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Ángel Cabrera: 'No vengo a jugar porque sí, quiero ganar'

Ángel Cabrera jugó este martes el Pro Am en el Country Club de Bogotá.

Ángel Cabrera jugó este martes el Pro Am en el Country Club de Bogotá.

Foto:Juan Manuel Vargas / ETCE

Es el único latinoamericano en obtener el Masters y es figura del Colombia Championship de Golf.

Ángel Cabrera, más conocido como el ‘Pato’, nacido hace 47 años en Villa Allende (Córdoba, Argentina) es uno de los dos jugadores golfistas latinoamericanos más importantes de todos los tiempos. Es el único jugador de esta parte del continente que ha ganado el Masters de Augusta, en 2009, y además, dos años antes, había ganado el US Open. Pero cuenta la leyenda que uno de los tiros más importantes de su carrera lo hizo en Colombia.
“Era el Abierto de Hato Grande, se inauguraba la cancha. Llegamos al hoyo 16, iba con ‘Rigo’ Velásquez y Miguel Guzmán, muy peleado. Fallé la salida, la tiré al monte, donde no tenía muchas posibilidades. Si quería ganar tenía que hacer por lo menos birdie. En el único tiro que tenía le apunté a sacarla fuera de límite y que la pelota vuelva. Me salió muy bien, terminé con águila y gané el torneo”, recordó.
Hace 21 años que Cabrera no venía a Colombia. Ahora vuelve como la principal figura del Club Colombia Championship by Servientrega, en el Country Club de Bogotá. Y viene a pelear la corona.
“La competencia me gusta, me gusta la adrenalina, no jugar un torneo porque sí. Me puede salir bien o mal, pero vengo a ganar. Cuando no tenga más hambre de ganar es porque ahí me sacó el golf”, dijo Cabrera, en entrevista exclusiva con EL TIEMPO.
¿Qué tanto ha evolucionado el golf latinoamericano en este tiempo?
Obviamente ha crecido mucho. Tenemos torneos del web.com Tour acá, en Panamá, tenemos torneos del PGA Latinoamérica en todos los países. Eso habla a las claras del crecimiento que ha tenido este golf.
¿Podremos tener una figura como Ángel Cabrera a corto plazo?
Yo creo que va a haber otro Cabrera. No sé si muy pronto, pero va a haber otro jugador que sea exitoso y que gane cosas grandes.
Pero pasó mucho tiempo entre Roberto de Vicenzo y usted. De Vicenzo ganó el Británico en 1967.
Siempre hubo jugadores buenos. Estuvo De Vicenzo, por ahí el ‘Gato’ Romero, después yo. Ahora estamos medio quedados. Todo eso es un poco de culpa de los dirigentes, de la gente que tiene que ayudar a que el golf crezca. Nosotros hacemos lo nuestro, pero hay gente que tiene que ayudar económicamente, los dirigentes son los responsables de eso. En Argentina no tenemos un solo campo público. Así es más difícil que salgan jugadores. Hacemos lo que podemos.
De los dos triunfos en Majors, ¿cuál sensación de victoria fue más bonita, ganarle a Tiger en el US Open del 2007 o el desempate en el Masters en el 2009?
Yo no le gané a Tiger, ¡les gané a todos! No jugaba contra Tiger, jugaba el US Open, quería ganar el US Open. Obviamente, el primero es algo especial, pero Augusta es Augusta. Ganar cualquier torneo tiene un sabor especial; te da orgullo, pero, como dije antes, gané el US Open y el Masters, no importa a quién. Fue lo que me tocó.
La celebración del Masters es muy especial: la chaqueta verde, la parafernalia...
Todo el circo que arman ellos. Es muy lindo. Es disfrutar después de ganar semejante torneo. Ahí te das cuenta de la dimensión del triunfo que conseguiste.
El jugador que gana escoge el menú de la cena. ¿Qué les dio?
