Una de las funciones del periodismo es estimular la formación de opiniones, generar debates que alienten el análisis e impulsen las discusiones con las que una sociedad democrática gana en participación y aprendizaje.
El intercambio de ideas argumentadas es propicio para la creación de una cultura de respeto y tolerancia, valores que tanto hacen falta en nuestro país: una gran diversidad de pensamientos abren nuevas formas de entendimiento y enseñanza.
Por eso no comparto la corriente que se esparció este fin de semana entre varios muy destacados, reconocidos y respetados colegas –incluso compañeros de esta casa editorial– de que este año no haya debate en la elección del deportista del año y sean declarados ganadores todos por igual: el ciclista Egan Bernal, los tenistas Juan Sebastián Cabal, Roberth Farah y María Camila Osorio y la arquera Sara López, entre otros campeones.

Cabal y Farah, campeones en dobles del US Open.
USA TODAY Sports
Esa es la salida fácil. Eso es lavarse la manos y no comprometerse, no argumentar para así no quedar mal con nadie, menos con las fuentes de información, que es lo que son los deportistas para los periodistas.
Por esa vía ‘poncio pilatesca’, entonces, se escoge a todos para no escoger a ninguno bajo el sofisma de no dividir al país y pasar de agache sin romperse ni mancharse. Populistas.
No hay nada peor y más peligroso para una sociedad que el unanimismo. Es una posición extraña y casi pueril, más en un gremio y en una fuente informativa en la que a diario lo que se hace es escoger: este técnico es mejor que el otro, este plan táctico es superior a aquel, este equipo sobresale más que el otro, este atleta es mejor que ese, este carro es más que el otro, este gol es más bonito, y así...
Competir, ganar, ser primero es la esencia del deporte asociado moderno de alto nivel.Por eso hay un campeón, un subcampeón y un último.
Ni aun en la élite idealizada de los Juegos Olímpicos ganan todos los participantes.
¿Se imaginan darles medalla de oro a los cuatro semifinalistas...? Hay suficientes criterios y argumentos para plantear el debate responsable, necesario y sano para elegir. Sí: para elegir.
Insisto: así también se crea mayor cultura deportiva. Y los argumentos por unos o por otros para escoger son diversos. Por ejemplo: el resultado, el nivel del torneo en el que se obtuvo, la importancia de la disciplina, el peso de la modalidad y la repercusión nacional e internacional. Seguramente hay más factores que alimentan la discusión compleja pero apasionante.
No hay que temerle al debate. No hay que rehuirle: eso es lo cómodo. La vía fácil, repito, es la de quedar bien con todo el mundo para dizque escoger...
¡sin escoger!
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta