La experiencia que marca la vida de William Gutiérrez Botero bien puede resumirse en el título de la obra autobiográfica del premio nobel Gabriel García Márquez, Vivir para contarla. Solo que en la del atleta recreativo se adaptaría literalmente la palabra ‘muerte’.
Murió y revivió para contarla. Tal cual. El 27 de julio del 2015, William cruzó la meta de la Media Maratón de Bogotá y se desplomó. No se sabe cómo pudo correr los últimos cinco kilómetros de la carrera, pero lo cierto es que se reportó en la pancarta de llegada.
El corazón de este atleta, habitual participante de la competencia, se detuvo. Los latidos se silenciaron. Sin palpitaciones, fue trasladado a unos metros de la meta a una carpa de primeros auxilios y allí una médica, una enfermera y una ayudante, todos de la Cruz Roja, lo atendieron.
Su cuerpo estuvo sin pulso entre cinco y ocho minutos y tras el paro cardiaco presentó una muerte súbita. Fueron dramáticos los minutos en los que el personal médico que lo atendió realizó los masajes de reanimación. La oportuna atención lo revivió y luego fue trasladado a la clínica Colombia. Allí volvió a quedar sin pulso, lo reanimaron de nuevo y lo entubaron. Estuvo un día en estado de coma inducido, de los tres que le habían programado los especialistas.Tras 24 horas de angustia, William despertó muy mareado por los sedantes, pero solo dos días después recobró la conciencia. Su condición médica ya era estable. Y lo mejor, sin la más mínima falla neurológica. No sabía qué había pasado y su único recuerdo del día de la competencia es cuando llegó al punto de salida y saludó emotivamente a su grupo de amigos del club Aethos, del que él forma parte.
Fue un milagro de vida. Quizá ese día me tocaba morir, pero tres ángeles se aparecieron en el camino, en la meta y me devolvieron a la vida. Es la hora que no recuerdo nada.
“Fue un milagro de vida. Quizá ese día me tocaba morir, pero tres ángeles se aparecieron en el camino, en la meta y me devolvieron a la vida. Es la hora que no recuerdo nada. Por el relato de algunos amigos y la marcación del reloj que llevaba puesto, supe que bajé mi ritmo de competencia y se elevaron las pulsaciones cuando pasé el kilómetro 15 de la carrera”, detalla William, quien después de esa experiencia en la que se entrecruzaron la vida y la muerte tiene un sentimiento muy especial y eterno por la tradicional carrera bogotana, que este domingo cumple 18 años de historia.
“Hace 10 años corro competitivamente y hace 8 participo sin falta en la Media Maratón de Bogotá. Cada vez que paso la meta lloro. Es un sentimiento especial, es la carrera de la ciudad y es un honor siempre participar de esta fiesta deportiva. Hay que quererla. Estaré siempre agradecido con las personas que me atendieron tras la carrera y las que estuvieron al tanto de mi recuperación en la clínica. De no ser así, no estaría contando esta historia de vida. La carrera me dejó esa gran enseñanza”, comentó este entusiasta deportista, quien entrena seis días a la semana y es padre de tres hijos, de 10, 5 y 3 años.
Pero algo no menos milagroso vino después. El 6 de agosto fue operado a corazón abierto para corregir el problema del flujo sanguíneo que ocasionó el trastorno respiratorio, y a los dos meses de haber sufrido el incidente, William logró trotar un kilómetro.
No lo podía creer. Cuatro meses y medio después de haber estado más del otro lado de la muerte ya volvía a hacer deporte
“Fue extraordinaria la recuperación. El primero de enero del 2016 competí en triatlón de distancia olímpica. No lo podía creer. Cuatro meses y medio después de haber estado más del otro lado de la muerte ya volvía a hacer deporte, en natación, ciclismo y atletismo. Pero todo se debe en buena parte a que el organismo estaba acostumbrado al deporte, a la dieta sana y al amor de la familia y los amigos”, relató el atleta, que este domingo una vez más tomará la largada en la media maratón capitalina con el objetivo de mejorar su marca, la cual, a la fecha, está en una hora y 42 minutos.
Luego del accidente cardiaco, William, socio de una empresa especializada en construcción y diseño de redes de comunicaciones (Inteegra) y que instala fibra óptica en las principales ciudades del país y tiene un buena fuente de trabajo en el sector rural, ha corrido el Medio Ironman de Cartagena 2016 y este año disputó el Medio Ironman de Florida, EE. UU. Además corrió la maratón de Lima, Perú. Y como si fuera poco, el año pasado se fue con sus amigos e hicieron el recorrido Bogotá-Medellín en bicicleta.
William tiene corazón y alma de deportista, para una vida de logros y de pruebas de largo aliento.
JAVIER ARANA
Redactor EL TIEMPO
En Twitter: @arana_javier
Comentar