El entrenador español del París Saint-Germain, Unai Emery, no encuentra la receta vencedora en un equipo francés que en las siete primeras jornadas del campeonato ha cosechado ya dos derrotas, tantas como en toda la pasada temporada.
El técnico vasco se enfrenta a la comparación con una brillante temporada, la que firmaron los hombres de Laurent Blanc para sumar todos los títulos nacionales.
Un listón muy alto que debe superar Emery, quien además sabe que el propietario catarí de la entidad está más interesado en los resultados del equipo en la Liga de Campeones que en lo que suceda en los trofeos domésticos.
Además de haber perdido la facilidad con la que se imponía en la pasada campaña, Emery tiene que afrontar la patata caliente que supone la gestión del caso "Ben Arfa".
El jugador francés, que llegó al PSG como el fichaje estrella del verano, tras haber completado un brillante año con el Niza, no parece entrar por el momento en los planes del técnico español, que le ha dejado fuera de la convocatoria en los cuatro últimos partidos.
No es la primera vez que el jugador francés tiene problemas con sus entrenadores, que a menudo le han descrito como un futbolista poco comprometido en los entrenamientos y con el equipo, lo que le valió quedarse fuera de la pasada Eurocopa.
Pero Ben Arfa es un futbolista muy querido en el país, lo que supone a Emery una fuerte suplementaria de tensión que podrá barajar en positivo si los resultados le sonríen pero que pueden perjudicarle si el equipo no encuentra el camino de la victoria.
Por el momento, el tratamiento de choque aplicado por el entrenador con la estrella parece haber dado algún fruto. Si tras sus tres primeras exclusiones de la lista oficial el jugador había reaccionado de forma brusca, quejándose a través de su entorno de una situación que consideraba injusta, su actitud cambió ayer, tras quedarse fuera del grupo por cuarta vez.
El futbolista acudió a entrenarse en solitario al centro de preparación del PSG a las afueras de la capital y posteriormente envió un mensaje a través de una red social: "Acepto le reto. París no se construye en un día. Decidido".
Fue su primera reacción desde que saltó a la luz las diferencias que mantiene con Emery y va en el sentido de limar asperezas. El duelo de Liga de Campeones contra el Ludogorets de la semana próxima puede ser un buen termómetro para conocer si Emery ha logrado domesticar el difícil carácter del futbolista.
Mientras, el entrenador está viendo como el hombre que debía ser el principal estilete de su ataque tras la salida del sueco Zlatan Ibrahimovic no tiene el rendimiento esperado. El uruguayo Edison Cavani ha encontrado al fin el puesto de delantero centro que reclamaba en el PSG y del que el escandinavo le privaba.
Pese a los seis goles marcados en las siete primeras jornadas del campeonato, Cavani no ha brillado en los encuentros más complicados del equipo, esos en los que Ibra solía aparecer para desatascar la situación.
Las críticas al rendimiento de Cavani comienzan a aparecer en los diarios y amenazan con convertirse en otra fuente de preocupación para el entrenador vasco. También en ese punto Emery afronta la comparación con Blanc, que manejó con mano suave los asuntos calientes que aparecieron en su vestuario lleno de estrellas durante años.
Por el momento, el entrenador español sigue gozando del periodo de gracia que merece todo técnico que acaba de llegar. Pero el nivel de exigencia le colocará pronto frente a situaciones complejas.
EFE
