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Opinión: ¿Dónde hay otro Gustavo Alfaro...?

James no está pudiendo sostener su cartel con rendimiento. Y le empieza a jugar en contra.

Jorge Barraza
Afortunadamente, no hay fechas de eliminatoria en diciembre. Hubiese sido traumático (y altamente riesgoso) para Colombia recibir a Brasil y visitar a Paraguay un mes después de las cruentas golpizas de Uruguay y Ecuador. No están dadas las condiciones. Marzo es un respiro, se puede barajar y dar de nuevo.
Igual, estos cuatro meses y monedas pueden bajar la hinchazón, pero no eliminarán la dolencia. Carlos Queiroz, según voces extraoficiales de la propia federación, está fuera de Colombia. Falta el acto administrativo de su despido. Es lógico, fracasó. Lo de “vamos a seguir trabajando” no tiene sentido; está claro que ya no puede modificar nada. No funcionó y punto. Lo llamativo: ningún jugador sacó la cara por él.
Igual, su salida no descomprime el tema. Ni el cambio de técnico garantiza la clasificación al Mundial. La situación es seria desde el momento en que Colombia juega muy mal y nadie se atreve a responsabilizar al director técnico.
Todos sabemos que tiene su parte de culpa, claro, un equipo desmoralizado, perdido en la cancha es falla del comandante. Pero también somos conscientes de que no es el único culpable.
Su designación tampoco es culpa real de la dirigencia. Entre muchos nombres eligió a Queiroz por sus impecables credenciales, un hombre que venía de dirigir varias selecciones, al Real Madrid, de ser primer entrenador del Manchester United, de clasificar a tres mundiales. O sea, no estaba mal apuntado. Se pensó en dar un salto de calidad respecto del criollismo y el paternalismo de Pékerman. Algo supuestamente más científico y desarrollado. Fue un fiasco. Pero si no resultó o si es un poco más defensivo de lo que nos apetece, son cinco centavos aparte, el currículum era impactante. Y los dirigentes le brindaron todo, a él y al plantel, para que desarrollaran su tarea en óptimas condiciones.
Ahora, una vez procesado el fallo del técnico, se empieza a percibir un problema adicional: los jugadores. El latiguillo de que hay ‘un plantel riquísimo’ no es real. Hay material, aunque no la abundancia que el imaginario popular supone. Pero ellos seguirán, el único que sale es Queiroz.
Es como si tenemos un problema con el agua caliente y cambiamos los caños del agua fría. En fútbol es así.
Antes de iniciarse este premundial sostuvimos que, por tradición, importancia del medio y cantidad de jugadores en el exterior, Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia eran lógicos aspirantes a un cupo. Pero jugar en Europa no es garantía automática de éxito, hay que demostrar. El futbolista colombiano de auténtico nivel en la élite europea, que lleva 12 temporadas allá, milita en un club poderoso, es titular y suele destacar es Juan Guillermo Cuadrado. Ha disputado 40, 45, 29, 23, 45 partidos en los últimos cinco años en Juventus, un equipo de punta, con amplísima nómina. Ha compartido con Pogba, Dani Alves, Dybala, Cristiano Ronaldo, Bonucci, Pjanic, Danilo, tantos… Y siempre juega. Tuvo de técnicos a Allegri, a Sarri y ahora a Pirlo, todos contaron con él. No es que sea una luminaria en Europa, sí una figura del multicampeón italiano. Fuera de Cuadrado, ¿quién puede decir lo mismo…? Y más allá de sus méritos está su carácter, su amor propio. Aun jugando mal, si hubiese diez Cuadrados, ningún partido se pierde 6 a 1. Ni ahí.
Otros elementos con buenas prestaciones son Dávinson Sánchez, Duván Zapata, David Ospina, Barrios, Luis Díaz. Acaso Muriel. No son tantos. Y James… James no está pudiendo sostener su cartel con rendimiento. Y le empieza a jugar en contra.
Decir ‘hay que sacar a todos estos jugadores’ suena muy revolucionario, pero ¿a quién llamar? ¿Cuáles son las nuevas figuras emergentes que están golpeando las puertas de la Selección…? Nos hablan de Duvan Vergara, lo vimos jugar en la final del América ante Junior, muy bueno. Pero es uno, ¿cuál más…? ¿Y ahora, en medio de la competencia, hacer un recambio…? Los recambios llevan tiempo porque el jugador nuevo no puede llegar y resolver los problemas. Debe adaptarse primero, convencer, afianzarse y luego empezar a rendir. Cuesta ‘hacer’ un jugador de selección.
El problema dirigencial no es haber contratado a Queiroz, es otro, está en los clubes. Por lo mismo que no hay figuración en la Copa Libertadores: no hay un interés formador. Se está esperando que surja algún chico con condiciones para hacer caja. Y así es difícil consolidar talentos que luego podrían abastecer a la selección nacional.
No debe temerse a cambiar de caballo en medio del río. Hay cien ejemplos de que los cambios resultaron beneficiosos. Pékerman, sin ir muy allá, cuando entró por Leonel Álvarez; Hansi Flick, en Bayern Múnich, asumió tras una goleada de 1-5 ante el Eintracht Frankfurt y lo transformó en una máquina de gloria; Simeone tomó al Atlético de Madrid casi en zona de descenso y empobrecido y lo convirtió en un grande de Europa.
Colombia está séptimo, es una situación compleja, aunque totalmente reversible gracias a que los otros resultados ayudaron: el quinto está a dos puntos y faltan disputarse 42. Lo que no se puede es fallar en el perfil del nuevo conductor. Se necesita un técnico joven, que esté buscando un desafío, cuyo perfil sea FÚTBOL OFENSIVO, INTENSIDAD FÍSICA Y MUCHO TRABAJO. Alguien que con ideas tácticas logre reemplazar la falta de creatividad en tres cuartos de cancha. Colombia no genera situaciones de gol y así es difícil ganar. Un postulante que demuestre entusiasmo por asumir y lo tome como el reto de su carrera, para luego poder contagiar a la tropa. Y con autoridad para elegir los jugadores que desee. Una especie de Gustavo Alfaro, de rendimiento inmediato: llegó y revolucionó el medio en Ecuador metiéndose en cuerpo y alma en la selección ecuatoriana. “Cuando compartimos en Caracol con Alfaro, durante el Mundial de Sudáfrica, ya uno lo veía seis o siete horas antes analizando el partido que comentaría por la tarde, es muy estudioso”, cuenta Diego Rueda.
Es muy importante que, en el contrato de rescisión, la Federación le pida a Queiroz un informe confidencial de rendimiento y comportamiento del plantel hasta su último día de trabajo. Todo técnico saliente debe dejarlo para utilidad de su sucesor. Sobre todo cuando este tomará el equipo a mitad del camino.
“Cuando las cosas no van bien necesitas líderes”, declaró Franz Beckenbauer el jueves en el diario Bild a raíz del 0-6 de Alemania ante España. Buen punto: ¿Colombia tiene líderes…? Por último, hay jugadores que no pueden estar más por el nombre. Colombia no necesita famosos, precisa hombres que le den soluciones futbolísticas. Y en este momento, especialmente, que jueguen, pero que además corran, traben, luchen y dejen la piel por la camiseta. Jugando, no declarando.
Último tango...
JORGE BARRAZA
Para EL TIEMPO
En Twitter: @JorgeBarrazaOK 
Jorge Barraza
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