Mauricio Pochettino, el técnico argentino del Tottenham, creía que la remontada frente al Ajax era posible, tras haber perdido 0-1 en casa en el partido de ida de la semifinal de la Liga de Campeones.
Y explicó su pálpito recordando un partido en el que él, como futbolista, y sus compañeros del Newell's Old Boys, de Rosario, parecían tener todo en contra. Jugaban contra el América de Cali la semifinal de la Copa Libertadores.
Era el 3 de junio de 1992 y los Diablos Rojos aún eran un equipo poderoso con Jorge Bermúdez, Freddy Rincón, Leonel Álvarez y 'Pitufo' de Ávila en la cancha. Diego Umaña estaba en el banco como director técnico.
Pochettino recordó que el ambiente para ese partido era totalmente en contra, tras haber empatado en el juego de ida 1-1, en Rosario.
"Fue una locura. Nadie creía en nosotros. América era el favorito y todo estaba preparado para ellos. Llegando al estadio, parecía una jungla, no se podía ver por las piedras", recordó el DT.
"Para entrar a la cancha teníamos que pasar por un enorme túnel de plástico. A un compañero le lanzaron una pila y le rompieron la cabeza. Tuvimos que esperar a que lo suturaran antes de jugar una semifinal", agregó Pochettino, citado por el diario Daily Mail.
Pochettino recordó otro episodio antes de esa semifinal, el día anterior al juego, cuando fueron a hacer el reconocimiento de la cancha del estadio Pascual Guerrero.
"Estábamos practicando penaltis. Detrás del arco se veía una colina con una estatua de Cristo en la cima (el Cerro de las Tres Cruces). Cuando lo vi, me dije 'Uy, y si mañana me toca patear uno...'.
Efectivamente, ese desempate fue el más largo de la historia de la Libertadores. El siguiente remate al de Pochettino lo falló Jorge Bermúdez, y al final, Newell's clasificó a la final tras imponerse 11-10.
"Ese juego de Libertadores muestra que es posible si juegas con valentía y con una mentalidad ganadora", concluyó Pochettino.
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