer y la misma caída y hasta los movimientos de los brazos que también da impulso.
La marca mundial, por ahora, no es la meta, siempre dijo que ganar en los Olímpicos era su principal sueño y la fecha ha llegado. La marca de 15 metros 50 centímetros que impuso la ucraniana Inessa Kravets, el 10 de agosto de 1995 en Gotemburgo (Suecia), no es importante para ella este 14 de agosto, porque el ganarles a sus rivales hoy y encontrarse con la gloria que ha buscado en el último tiempo, para ella, es su objetivo.
Este domingo, quiere tener su medalla en el cuello, tomarla entre sus manos, acariciarla, ver cómo el oro brilla, levantar su mirada y reírse, exhibir el máximo trofeo que una atleta puede conseguir. ¡A Catherine le llegó el día!
LISANDRO RENGIFO
Enviado especial de EL TIEMPO
Río de Janeiro