El fútbol celebra la final de la Libertadores entre Boca y River, que este domingo vivió su primer larguísimo juego de la final. Un partido de 48 horas por el diluvio que cayó el sábado sobre Buenos Aires hasta el aplazamiento y el emotivo 2-2 dominical en La Bombonera. El fútbol es raro: River jugó mejor y fue más en el primer tiempo, pero se fue al descanso perdiendo 2-1 . Y cuando Boca tenía el control del juego, River empató 2-2.
Luego el partido cayó. Franco Armani, el portero de River ‘cuasi paisa’ para los hinchas de Nacional, pasó de villano a héroe en dos jugadas: se comió el primero de Boca como cualquier principiante e hizo la tapada del juego en el último minuto, con un achique gigante. ¡Qué paradoja exacta! Él salvó el empate y él también empató.
Decía que el fútbol celebra la final Boca-River de la Libertadores, pero es la industria del fútbol la que se frota las manos. No es para menos. Suramérica encuentra su Real Madrid-Barcelona a escala en cancha encharcada, en pasillos bajo las gradas para los equipos calienten allí con canecas recogiendo el agua de las goteras. Al ‘superclásico mundial’ español le apareció la final del mundo. Bueno, la ‘final del tercer mundo...’.
La industria sabe que a pesar del romanticismo hay que hacer estadios de primer nivel. No se espanten, pero eso de tumbar La Bombonera, el Monumental y de ahí para abajo está cerca para levantar unos estadios nuevos con toda la magia, el simbolismo y la comodidad del siglo XXI. Es una obligación. ¡Que más magia y simbolismo que Wembley, la cuna del fútbol, y lo tumbaron para hacer un nuevo coliseo generación 2.1!
Decía que el fútbol y su industria de entretenimiento está feliz con la final de la Libertadores Boca-River precisamente porque son Boca y River, dos grandes, dos grandísimos. No es Independiente del Valle, no es Lanús, no es Tigres, no es Caldas...
Que de vez en cuando gane un chico, como lo hizo el Caldas, también es necesario para la industria, pues es la telenovela mexicana en la que la trabajadora doméstica se casa con el ricachón. ¡La fantasía de la Cenicienta! El drama vale. Pero son los grandes el alma de los torneos, de las ligas y de la industria. No se equivoquen. Miren el hoy de la Liga local: Tolima, Equidad, Bucaramanga, Rionegro, Caldas... Nivelados por lo bajo, porque los grandes se hicieron chicos y no al revés. Y en los cuartos de final no están Nacional –¡Autuori es el primer técnico superestelar que debuta eliminado y contra el colero –, ni Millonarios ni América; los tres más grandes de Colombia. Ojalá la final de esta Liga tenga a Junior o a Santa Fe...
La industria del fútbol, y el fútbol mismo, necesita a los grandes como River, como Boca...
Meluk le cuenta…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta
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