El mejor futbolista colombiano de los últimos tiempos, el único megacrac con el que cuenta la Selección es un suplente en el primer mundo del balompié. Peor aún: hoy es el cuarto o el quinto reserva, el suplente del suplente. Mala vaina.
James Rodríguez ha vuelto al Real Madrid, como el entrenador Zinedine Zidane. Ambos se habían largado del equipo más grande y legendario del fútbol mundial y están de vuelta empujados por una vorágine de causas y azares. Se fueron distanciados, y ahora tienen que demostrar su madurez y profesionalismo: Zidane, como jefe de personal; James, como trabajador.
Es bien sabido que Zidane esperaba tener un equipo sin Bale ni James, pero con Pogba. Pues ha empezado la temporada sin Pogba y con Bale y James. “Yo me conformo con lo que tengo. Es lo que tenemos. Son los jugadores que están aquí”, dijo apenas el viernes, en la víspera de empezar la Liga de España, que cierra su libro de transferencias el próximo 2 de septiembre. Aún quedan 14 días de posibles cambios y segura especulación.

James Rodríguez fue suplente en la victoria 3-1 del Real Madrid contra Celta de Vigo.
Archivo EL TIEMPO
A diferencia de hace cinco años, cuando llegó como goleador del Mundial y siendo la segunda contratación más cara del Madrid hasta ese momento de su historia (¡80 millones de euros!), James regresó aparentemente obligado por las circunstancias, con una rescisión de contrato a la mitad o menos de ese precio y con la idea esparcida de que nadie lo quería ni a precio de oferta. Bueno, a excepción de Ancelotti en el Nápoles.
¿Pero esa idea es tan así de real? James no ha hablado. Por ahora, lo único contundente lo dijo su exesposa, Daniela Ospina, mi compañera de panel en el programa radial VBar, quien afirmó hace un par de meses: “Yo creo que James quiere quedarse en Madrid. Ahí tiene su casa. Él tiene una vida hecha allí”. Luego, el padrastro del jugador, Juan Carlos Restrepo, dijo lo mismo: “Él ya conoce Madrid y tiene casa allá”, cuando apareció en los titulares de prensa un supuesto interés del Atlético de Madrid; atención que nunca fue confirmado ni negado oficialmente por ese club. Quizás fue más una maniobra del magnate Jorge Mendes, su empresario.
Lo dicho por ambos coincide con lo declarado en su momento por Karl-Heinz Rummenigge, presidente del Bayern Múnich: “Estaba conmigo y me dijo en una conversación personal que le pedía al club no hacer uso de la opción de compra”; la declaración fue publicada por Sport Bild.

James Rodríguez, volante colombiano.
AFP
James así lo quiso. Sigue en el Real Madrid, la flor y nata, el equipo que ya conocía, en el que están amigos y compañeros, ¡y con el que tiene firmado un contrato vigente por dos años más con un salario anual de 7,5 millones de euros! Y, además, pues allá está su casa…
Al parecer, James ha vuelto al Real porque lo quiere. Ahora: el mejor futbolista colombiano de los últimos tiempos es hoy el suplente del suplente porque le toca remar desde atrás para demostrar el crac que es.
En medio de la fácil especulación, sobresale la seriedad y rigurosidad de El País de Madrid, diario guía y ejemplo de Iberoamérica, que, en artículo firmado por David Álvarez, afirmó el viernes pasado con declaraciones citadas a fuentes del club, que las relaciones entre el DT y el jugador “terminaron muy mal en su momento, pues a Zidane no le gustaba la manera de contemplar el fútbol ni la vida de James, y aquella impresión seguía: Zidane empezó a mirarlo de reojo al principio, pero el cambio en el técnico empezó a obrarse a partir de la dedicación del colombiano. Las dos semanas de James dentro y fuera de los campos de entrenamientos han sido sencillamente perfectas”, dicen.

James Rodríguez, volante colombiano.
Real Madrid
James está en Madrid porque lo quiere y es un suplente que tiene de demostrar ser el crac y el profesional que es en cada entrenamiento, en cada pelota de práctica, en cada minuto de juego que pueda recibir, para volver a ser titular. Así le toca…
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GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta