Con una gran sonrisa y agradeciendo a Dios. Así llegó Íngrit Valencia a la zona mixta después de dar ese gran golpe de autoridad, al vencer a la tailandesa Peamwilai Laopeam y asegurar, como mínimo, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
“Toda la honra y gloria es para Dios. Gracias a él he logrado mi sueño de ganar este combate, que no era fácil. Gracias a todos mis entrenadores porque este camino que he recorrido no ha sido fácil”, afirmó Valencia.
Por otro lado, la boxeadora colombiano no se detiene en que ya ganó la medalla de bronce. Ahora, su deseo principal es seguir avanzando y clasificar a la final y, por qué no, colgarse una presea dorada.
“Quiero más porque me he preparado para esto. Hoy (martes) lo he logrado, pero no he ganado nada y sigo para adelante”, concluyó.