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Fútbol Internacional

Junior no pudo sacar ventaja: empató 1-1 la ida contra Paranaense

Acción d ejuego entre Junior y Paranaense.

Acción d ejuego entre Junior y Paranaense.

Foto:Guillermo González / EL TIEMPO

Pablo abrió el marcador para los brasileños; González empató. La serie se definirá en Brasil.

El penalti definitivo, 3, 4 pasos, la carrera lenta, la mirada a la pelota, al arco, al arquero, de nuevo a la pelota, el impacto violento, el remate con furia, la pierna derecha con pólvora, la pelota como un cohete, su viaje fugaz, como si dejara chispas en su trayectoria, su movimiento ligero hacia arriba, su estallido en el travesaño, el sonido del golpe en la madera más fuerte que el grito de desconsuelo de todo el Metropolitano, el arco que tiembla, que sigue temblando, el grito rabioso del ejecutor Rafael Pérez, el desconsuelo, la desazón, las manos a la cabeza, 72 minutos, el 1-1 entre Junior y Paranaense que se mantiene, la opción de la victoria desperdiciada en la ida de la final de la Copa Suramericana, y una serie abierta.
El penalti definitivo, 3, 4 pasos, la carrera lenta, la mirada a la pelota, al arco, al arquero, de nuevo a la pelota, el impacto violento, el remate con furia, la pierna derecha con pólvora, la pelota como un cohete, su viaje fugaz, como si dejara chispas en su trayectoria, su movimiento ligero hacia arriba, su estallido en el travesaño, el sonido del golpe en la madera más fuerte que el grito de desconsuelo de todo el Metropolitano, el arco que tiembla, que sigue temblando, el grito rabioso del ejecutor Rafael Pérez, el desconsuelo, la desazón, las manos a la cabeza, 72 minutos, el 1-1 entre Junior y Paranaense que se mantiene, la opción de la victoria desperdiciada en la ida de la final de la Copa Suramericana, y una serie abierta.
La victoria se le resbaló de las manos al Junior. La trabajó, la luchó, la tejió paso a paso y se enredó con su propia lana. Enfrentó a un rival que no parece brasileño. Que no danza en la cancha, que no da espectáculo ni tiene jogo bonito, que se defiende y contragolpea con tesón, que es peligroso justamente por eso, porque en cualquier momento liquida, porque es un rival que, pese a todo, es de Brasil, así no parezca, y por eso es de cuidado, y por eso el drama en el que quedó Junior con el pitazo final cuando esos rostros fatigados en la cancha dibujaron la cara de la incertidumbre, con los brazos caídos, con los ánimos vueltos polvo. Entonces supieron que no hay de otra, que les toca recoger la valentía y empacarla en las maletas para ir a Brasil, para ir a pelear fuera del fortín, de su estadio, lejos de su gente, de su temperatura, para intentar el triunfo afuera, en el temible suelo brasileño, así Paranaense no juegue como brasileño.
Junior hizo casi todo lo necesario para ganar: apeló a su orden atrás y a su picardía adelante, anuló a su rival, se entretuvo con la pelota, no la prestó, ataco por el centro, por las bandas, tiró centros, tiró pelotazos, buscó con insistencia a Luis Díaz para que él inventara una acrobacia con gol, y Díaz inventó las acrobacias pero sin gol, y Junior no desfalleció, y tocó y tocó, y creó tiros de esquina, y mandó a sus laterales a la línea del frente, y sus volantes de destrucción marcaron el ritmo con sus pases profundos, y le faltó al portero Viera ir a buscar un cabezazo milagroso, y con todo y eso, Junior no pudo pasar del empate 1-1.
El Metropolitano estuvo repleto, imponente e impaciente, y la afición arrancó el partido como si anticipara el carnaval, pero fue entrando en un mutismo tedioso, el de los nervios y la angustia, el que anticipa malos presagios, porque el gol no llegaba. Es que era de esos partidos en los que un descuido podía echar por la borda toda la estrategia, al fin y al cabo en frente había un rival brasileño, y a los brasileños, incluso a este batallador Paranaense, no se les puede dejar con vida en una serie de ida y vuelta.
En esa primera parte la afición solo pudo entusiasmarse con un remate. Fue cuando Díaz, en una de sus cabalgatas intrépidas penetró en el área, armó la jugada que él mismo culminó, de esas jugadas en las que le faltó tirar el centro e ir a rematarlo; cuando la pelota le llegó, estaba de espaldas al arco, así que la hizo descansar en la rodilla y remató de media vuelta, arriba, pero no tan arriba; afuera, pero no tan afuera, cerquita pero en todo caso no tan cerquita. Un falso grito de gol recorrió las tribunas.
Pero no fue sino que arrancara el segundo tiempo para que el rival se entusiasmara, y fue y buscó un cabezazo que casi termina adentro, pero Junior no se salvó del todo, porque ese cabezazo fue solo un anticipo, cuatro minutos después el delantero Pablo recibió un pase al vacío, el pase que llevaba esperando todo el partido, y llegó a la pelota con furia y con velocidad y remató en el momento justo, y la pelota fue adentro para hacer del Metropolitano un estadio sin alma, sin corazón, sin fuerzas.
Pero ese gol despertó al tiburón, le hizo oler a sangre para ir por su presa, y allá fue, al área rival, y la pelota no quería tocar ese mar verde, donde el tiburón la miraba sobrevolar, hasta que cayó y el que la encontró fue Yony González, de media vuelta, y la pelota picó y fue a la red, y ese estadio volvió a ser un mar de aguas turbias, y se prendieron las bengalas y los cánticos, y Junior tomó un segundo aire.
Fue cuando llegó la falta en el área. El penalti claro. La alegría costeña. La confianza en la cancha. Un experto con la pelota en las manos. La ilusión de la victoria en el juego de ida. 72 minutos y el disparo que casi tumba el arco y que no fue gol. A Junior se le resbaló la victoria en su casa y ahora tiene que ir por su gesta a Brasil.
Síntesis
1. Junior: Sebastián Viera; Marlon Piedrahita, Jefferson Gómez, Rafael Pérez, Germán Gutiérrez; Víctor Cantillo, Luis Narváez (m.83, Sebastián Hernández), James Sánchez (m.70, Daniel Moreno), Jarlan Barrera; Yony González (m.67, Luis Carlos Ruiz) y Luis Díaz. Entrenador: Julio Comesaña.
1. Atlético Paranaense: Santos; Jonathan, Thiago Heleno, Léo Pereira, Renan Lodi; Bruno Guimarães, Lucho González (m.86, Marcinho), Nikao, Raphael Veiga (m.77, Wellington), Marcelo Cirino, y Pablo (m.60, Roni). Entrenador: Tiago Nunes.
Goles: 0-1, m.50: Pablo. 1-1, m.52: Yony González.
Árbitro: El peruano Diego Haro amonestó Léo Pereira, Rafael Pérez, Bruno y Thiago Heleno.
Detalle: Rafael Pérez falló penalti en el minuto 27 del segundo tiempo.
Asistencia: 38.094 espectadores.
Taquilla: $ 1.618’663.000.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET
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