Los Olímpicos de Atlanta 1996 fueron un fracaso para Colombia. El país venía de ganar medallas consecutivas en Múnich 1972 (3), Los Ángeles 1984 (1), Seúl 1988 (1) y Barcelona 1992 (1). Colombia se fue en blanco en Atlanta. Ninguno de los 48 atletas olímpicos de hace 20 años logró algo. Cero medallas.
Se necesitó de una reingeniería, de cambiar los métodos de trabajo en Coldeportes y en el Comité Olímpicos Colombiano (COC). Fue así como nació la nueva estructura, basada en lo principal con lo que hay que contar para comenzar un nuevo camino: el material humano, y en el país hubo, hay y habrá mucho, y de buena calidad.
Ese nuevo plan estratégico dio el primer paso al focalizar las zonas deportivas con mayor influencia en el país, las partes de Colombia en las que se buscaran nuevos talentos, jóvenes deportistas que tuvieran actitudes y aptitudes para llegar lejos en la práctica del deporte.
Al Comité Olímpico Colombiano (COC) llegó la iniciativa de crear un área técnica, con personal idóneo de seguimiento a los deportistas en cada departamento, cada deporte, cada disciplina. Conocer de los deportistas sus condiciones económicas, deportivas, culturales, sociales, y mirar hacia el futuro los resultados que podían conseguir era el objetivo del plan, y se logró.
A ese seguimiento, a ese trabajo de buscar, encontrar y seleccionar a los atletas con futuro, se unieron las ciencias aplicadas, los programas de medicina, psicología y de preparación para los atletas.
La participación del Gobierno Nacional a través de Coldeportes fue clave, porque el dinero para apoyar la práctica deportiva aumentó, se les dio el trato que se merecían a los deportistas que representaban al país.
Los resultados fueron tan exitosos que hoy Coldeportes, aunque no es un ministerio, sí cuenta con las facultades que manejan esas entidades, con un presupuesto importante. Para los Olímpicos de Londres 2012, la preparación y participación de la delegación costaron 8.000 millones de pesos, dinero que aumentó a 15.000 millones para Río.
“Los deportistas se están quejando de la falta de apoyo, y creo que hay cierta imprecisión. Más que falta de apoyo, lo que digo es que el deporte colombiano tiene insuficiencia en los recursos, pero no podemos negar la voluntad política del Gobierno Nacional y los regionales. Los gobernadores y los alcaldes invierten en el deporte”, dijo el presidente del COC, Baltasar Medina.
Pero no solo es suficiente tener los recursos, hay que saberlos invertir, y uno de los primeros pasos fue la contratación de técnicos extranjeros y la capacitación de los colombianos que tenían buena proyección para manejar los deportistas de élite.
Un ejemplo claro es el boxeo, con el cubano Rafael Iznaga, o el atletismo, más exactamente el salto triple, con Caterine Ibargüen, que cuenta con Ubaldo Duany.
Los DT nacionales también han tenido cabida en el programa, y su aporte ha sido definitivo en la consecución de resultados. “Gozamos de buena salud. En las pesas, somos colombianos que aprendimos mucho de la escuela búlgara y hemos dado buenos resultados”, le dijo a EL TIEMPO Oswaldo Pinilla.
Los incentivos para entrenadores y deportistas también han sido importantes. Esta vez, como cada cuatro años, el dinero que se obtuvo por ganar una medalla subió en comparación con los juegos anteriores.
En Río, el oro pagó 165’468.960 de pesos; la plata, 96’523.560, mientras que el deportista que obtuvo un bronce percibió 68’945.400.
Los entrenadores no se quedaron atrás y ganaban el 70 por ciento de cada valor obtenido por su atleta.
El acompañamiento ha sido clave, porque los atletas o equipos con posibilidades de ganar medalla en los Juegos Olímpicos tuvieron las garantías para la preparación para llegar bien.
“Hablo de la parte médica: Ibargüen, Yuri Alvear y la selección de pesas, BMX o el boxeo, por poner ejemplos, tuvieron a un médico y a un fisioterapia de forma permanente, lo que garantizó que los deportistas seleccionados tuvieran un acompañamiento de 24 horas diarias”, precisó Juan Carlos Quiceno, coordinador del Centro de Ciencias del Deporte, de Coldeportes.
Medina afirmó que la idea de Clara Luz Roldán, directora de Coldeportes, es aumentar la cobertura de los programas de apoyo, que se doble el número de atletas, por lo que de 200 deportistas apoyados se pasaría a 400.
Los programas de apoyo a deportistas han dado sus frutos. Son 12 los atletas convencionales que pertenecen al programa Altius, en el que se apoya a los posibles medallistas olímpicos, grupo en el que están los medallistas mundiales y los atletas que ocupan del primero al cuarto lugar en sus escalafones.
Ellos reciben 4’136.724 millones de pesos al mes. Sigue el grupo élite, con 18 deportistas convencionales y medallistas de Juegos Panamericanos, o del puesto 4 al 8 en el escalafón o de los puestos 5 al 8 puestos en el ranking del año, que ganan 2’757.816 millones.
En el grupo avanzado, los deportistas ganan 2’068.362 millones al mes, y hay un escalafón de ascenso, en el que los atletas que tienen posibilidades de ganar medalla de plata o bronce en Juegos Panamericanos y oro en el Mundial (en este caso 121) ganan 1’378.908 millones. Por último, están los juveniles, medallistas mundiales u olímpicos de la categoría, que reciben 1’034.181 millones.
“También los pagos mensuales de los deportistas apoyados subirían, todo con miras a que en los Juegos de Tokio los resultados superen las expectativas y se mejore lo que se ha conseguido en Brasil”, señaló Medina.
LISANDRO RENGIFO
Enviado especial de EL TIEMPO
Río de Janeiro
