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Rizola, el DT de voleibol que vino al país por la tragedia de Chapecoense

Antonio Rizola, DT del voleibol femenino colombiano.

Antonio Rizola, DT del voleibol femenino colombiano.

Foto:Presa Suramericano de Voleibol

Ha dirigido a los equipos de Brasil que han ganado medallas olímpicas.

Lisandro Abel Rengifo
El accidente del vuelo chárter en el que viajaba el equipo de fútbol Chapecoense en noviembre del 2016 en el cerro Gordo en cercanías de La Unión, Antioquia, y en el que fallecieron la mayoría de los integrantes del plantel que iba a jugar la final de la Copa Suramericana contra Atlético Nacional, sumió en la profunda tristeza a Colombia y a Brasil.
El mundo se solidarizó con la tragedia. El público lloró a las víctimas y se alegró cuando se escucharon las noticias de las seis personas que sobrevivieron en el siniestro.
Ese terrible momento fue clave en la vida de Antonio Rizola, quien acababa de dejar su cargo de gerente de los equipos de voleibol de Brasil en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Rizola, como todos los brasileños, se conmovió con la noticia. Invadido por la tristeza con la muerte de sus compatriotas vivía paso a paso las noticias que llegaban desde Medellín, en la que el luto, las lágrimas, los lamentos y la solidaridad era comidilla diaria.
Con su familia vivió momentos difíciles, al fin y al cabo el deporte se vio afectado por ese duro momento, pero al mismo tiempo esos instantes le sirvieron para admirar la solidaridad de los colombianos. Vio cómo el país se volcó para ayudar a los familiares de los fallecidos y de los sobrevivientes en esos duros momentos.
Varias veces Rizola había sido invitado a dictar charlas en Colombia, eso le sirvió para conocer de cerca del voleibol de nuestro país. El dirigente Rafael Lloreda en muchas ocasiones le propuso trabajar por este deporte en la rama femenina del país, pero se había negado, su compromiso con Brasil era muy grande y no lo podía traicionar.

La definitiva

Ya sin algo que lo atara a esa disciplina en su Brasil tras los Olímpicos, el DT recibió una llamada de Carlos Grisales, presidente de la Federación Colombiana de Voleibol, quien le insistió en aceptar el reto de venir a ponerse al frente del seleccionado, pero no aceptó.
Antonio Rizola, DT de Colombia.

Antonio Rizola, DT de Colombia.

Foto:Prensa Suramericano de Voleibol

Es diciembre del 2016, Grisales lo volvió a llamar y sin pensarlo dos veces, le dio el sí, Rizola se decidió, era una manera de agradecerle a Colombia todo lo que hicieron luego del fatídico accidente.
“La relación entre colombianos y brasileños siempre ha sido fuerte, pero eso que pasó me llenó de confianza, me motivó, me unió más y por eso acepté el reto”, le contó Rizola a EL TIEMPO.
Hoy, cinco años después, este hombre nacido el 9 de agosto de 1958 en Itapira, cerca de Sao Paulo, ha tenido mucho que ver con la hazaña que logró el seleccionado femenino de voleibol, al clasificar por primera vez en la historia a un Mundial de mayores, lo que logró el domingo pasado, luego de derrotar a Brasil, al seleccionado que ayudó a construir, con el que ganó medallas en los Olímpicos, 3-1.
Cuando aceptó, puso una condición: La Selección la manejaría él y no aceptaba que ningún directivo metiera la mano en las convocatorias. “Le dije a Grisales que conocía los problemas del voleibol colombiano, lo he estudiado y le dije que venía si me daban autonomía de escoger las jugadoras y lo aceptaron”, recordó.
A comienzos del 2017 llegó a Bogotá y se puso el overol. Había problemas de regionalismos en el grupo. Rizola cuenta que los dirigentes hacían regalos a algunas de las integrantes del grupo y a otras no, simplemente, porque no pertenecían a la rosca.
Su primera labor fue esa, acabar tanto egoísmo, por eso pidió autoridad, la misma que le dieron. No le cabía en la cabeza que en plena concentración, en los entrenamientos y en los partidos las jugadoras no se hablaran.
El técnico brasileño es claro cuando habla de su equipo. Sabe que ha sido fundamental el trabajo que ha hecho, pero también es sincero al afirmar que no es Dios.

Foto:

“No soy la persona que construyó el voleibol de Colombia, que quede claro, yo hago parte del proceso, que comenzó en el 2011 y que se ha mantenido estos años”, aclaró.
El tema no fue fácil. Rizola advierte que el grupo casi se rompe. Había jugadoras que no se miraban a la cara, que sentían envidia y eso perjudicaba el duro y serio trabajo que tenía que hacer. Les hizo entender que ellas eran las únicas que podían sacar el proceso adelante. Que debían de querer a la camiseta, entregarse por el país y dejar atrás los problemas personales.

Muy cotizado

Antonio Rizola sabe manejar los grupos. Su experiencia, sus estudios y sus cargos así lo dicen. Muy pocas veces el deporte colombiano ha tenido la oportunidad de contar en su nómina de técnicos, con hombres de su categoría.
Es graduado en educación física en 1979. Luego hizo varias especializaciones en atletismo, fisiología del esfuerzo y en voleibol, deporte en el que se quedó. Fue jugador, pero advierte que no era de los buenos.
Antonio Rizola.

Antonio Rizola.

Foto:Prensa Suramericano de Voleibol

“No lo jugué a alto nivel, no tuve las condiciones físicas ni técnicas para ese deporte. Siempre fui flaco, pero quería estar en el voleibol”, recordó.
Por el amor que le tomó, comenzó a estudiar. Tiene tres maestrías nacionales e internacionales en entrenamiento y gestión deportiva del Comité Olímpico Internacional (COI) y pasó cursos de alto nivel. Ha sido profesor académico en gestión de espacios deportivos, recursos humanos y de técnica y entrenamiento del voleibol de varias universidades.
No se dedicó al fútbol. Dice, entre risas, que si lo hubiera hecho seguramente hoy su condición económica sería mucho mejor, pero prefirió el voleibol.
El 1973 fue un año importante y decisivo para él. Brasil comenzó una expansión en el voleibol. La idea del presidente de la federación de ese deporte era iniciar un proceso que llevara a los seleccionados a ganar las medallas de oro en los Juegos Olímpicos.
Rizola creyó en eso y arrancó a empaparse del tema. Rápidamente se metió en el cuento y fue el segundo entrenador del equipo femenino y siguió de cerca el proceso del masculino, que obtuvo el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

A mis jugadoras les digo que si alguna no piensa que puede ganar una medalla olímpica es mejor que deje de jugar voleibol.

“Es una de las charlas que dicto. A mis jugadoras les cuento lo que pasó. Les digo cómo fue que en Brasil se ilusionaron con ganar una medalla de oro y lo consiguieron. Les digo que si alguna de ellas no pensaba que podía hacer lo mismo, pues era mejor que dejara de jugar voleibol”, precisó.
Creyó en el proceso brasileño, tanto, que se hizo cargo de un grupo juvenil femenino que arrancó un camino en busca del objetivo máximo.
En el 2005, Rizola estuvo al lado de un grupo joven, serio y trabajador, al que le metió en la cabeza de que podía ganar en los Olímpicos y el sueño se hizo realidad en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Y cuatro años más tarde los resultados fueron mucho mejores. Antonio Rizola fue el mánager de los seleccionados de Brasil femenino y masculino, el primero ganó la medalla de oro en Londres y el segundo fue plata. ¿Algo más?
“Creí en eso cuando comencé a trabajar en 1976 con el voleibol. Jugadoras que trabajaron conmigo en el 2005 como juveniles ganaron el oro Olímpico en el 2008 y 2012. Ellas no pensaron que podían ganar. Es el proceso en el que está Colombia. A ellas les digo que hay que luchar por una medalla, no por una clasificación a los Olímpicos”, aseguró.
La tarea de defender esa condición en el 2016 cuando eran locales fue real. No escatimaron ningún peso para la preparación. Rizola fue el gerente de ambos seleccionados y los hombres ganaron el oro.
A él, las jugadoras, no lo consideran como un técnico, como el mánager, como la cabeza visible del equipo, sino como el segundo papá.
“El proceso en Colombia ha ido muy rápido. Cuando llegué en el 2017 dije que el ideal era ir a los Olímpicos de París 2024 y vamos por ese camino. Clave ha sido el cambio de mentalidad de las jugadoras, la rapidez del juego, el proceso y ha servido mi experiencia de muchos años, el haber sido entrenador, mánager”, declaró.
Antonio Rizola.

Antonio Rizola.

Foto:Prensa Suramericano de Voleibol de Barrancabermeja

Ha sacrificado muchas cosas, su familia, por ejemplo. Su trabajo lo absorbe, pero él lo ama. María Teresa es su esposa, con quien convive desde hace 34 años y de cuya unión hay tres hijos: Luis Felipe, Leonardo y Juliana, de 30, siempre lo ha apoyado. Ha vivido de cerca el trabajo de su esposo, a quien vio arrancar de cero con los seleccionados menores y años después consagrarse como campeón olímpico.
Sus hijos practicaron el deporte, pero fueron pocos hábiles, no se destacaron y se inclinaron por el estudio.
Antonio Rizola es un hombre que siente su profesión, que celebra cada punto como su hubiera ganado el oro olímpico. El domingo en Barrancabermeja se gozó el partidazo contra Brasil, cantó los dos himnos, vibró con cada jugada y al final pudo abrazarse con sus jugadoras, a las mismas que les dice que puede ir a París, hacer el curso e ilusionarse con ganar.
Es un hombre convencido del éxito de su trabajo, de que el amor lo puede todo y quiere darle lo mejor a Colombia, un país que le abrió las puertas, que lo acogió como un hijo más y que le enseñó que en los peores momentos hay que sacar fuerzas para superarlos, como esa horrible noche cuando la aeronave chocó contra el cerro y murieron varios de sus compatriotas, a los que lloró y a los que recuerda siempre, porque por ellos tomó una decisión de la que nunca se ha arrepentido.
Lisandro Rengifo
Redactor de EL TIEMPO
@lisandroabel
Lisandro Abel Rengifo
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