¡Volver al gol! ¡Volver a ganar! Eso clama Colombia. Que la Selección salga por fin del laberinto en el que se extravió. Que encuentre contra Perú el camino que anda buscando. Que la pelota vuelva a ser amiga. Que el gol vuelva a ser cómplice. Que el triunfo vuelva a ser compadre. Que los abrazos sean propios. Que los disgustos sean ajenos. Que Colombia gane, gane, gane.
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Ya no más empates: ya no sirven. Ya no más sequía de gol, que desespera. Ya no más lamentos. Ya Colombia quiere encontrar esos goles que se refundieron, esos goles que llevan cinco partidos atorados en la garganta. Ya Colombia quiere volver a ganar, no por orgullo sino por necesidad. Es que es urgente. Sobre todo porque ya ganó Uruguay y mandó a la Selección al repechaje.
Ganar o ganar
Colombia-Chile por eliminatoria mundialista, donde Colombia ganó 3-1 con goles de Miguel Ángel Borja y Luis Díaz, en el Estadio Metropolitano de Barranquilla.
Vanexa Romero/El Tiempo
Hoy ya no sirven las buenas intenciones ni las excusas: que es que se hizo todo pero no se pudo, que es que se pateó una, dos, mil veces y la pelota rebelde no entró, que es que el arquero no dejó, que es que el travesaño se atravesó, que es que la mala suerte y el árbitro, el clima y los periodistas... Ya Colombia no quiere disculpas, quiere goles. No es imposible. No es pedir mucho. Para eso están los que saben. No son ningunos aprendices. Están los curtidos, los que son goleadores. Están Falcao, Borja, Borré, Díaz, Cuadrado, ¡James! ¿Cómo no va a entrar la pelota?
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Ya Rueda está cansado de explicar porque es que el gol se niega. Ya no encuentra razones. Partido a partido invoca la memoria y la confianza. No tiene más tiempo para hacer algún milagro. Por eso deposita su esperanza en sus guerreros, los que deben defender sus conceptos en el área.
Rafael Santos Borré, uno de los hombres de ataque, se llena de confianza. “Nos jugamos mucho. El equipo necesita en este momento ganar, pero teniendo tranquilidad. Confiamos en el grupo, en los jugadores llamados. Tenemos riqueza y vamos a estar en casa, esperamos sacar el fútbol que le conocemos a la Selección”, dijo.
La presión del triunfoHay presión. Hay tensión. Y es tanta, que el técnico Rueda le habló duro a la prensa. Como quien se sacude, como quien se reinventa, como quien grita sin gritar. Su discurso pasó de la prudencia a la acción, de la estrategia a la furia, y no está mal, es un sacudón necesario, una reacción de los que quieren reivindicación, de los que quieren cortar este círculo vicioso del no gol.
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Pero ese enérgico discurso debe trasladarse a la cancha, allí donde los jugadores responden por sus actos. Allí donde no sirven los buenos intentos sino las buenas decisiones. La precisión. Rueda necesita que el equipo se sacuda como él lo hizo, y afine y anote y gane.
Es que ir al Mundial depende mucho de este partido, de esta victoria. No ganar sería comprometer el boleto. Ganar, por el contrario, sería alimentar el sueño. Como rugió Falcao: “Sueño con poder estar en Catar, pero primero tenemos que conseguir el boleto. Tenemos que hacer la tarea, primero los partidos contra Perú y Argentina. Los partidos que restan son cuatro finales”.
Así que llegó la hora de gritar de nuevo gol, de volver a sentir los abrazos, de improvisar una coreografía, un bailecito, de ir a abrazar todos juntos a Rueda y que bailen con él. Que haya en Barranquilla el carnaval que por ahora no hay: que Colombia vuelva a ganar.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET
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