Sin proponérselo, y como por el azar, el día que Diana Marcela Castillo sufrió una lesión en el manguito rotador del hombro, su destino cambió de rumbo. Si bien la sacó de las piletas, en donde había crecido en la natación de carreras, la dolencia le abrió las puertas y le dio alas para incursionar en otra experiencia deportiva, primero en acuatlón (natación y atletismo) y posteriormente en el triatlón, disciplina en la que encontró su espacio, a tal punto que en este momento, a sus 24 años, bien puede ser denominada sin temores la ‘dama de hierro’ en el país.
Esta caleña emergió en un deporte rudo, que requiere de mucha exigencia física y un poder mental para poder sortear desde tres ángulos una ecuación que combina en el alto rendimiento la natación, el ciclismo y el atletismo. Por eso tiene mayor mérito, ya que este año no se bajó del podio en cuanta competencia participó.
En el braceo no tiene problemas, se siente en su hábitat natural. Sus largas jornadas de entrenamiento desde niña en Cali la formaron como nadadora con rapidez, agilidad y óptimos resultados; y en el atletismo, que ha sido quizá su talón de Aquiles, ha tenido un gran avance, aunque, como ella misma dice, “debo mejorar en la explosión”. El ciclismo es caso aparte. Le tenía miedo a la bicicleta, y apenas a los 19 años supo maniobrar esa máquina con destreza.
“Les tenía miedo a los carros y a la carretera, pero en Palmira, gracias a un entrenador, comencé a soltarme y a tomarle cariño a la bicicleta. Reconozco que no era mi fuerte. Apenas se inclinaba la loma, me quedaba del lote, ni siquiera aguantaba un ritmo de 30 km de velocidad. Fue duro ese proceso, pero si quería ser buena en el triatlón, tenía que dejar atrás esos temores y esforzarme, y así, de a poco, lo hice”, dijo.
Y alguien determinante en ese aprendizaje fue en ese momento su entrenador y novio, hoy su esposo, el ciclista Edwin Sandoval, quien le enseñó, a la par con el crecimiento del romance, los secretos para obtener el mejor rendimiento.
“Claro, me ayudó mucho. Fueron como dos años de adaptación. Esto fue de paciencia y perseverancia. Me daba ánimo, y ahora puedo decir que lo que era una debilidad lo convertí en una fortaleza”, explicó la vallecaucana, reciente ganadora de los Bolivarianos de Santa Marta y del Ironman 70.3 de Cartagena. Precisamente, este fin de semana Diana acompaña a su esposo en una competencia de pista en Duitama, Boyacá.
Esta vez, la campeona de triatlón será el apoyo de Edwin, quien participará en una prueba de velocidad en el ciclismo paralímpico, ya que una caída que sufrió en 2016 durante la Vuelta a Antioquia le produjo una fractura en la cadera que afectó el nervio ciático y lo dejó sin movilidad ni sensibilidad en el pie izquierdo. El deportista, oriundo de Pradera, Valle del Cauca, ha sido campeón nacional en su modalidad y es otro de los destacados de ruta y pista del ciclismo paralímpico.
Este año ha sido el mejor para Diana en cuanto a resultados. También se impuso en el selectivo a Bolivarianos y es la actual campeona nacional. Además, terminó de segunda en el Ironman de Manta (Ecuador), prueba en la cual se sintió muy cómoda para la distancia de 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21 km de atletismo. La ganadora fue la estadounidense Kelsey With-row, la misma a quien logró derrotar hace una semana en Cartagena.
Para 2018, Diana, entrenada por Carlos Iván Franco, tiene en mente los Juegos Suramericanos, los Centroamericanos y del Caribe y la clasificación al Mundial que se cumplirá en Sudáfrica.
“Este año fue fantástico, y espero que el próximo sea igual o mejor. Ahí daremos pelea”, concluyó la ‘dama de hierro’.
JAVIER ARANA
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @arana_javier
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