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Barcelona -Real Madrid, el clásico global (Opinión)

La diferencia de estilos aumenta el interés y arrastra multitudes detrás de uno y otro bando.

La grandeza de los clubes y la luz de los protagonistas lo convirtieron en tradición, el recelo político y regional le impregnó rivalidad, y una serie de circunstancias modernas lo tornaron el clásico del mundo: Barcelona-Real Madrid, la cita deportiva del planeta en nuestros días, vuelve este domingo. Nadie es indeferente a este choque de trenes y todos toman partido por uno y otro, en América, en Asia, en África, mismo en Europa, los ojos futboleros se posarán en el Camp Nou. Lo máximo que se puede ver en fútbol estará allí. Hasta la diferencia de estilos aumenta el interés del enfrentamiento y arrastra multitudes detrás de uno y otro bando: el juego artístico del Barsa, la bravura del Madrid, la clase versus la rebeldía, el talento frente a la altivez, la estética contra la practicidad.
Desde comienzos de los años 50 el fútbol español capta las grandes figuras internacionales. Y desde el enconado tironeo entre ambos por Di Stéfano en 1953, ha sido una carrera de dos en busca de los mejores jugadores del mundo. Eso le ha dado un brillo que otros clásicos nacionales no tienen. Así desfilaron por Madrid o Cataluña fenómenos como Kubala, Puskas, Gento, Cruyff, Maradona, Stoichkov, Michael Laudrup, Hugo Sánchez, Romario, Raúl, Eto’o, Ronaldo, Zidane, Roberto Carlos, Ronaldinho, Puyol, Xavi, Casillas, Sergio Ramos… Y junto a ellos, decenas de otros cracks arribados de todas partes. Hasta llegar a Messi y Cristiano Ronaldo, quienes con su silenciosa pero encarnizada pulseada personal elevaron el duelo a una dimensión aún más colosal.
No siempre fue así. El mismo Di Stéfano lo decía a menudo: “Nuestro clásico era con el Atlético de Madrid, no con el Barcelona”. Hablaba de los años 50 y principios de los 60. Porque el Atlético tenía unos equipazos también y se fajaban con todo. Incluso por popularidad, repercusión y poderío, el clásico planetario pudo haber sido otro: Inter-Milan, Liverpool-Manchester United o Boca-River, pero una serie de factores conjugados determinaron otra cosa. Primero, la gran explosión del Barsa-Madrid coincidió con la globalización. Al nacer la era de la comunicación, de la información y de la conectividad, el fútbol mejor posicionado fue el español. Sigue siendo. Y el universo entero puede ver sus partidos.
España ganó consecutivamente Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012; ha sido campeón olímpico en 1992; campeón mundial Sub-20 en 1999; cuatro veces subcampeón Sub-17 en los últimos años; coronado europeo Sub-21 de 2011 y 2013. Sin contar la catarata de triunfos a nivel de clubes. No hay duda posible: es el medio más potente y exitoso. Para alcanzar estas conquistas surgieron cantidades de talentos, muchos de los cuales fueron a recalar al Barsa o al Madrid. Y los que no eran españoles fueron contratados. Para los actores del juego, España es Hollywood.
El auge de la televisación del fútbol, la mediatización, las redes sociales, los memes, todo coincidió con el ascenso del fútbol español y confluyó para que Real Madrid-Barcelona, o viceversa, se transformara en una cita futbolística universal. En el anterior enfrentamiento, el 23 de diciembre, 650 millones de espectadores globales vieron por TV el triunfo del Barsa por 3-0 en el Bernabéu: ¿Cuántos serán hoy…? ¿Cuántos millones de mensajes se enviarán por WhatsApp relacionados con el partido…?
También es preciso que los dos rivales sean poderosos, no uno solo. Por ello confluyó que en ese período apareciera el Barcelona de Guardiola, acaso la máxima expresión futbolística de la historia, y el galacticismo del Real Madrid, fichando jugadores de nivel Balón de Oro como Zidane, Beckham, Kaká, Ronaldo Fenómeno, Cristiano... Aunque el Barsa no se quedó atrás con Ronaldinho, Ibrahimovic, Neymar, Luis Suárez…
Y en ese marco de luminarias y fútbol espectáculo, apareció Messi… Que cambió la parábola del clásico, cortó la preeminencia blanca e impuso la azulgrana. En la Era Messi el Barsa conquistó 32 títulos, entre ellos 9 ligas, 6 Copas del Rey y 4 Champions. Además, el club catalán ganó 17 clásicos contra 14 del Madrid. Y Leo se transformó en el jugador que más goles le convirtió al Madrid en toda su historia: 25. También se dieron algunas goleadas y bailes históricos a favor de los culés como el 5-0, el 6-2, el 4-0, el 4-3, el 3-0… Los últimos cuatro, a domicilio.
Justamente para contrarrestar a Messi, el Madrid fichó a Cristiano Ronaldo. Y le dio resultado: entre sus goles adelante y el liderazgo de Sergio Ramos atrás, ganó dos Ligas, 2 Copas del Rey, tres Champions, que pueden ser cuatro en veinte días más.
El encuentro de hoy (238 del historial) está enmarcado en una coyuntura casi extraña: que ha falta de cuatro jornadas no se juegue por nada. El Barsa ya es campeón, se coronó con mucha antelación y el Madrid llega relajado porque su meta no está en la Liga sino en lograr su tercera Champions consecutiva frente al Liverpool dentro de tres semanas. Eso descafeinó un poco el clásico, sin embargo la lucha está garantizada, será titánica igual porque está en juego el orgullo, el honor.
Barcelona ganó el campeonato invicto en 34 partidos, no querrá perder ese rótulo justo en este. Tiene el reto de terminar un torneo completo de 38 fechas sin derrotas, algo que nadie consiguió en España. Y para darle más brillo, intentará un triunfo grande, lucido, a lo Barcelona. El Madrid no puede ir a entregar su piel en Cataluña, eso nunca. Dejará el alma para romperle el invicto y el festejo a su eterno rival y refregárselo: “Ganaste la Liga, pero eres menos que nosotros”. Un triunfo del Madrid de verdad amargaría la temporada del Barsa, aunque este haya logrado el doblete, que antiguamente era considerado algo extraordinario, ahora está un tanto minimizado porque todos apuntan a Europa.
Algunos medios deslizaron en la semana que Zidane alinearía suplentes para dar descanso a los titulares, pero es un riesgo altísimo, ¿y si recibe una paliza histórica…? La que está en juego es la camiseta, el sentimiento de millones de merengues, ni Zidane ni nadie puede jugar con eso.
Lo mismo sucede con Messi y Cristiano. Leo intentará mantener la ventaja en la tabla de artilleros que le dé su quinto Pichichi, que lo igualará con Di Stéfano, Quini y Hugo Sánchez. Además, está primero también en la Bota de Oro europea. Y buscará aumentar su récord ante el Madrid. Cristiano no querrá asistir a un banquete de su duro competidor y él comer las migajas. No hay altruismo en los clásicos, las desgracias del otro son alegrías propias. Va a haber fotos, apretones de manos y sonrisas hasta el pitazo inicial, después saltarán chispas.
Último tango...
JORGE BARRAZA
Para EL TIEMPO
En Twitter: @JorgeBarrazaOK
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