Obviamente, asado argentino. Bifé de chorizo, empanadas, vino argentino, flan con dulce de leche, todo argentino...
¿Tuvo la sensación de que podía haber ganado el segundo Masters, en 2013, al australiano Adam Scott?
Cuando hice 3 al 18, le dije a mi hijo, que me llevaba los palos: “Acá esto es como una lotería”. Es un playoff; diste mal un golpe y perdiste todo el trabajo que hiciste en 72 hoyos. Pero creo que jugué dos hoyos muy buenos en ese desempate, no tuve la suerte de embocar en ninguno de los dos y me ganó. Yo no perdí. Me ganó él.
Se dice que en una ocasión, por sus actuaciones en Europa, le ofrecieron una tarjeta en el PGA Tour.
No es cierto. A mí nunca me regalaron nada. Cuando tuve la tarjeta en el 2004 me la gané. Jugaba en Europa y estaba entre los 50 mejores del mundo, así podía ir a torneos en Estados Unidos, los del World Golf Championship, los Majors, y jugué tan bien que quedé entre los 125 primeros del PGA Tour. Por eso en 2005 vine a jugar a Estados Unidos. Jugué hasta mayo y me devolví a Europa.
¿Por qué?
No me gustaba la vida acá. En Europa estábamos como 15 argentinos, el europeo es sociable. El americano es como una máquina. La verdad no tenía intenciones de volver hasta que me gané el US Open. Ahí sí me quedé del todo. Pero a mí nunca me regalaron nada.
¿Por qué los argentinos prefieren entrar al Tour Europeo que al PGA Tour?
Creo que fue una costumbre que fuimos siguiendo todos. De Vicenzo jugó ahí, el ‘Chino’ Fernández jugó ahí, luego el ‘Gato’ Romero, y luego llegamos todos. No sé, capaz que era más accesible, pero por allí llegamos todos.
Ahora vive en Houston. ¿Cómo le va ahí?
Estoy acostumbrado ya: en Houston pasan por mi lado y ni me dicen buenos días, así que no me hago problemas. El estadounidense es así: muchas veces has jugado con un tipo, al día siguiente te lo encuentras en el desayuno y no te saluda. Pero eso no me molesta. Así son. Me da lo mismo.
Los argentinos tienen mucho arraigo por volver a jugar a los torneos de su país.
Yo nací y crecí a dos cuadras de la cancha de Villa Allende. El Abierto del Centro era el torneo que yo siempre quería ganar. Yo empecé a cargar palos a los 8 años y jugué mi primer torneo profesional a los 17, que era el Abierto de la República Argentina que se jugó allí en Villa Allende. Cuando tenía 12 o 13 años veía jugar allí al ‘Chino’ Fernández y quería ganar el torneo. Lo gané muchas veces, es el torneo que me gusta, estoy en mi casa, duermo en mi cama, estoy con mi gente, con la gente que todo el año me hace fuerza para que me vaya bien. ¿Por qué no les voy a dar la oportunidad de que me vean jugar?
¿No le dio miedo no pasar el corte?
Temor, ¿por qué? Cuando tenga temor no juego más. ¿Sabe cuándo tenía temor? Cuando robaba una gallina para tener qué comer y me veía el dueño. Eso sí era miedo. Yo me paro en el ‘tee’ del 1 y no le tengo miedo a nadie. El único rival soy yo mismo. Si tengo un buen día, las cosas van a salir bien.
¿Por qué perdió la tarjeta?
Tengo una lesión en el hombro que en algún momento me voy a tener que operar y que cada tanto me ataca. Empecé a pegar mal, y este juego te come. Físicamente no estaba bien. Pero este es otro año y ya voy a volver. Y si no, me queda muy poco para entrar al Champions Tour. Lo que yo creo es que nunca voy a dejar el golf. A lo mejor el golf me retira a mí, una lesión, algo así, pero no me voy a retirar porque sí. ¿Qué otra cosa voy a hacer?
GERMAN CALLE y JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de DEPORTES
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